ADN del crimen. Un cuento del tío para llevarse 220.000 dólares y 30.000 euros
Los estafadores engañaron a una jubilada para que pensase que hablaba con una de sus sobrinas y de esa manera ganaron la confianza de la víctima
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Tienen un libreto para engañar a las víctimas. “¿Cómo que no me conoces?”, escuchó la mujer que le decían por teléfono. “Soy tu sobrina. Verónica. Van a ir a buscar los dólares que tenés en tu casa porque esos billetes van a salir de circulación y no los vas a poder usar más. En un rato pasa el contador. Se ocupa de todo”, expresó de forma imperativa la mujer que hablaba del otro lado de la línea. La vecina del barrio Las Lomitas, en el centro de Lomas de Zamora, no lo sabía, pero estaba a punto de convertirse en víctima de una estafa.
Mientras la estafadora continuaba con la conversación, mediante la aplicación del método de sacar verdades con preguntas mentirosas, logró obtener datos que le permitieron reforzar su relato y hacerlo más creíble. Así, con cada detalle que aportaba, la víctima se adentraba más en la trampa. En un momento de la charla, un hombre, con las características aportadas por la estafadora, se presentó en la casa. Dijo que era el contador que había mandado su sobrina para cambiar los billetes.
Entonces, la jubilada le entregó una bolsa con US$220.000 y 30.000 euros. A los estafadores les alcanzó con un llamado telefónico para apoderarse de semejante botín, mediante la aplicación del denominado cuento del tío.
Cuando la policía apresó a los responsables del robo, secuestraron un teléfono celular con el que se habían realizado 25 llamadas a distintas líneas con la característica 114231, de la mencionada zona de Lomas de Zamora, el 26 de abril pasado, entre las 10 y las 14.45.
Todos los elementos encontrados en poder de los tres integrantes de la banda y el listado de los llamados telefónicos indicaron que la modalidad delictiva del cuento del tío no solo es la que más creció durante la pandemia, sino que todavía sigue vigente. Para no revictimizar a la damnificada, su nombre se mantendrá en reserva.
A partir de la reconstrucción de la estafa realizada por los investigadores judiciales se determinó que el engaño comenzó cuando la víctima, mayor de 70 años, recibió un llamado telefónico a las 14.21, en su línea fija.
El comienzo de la trampa
“Hola, ¿quién habla?”, preguntó la víctima.
“¿Qué, no me conoces? Soy Verónica. Tu sobrina”, respondió la estafadora.
“Sí, Vero. Qué voz rara tenés”, expresó la víctima.
“Es que estoy resfriada”, explicó la estafadora para reforzar el engaño.
“No tendrás coronavirus”, agregó la víctima.
“Para nada. Estoy con mi contador y le estoy entregando el dinero que van a sacar de circulación porque se cambiará la numeración. Se retirarán los billetes 7M y los 12M. Así que si no los cambias hoy, el día que los vendas te harán descuentos importantes. Además, están anunciando un corralito”, sostuvo la estafadora para aumentar la preocupación de la damnificada.
“Pero qué raro lo del corralito. No escuché nada en las noticias”, respondió la víctima.
“Ni vas a escuchar nada. Porque no quieren que la gente se entere para que no se produzcan corridas y vayan todos juntos a los bancos”, agregó la estafadora.
En ese momento, la damnificada le propuso a la impostora que cortara la comunicación porque necesitaba verificar si los billetes que tenía coincidían con los que poseían la numeración que, según la estafadora, saldrían de circulación. Además, la víctima le dijo a la estafadora que esa tarea le llevaría unos minutos y no quería que la llamada se hiciera costosa.
“No te preocupes. Tengo llamadas libres. Esperame. No cortes, que le pregunto al contador si puede pasar por tu casa antes de ir al banco. Así llega antes que cierre”, pidió la estafadora, mientras agregaba otro factor de presión sobre la víctima: el tiempo.
Entonces, la víctima ante la presunción de que se trataba de su sobrina, fue a buscar el dinero que guardaba en su casa. No dudó.
“Me dice el contador que está cerca de tu casa, a dos cuadras. Ya llega. No me cortes. Así hablo con él para que te espere”, expresó la estafadora.
A las 14.34, el falso contador apareció en escena. Para entonces, habían pasado trece minutos desde que la víctima atendió el llamado en su teléfono de línea. La clave de la maniobra consistió en que el libreto de la estafadora resultara firme y convincente con el objetivo de mantener la atención de la víctima para que no cortara la comunicación.
Los delincuentes que se dedican a robar con la modalidad del cuento del tío saben que si la víctima corta la comunicación, puede recibir un llamado del familiar verdadero, circunstancia que pondría al descubierto el engaño.
Antes que el falso contador ingresara en la vivienda, la dueña de casa le ofreció un barbijo. Pero el estafador lo rechazó porque ya tenía dicho elemento de protección.
En ese momento, la comunicación seguía activa. Al tiempo que la estafadora le indicaba a la víctima que se apurara porque el banco estaba por cerrar.
“Vero, ¿este contador es de tu confianza?”, preguntó la víctima.
“Si no fuera de mi confianza no lo mandaría. Dale una bolsa para que se lleve el dinero”, ordenó la estafadora.
Entonces, la víctima colocó los billetes en una bolsa y le entregó los dólares al hombre que, según la mujer que decía ser su sobrina Verónica, era su contador.
A las 14.43 el falso contador salió de la casa con el dinero. Cuando estaba a punto de cortar la llamada, la víctima recordó que tenía más dinero guardado. Se lo dijo a la impostora, quien le pidió que saliera y se lo entregara al cómplice.
La víctima salió de su casa con un sobre de papel madera que contenía 30.000 euros, caminó unos metros hasta la esquina y encontró al falso contador que regresaba y le entregó más dinero.
Eran las 14.46, habían pasado 25 minutos desde que la víctima atendió el llamado y la estafa se concretó. El delincuente abordó un Renault Logan rojo y huyó con US$220.000 y 30.000 euros.
La víctima volvió a su casa y tomó el teléfono para llamar a su sobrina, Verónica, con el objeto de avisarle que el contador que había mandado estaba rumbo al banco con el dinero. La respuesta que escuchó del otro lado de la línea le produjo una crisis nerviosa, debido a que comprendió que había sido víctima de una estafa y le había entregado los ahorros de toda la vida de su hijo a un grupo de delincuentes.
En medio de la desesperación y la situación traumática, la víctima llamó al número de emergencias 911 para denunciar el hecho. Dos mujeres policías tuvieron que contenerla porque su estado de salud se había complicado.
Cuando pudo recuperarse, y acompañada por su hijo, que había viajado especialmente desde Córdoba, concurrió al Destacamento Banfield Oeste, donde radicó la denuncia y describió cómo fue el robo. Según el relato de la víctima, la mayor parte del dinero que le quitaron correspondía a los ahorros de su hijo, mientras que los 30.000 euros formaban parte de una herencia que cobró en España.
La banda, en la mira
La investigación de la caso quedó a cargo de Unidad Funcional de Investigaciones (UFI) N° 8, de Lomas de Zamora, especializada en Delitos Económicos y Violencia Institucional. Una de las primeras medidas dispuestas por el fiscal Javier Gustavo Martínez apuntó a la búsqueda de las grabaciones de las cámaras de seguridad, de la casa de la víctima y de las viviendas adyacentes.
Además, el representante del Ministerio Público solicitó el listado de llamados recibidos en el teléfono de la víctima.
De está forma se estableció que el 26 de abril la damnificada atendió una comunicación realizada desde un celular que estaría a nombre de una mujer que vivía en Bernal. La sospechosa habría sido identificada por fuentes de la investigación como Gabriela Yamila Podestá.
Al mismo tiempo, el ayudante fiscal Alejandro Alleno logró reconstruir la línea de tiempo entre las 14,21, cuando de concretó el primer llamado, y las 14.47, momento en el que las cámaras de seguridad de la zona grabaron al conductor del Renault Logan rojo pasar, por última vez, frente a la casa de la víctima. Esa línea de tiempo incluyó la duración del llamado y las grabaciones de las cámaras en las que quedó grabado el falso contador y el mencionado vehículo, que estaba estacionado a la vuelta de la casa de la víctima.
Con estos elementos, sumados a otras pruebas, en los últimos días, el fiscal Martínez solicitó al juez de Garantías Gustavo Gaig los allanamientos en el domicilio de los sospechosos. Al cruzar la información de los celulares y del automóvil, los investigadores determinaron que los imputados eran vecinos, vivían en Bernal Oeste y sus identidades serían David Víctor Olivera, quien se presentó como el falso contador, y José Luis Riva, el dueño del Renault rojo
Durante los allanamientos, los investigadores detuvieron a los tres presuntos autores de la estafa con el método del cuento del tío.
Ante la presunción de que los imputados hubieran ocultado o enterrado el dinero, los responsables de la pesquisa convocaron a efectivos de la Policía Federal con perros entrenados en la búsqueda de billetes.
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