ADN del crimen: un cuerpo dentro de una valija, la señal que marcó la llegada a la Argentina de los asesinos de la mafia china
Desde diciembre de 2007 se registraron, al menos, 83 homicidios vinculados con las triadas
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En diciembre de 2007, un vecino que regresaba de hacer una actividad aeróbica en Parque Centenario encontró una valija abandonada en Camargo al 100. Entonces, avisó al uniformado que custodiaba la zona. Cuando el efectivo de la comisaría 27a. de la Policía Federal abrió la valija encontró un cuerpo hecho un ovillo. Del cadáver se destacaban los brazos tatuados y sus rasgos orientales. Fue uno de los primeros homicidios de una serie de asesinatos concretados por la mafia china en la Argentina. La cabeza de la víctima estaba cubierta con una bolsa transparente y la manga de una remera, que los asesinos utilizaron como lazo de ahorque, rodeaba el cuello. Otro detalle que se destacaba entre el cuerpo hecho ovillo dentro de la valija, era el tatuaje de un águila con las alas desplegadas, en posición de ataque.
El 19 de diciembre de 2007, a las 21.24, una mujer que se presentó en la mencionada seccional como familiar de la víctima, reconoció a su primo y lo identificó como Zhang Qinxiong, de 31 años. La mujer también aportó el número de su teléfono celular que terminaba en 55218.
Ante los policías, la familiar de la víctima afirmó que no hablaba con su primo desde junio de ese año, que no conocía su ocupación aunque sabía que no tenía un trabajo fijo.
A pesar que la Justicia realizó una serie de allanamientos en domicilios pertenecientes a los ciudadanos chinos que estaban relacionados con la víctima, y que desde el juzgado se tomaron numerosas medidas para esclarecer el homicidio, no se pudo quebrar el silencio.
En ese momento, los investigadores de la Policía Federal establecieron que el móvil del asesinato habría sido una deuda de juego que tenía la víctima con los dueños de un casino clandestino. Por entonces, la actividad de la mafia china se concentraba en el juego ilegal y en los secuestros extorsivos.
Pero, a partir de 2002, cuando comerciantes chinos se instalaron en forma masiva en la Argentina, se produjo un cambio de la actividad delictiva y los grupos mafiosos comenzaron a vender protección a los dueños de los supermercados de origen oriental.
Desde el hallazgo del cuerpo dentro de la valija en Parque Centenario, a la actualidad corrió mucha sangre producto de, por lo menos. 83 homicidios cometidos por la mafia china. Se pasó de la primera época con dificultades para romper los muros de silencio levantados en torno de la comunidad china que impedían esclarecer los asesinatos, a operativos cada vez más habituales para desbaratar a los grupos mafiosos que se dedicaban a extorsionar a los comerciantes chinos.
Ke Deqian, el prófugo al que le dicen “Matías”
Hoy, uno de los referentes de la mafia china en la Argentina es Ke Deqiang. Actualmente está prófugo. Había sido detenido a principios de marzo de este año por una serie de ataques a supermercados de La Plata, Berisso y Ensenada.
La última vez que lo vieron fue el 9 de abril, cuando las cámaras de seguridad registraron el momento en que abandonaba, con absoluta tranquilidad, la seccional 1a., de La Plata.
Según fuentes policiales, Ke Deqiang, alias “Matías” , de 44 años, habría sido señalado como el presunto líder de una organización delictiva que se dedicaría a extorsionar a comerciantes chinos.
Además, el sospechoso era uno de los referentes de la entidad que agrupaba a los propietarios de supermercados chinos de La Plata, Berisso y Ensenada. Cuando fue apresado por la policía, Deqiang circulaba en un automóvil, cerca de su casa en la calle 25 al 100.
Junto a Deqiang, la policía apresó a otro sospechoso, que habría sido identificado por fuentes policiales como Lin Cai, de 37 años, con un proceso penal abierto por lesiones graves que le provocó a un comerciante, de 2020.
Durante los allanamientos, solicitados por el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, los investigadores secuestraron una pistola calibre .40 y otra 6.35, municiones, un vehículo, $700.000 y 23 teléfonos .
Las detenciones de Deqiang y su cómplice constituyeron el corolario de una investigación que comenzó en agosto de 2020, cuando seis sospechosos armados irrumpieron en el supermercado “Emanuel”, en La Plata. Allí, amenazaron de muerte a los dueños y empleados del local. Exigieron el pago de una suma importante de dinero a cambio de “protección”.
Horas después, los seis agresores volvieron al comercio y produjeron graves daños en el negocio, a la vez que golpearon a uno de los comerciantes.
En diciembre de 2021, detectives de la Dirección Enlace Interpol se hicieron cargo de la investigación. Luego de una serie de entrecruzamientos de llamadas y análisis de las cámaras de seguridad, los efectivos de la Policía Federal determinaron que entre los atacantes estarían los mencionados Deqiang y Cai.
Según fuentes de la investigación, mientras estaba detenido, Deqiang habría ordenado a sus cómplices que convencieran a la esposa del dueño del supermercado para que modifique su denuncia y así, atenuar la acusación en su contra.
Un mes después, sin disparar ni un solo tiro y sin necesidad de violentar alguna puerta, Deqiang huyó por el acceso principal de la comisaría situada en calle 53 de la capital provincial. En la actualidad sigue prófugo y su cómplice Lin Cai, recuperó la libertad por un tecnicismo jurídico.
A raíz del escándalo provocado por la fuga del supuesto jefe de la facción platense de la mafia china, el Ministerio de Seguridad bonaerense descabezó a la cúpula de la comisaría. La investigación para establecer las responsabilidades de los jefes de la seccional que facilitaron la evasión de Dequiang quedó a cargo de la fiscal Virginia Bravo.
Miniguerra clandestina por un botín anual de US$20.000.000
Una actividad, que permitía a las distintas organizaciones delictivas chinas radicadas en nuestro país recaudar US$ 20.000.000 por año, también tuvo sus guerras.
“Tenés que pagar cincuenta mil dólares dentro de dos días si no, te matamos”, esa era la leyenda de una nota encontrada en poder de dos sicarios de una banda de la mafia china que se dedicaba a extorsionar a los dueños de supermercados en la zona de Parque Patricios. El monto de dinero expuesto en esa nota reveló los montos de recaudación de los distintos grupos por la venta de protección.
Una de las primeras víctimas de ese enfrentamiento entre bandas de la mafia china fue Yu Jun Zheng. El cadáver fue hallado hace dos años y medio a orillas de un arroyo que desemboca en el río Matanza, a 400 metros del destacamento policial Cuatro Bocas. El cuerpo estaba en una valija azul. Había sido envuelto con una bolsa de residuos negra, que dejó al descubierto la cabeza.
Debido al tiempo que pasó en el agua, los peritos en dactiloscopia tuvieron que trabajar durante más de cuatro días para poder identificar el cadáver.
Según fuentes de la investigación, las improntas dactilares figuraban en la base de datos de la Justicia, debido a que tenía antecedentes por extorsión y había estado preso, involucrado en una causa penal por ese delito. Además, de las huellas dactilares, los detectives de la División Antifraude de la Policía Federal identificaron el cuerpo por los tres tatuajes de dragones. Esas figuras aparecen en las fotos del acusado incorporadas en el expediente por extorsión que se instruyó en el juzgado N° 36.
Los investigadores policiales y judiciales sospechan que Zheng era cobrador de la facción de la mafia china conocida como Pixiu y que lo mataron porque se quedó con dinero.
Al revisar su teléfono, los detectives hallaron llamadas con Lliang Zhijie, de 26 años. Zheng era investigado en, al menos 62 de los 110 expedientes por denuncias de amenazas y extorsiones de los dueños de supermercados chinos de Ituzaingó, Hurlingham, Merlo y Castelar. En tanto que Lliang figura en dos de esos sumarios.
Zheng había sido detenido en enero de 2018 y procesado en la causa N° 2251 por extorsión. Tanto Zheng como Lliang fueron apresados cuando concurrieron al shopping Abasto a cobrar parte de los U$S 50.000 que le exigieron a la dueña del supermercado instalado en Saráchaga 5511, en Villa Luro.
Ni Zheng ni Lliang entregaban las cartas en las que la banda reclamaba el pago de dinero. No eran mensajeros. Se desempeñaban como cobradores y aplicaban violencia casi al punto de que les provocaba placer causar sufrimiento a sus víctimas.
Pero los colaboradores de A Di, jefe de la banda Pixiu, advirtieron que Zheng y Lliang se quedaron con dinero de las cobranzas y comenzaron a extorsionar por su cuenta, presumiblemente con el cartel del dragón. Entonces, desde la cárcel, A Di habría ordenado el asesinato de Zheng, con un doble objetivo, recuperar el dinero y para mandar un mensaje a los que desafiaran su liderazgo.
Algunos investigadores que conocen el entramado de la mafia china afirman que A Di no es el líder de la facción Pixiu, sino que el jefe sería el dueño de una cadena de supermercados instalados, especialmente, en la zona Oeste del Gran Buenos Aires.
En distintos operativos, los investigadores policiales y judiciales establecieron las diferencias entre las bandas sobre la mano de obra elegida para concretar las extorsiones. En el caso de La Plata, los agresores eran todos chinos. Mientras que en el caso de Parque Patricios, el jefe de la banda, de nacionalidad china, recurría a delincuentes venezolanos, dominicanos o argentinos para dejar los mensajes extorsivos o concretar los ataques.
Lo que no cambió a pesar del paso del tiempo, fue la violencia aplicada en el negocio del miedo.ß
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