ADN del crimen: un chico de 15 años, preso en uno de los casos más impactantes de la violencia en el conurbano
La Justicia dictó una medida de seguridad para el menor que, junto con un cómplice de 22 años, aparece como responsable del asesinato del colectivero Daniel Barrientos
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Para la Justicia, un menor, de 15 años, no punible para ley y un cómplice, de 22 años, fueron los responsables del homicidio del colectivero Daniel Barrientos, de 55 años, ocurrido el 3 de abril pasado en el barrio Vernazza, de Virrey del Pino. A partir de la reconstrucción del hecho realizada por los investigadores judiciales, el asesinato del chofer de la línea 620 fue el corolario de un raid delictivo que había comenzado un día antes, cuando los agresores le robaron el Fiat Siena, usado en el homicidio del colectivero, a un grupo de ladrones que, anteriormente, le habían sustraído el vehículo a un conductor que trabaja para una de las aplicaciones de viajes.
En las últimas horas, la jueza de Garantías de La Matanza, Mary Castillo, dictó la prisión preventiva para ambos imputados por el robo del Fiat Siena y por el homicidio del colectivero Barrientos. La magistrada aceptó la solicitud, de 176 páginas, presentada por el fiscal Carlos Arribas en la que había fundado las pruebas contra los acusados y los hechos que les adjudicó, ocurridos el 3 de abril a la madrugada en la esquina de Bernardino Escribano y Cullen, donde mataron a Barrientos y, en La Tablada, donde les robaron el Fiat Siena a otros delincuentes.
Debido a que el menor, de 15 años, es no punible para la ley, no podrá ser juzgado ni condenado. La medida de seguridad dictada por el juez del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Matanza deberá terminar cuando cumpla 18 años. Cuando el adolescente acusado llegue a la mayoría de edad el magistrado no podrá prorrogar la detención y el imputado estará en condiciones de recuperar la libertad. En este caso no le quedarán antecedentes.
Barrientos fue asesinado de un balazo el 3 de abril, minutos después de las 4.30, cuando los dos acusados se hicieron pasar como pasajeros y abordaron el interno 87 de la línea 620. Debido a que no viven en el barrio, ambos imputados llegaron a la esquina en la que atacaron al colectivero en un Fiat Siena que ese fin de semana le robaron a otro grupo de ladrones.
A partir de la reconstrucción del hecho realizada por los investigadores, se habría determinado que el sospechoso, de 22 años, apuntó a los pasajeros y exigió que entregaran sus objetos de valor, mientras que el menor amenazaba con su arma a Barrientos.
En ese momento, los delincuentes ignoraban que entre los pasajeros iba un efectivo de la Policía de la Ciudad, identificado como Carlos Bellido, hermano de Esteban Bellido, asesinado el 1° de noviembre pasado en medio de un enfrentamiento entre narcos y policías, cuando los vecinos, entre los que estaba la víctima, protestaron por la inacción de la fuerza de seguridad provincial que no hacía nada por expulsar a los vendedores de droga que se instalaron en el fondo del barrio Vernazza.
Luego de revisar los testimonios de los pasajeros, el peritaje de criminalística y el informe de la autopsia, los investigadores policiales y judiciales determinaron que hubo un tiroteo en el colectivo. Uno de esos balazos mató a Barrientos (recibió un tiro en el pecho). El chofer cayó sobre el volante y murió en el acto.
Mientras tanto, los delincuentes descendieron del colectivo. El policía los persiguió y se enfrentó con los asaltantes. Allí se produjo el segundo tiroteo. Los agresores, huyeron por Cullen, arrojaron una pistola Beretta calibre .40, N° de serie A-33075-M, que había sido robada el 20 de enero pasado en Morón y abordaron el Fiat Siena patente AA-185-NL en el que los esperaba un cómplice.
Una cámara de seguridad registró las dos secuencias del enfrentamiento en el que se dispararon 14 balazos; ocho en el colectivo y seis en la calle. Además, en las imágenes quedó grabado el momento en el que uno de los delincuentes huía con una mochila rosa que, instantes antes, le habían robado a una mujer que viajaba con su hija en el colectivo.
El vehículo que los delincuentes usaron para huir de la escena del crimen fue hallado incendiado en la esquina de Guanabara y Fortín Yunca, a pocas cuadras de la escena del crimen. Hasta ese lugar, los policías siguieron la señal del celular que le habían robado a la pasajera.
Cuatro horas después del homicidio, los efectivos de la policía bonaerense apresaron a dos sospechosos, que habrían sido identificados como los primos Alex y Gabriel Barone, de 19 y 24 años, respectivamente. Esa misma mañana, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, descendió con el helicóptero de la policía provincial en la avenida General Paz, a metros del cruce con Juan Bautista Alberdi, donde los choferes realizaban una protesta para reclamar por el esclarecimiento del homicidio de Barrientos y por la instalación de las cámaras en los colectivos.
Berni bajó por una de las rampas para comunicarles a los colectiveros que habían detenido a dos sospechosos por el homicidio de Barrientos, que habían identificado al tercer acusado y que el asesinato del chofer de la línea 620 había sido esclarecido, en menos de cuatro horas. Con estos argumentos, el ministro de Seguridad provincial intentaría convencer a los colectiveros de que levantaran el corte y el paro, que en ese momento afectaba a 86 líneas de transporte.
Sin embargo, Berni fue atacado por un grupo de choferes que no le dieron tiempo a hablar y lo golpearon en el rostro, la espalda y la cabeza. El ministro de Seguridad bonaerense tuvo que huir del lugar escoltado por un grupo de efectivos de la Policía de la Ciudad.
Identificación fallida
En principio, la pasajera, dueña de la mochila, había señalado a uno de los primos Barone. No obstante, veinte días después, el fiscal consideró que las pruebas científicas no colocaban a los sospechosos en el interno 87 en el momento en el que mataron a Barrientos.
Al fundar su decisión de liberar a los primos Barone, el fiscal Gastón Duplaá, que estuvo a cargo de la investigación cuando ocurrió el homicidio, tuvo en cuenta el peritaje balístico realizado en la pistola Beretta, con número de serie A-33075-M, que había sido robada el 20 de enero pasado, en Morón, y que fue hallada a 30 metros de la escena del crimen.
El estudio determinó que el proyectil calibre .40 que mató a Barrientos no fue disparado con esa arma. La bala había sido encontrada en un parante del habitáculo del interno 87 de la línea 620, al costado del asiento de Barrientos. Además, el peritaje también determinó que esa arma no fue utilizada en el enfrentamiento con el policía Bellido. Al revisar la pistola, los peritos determinaron que “tiene su cargador colocado con 10 proyectiles y una en la recámara del mismo calibre”.
“Si no fue usada para matar a Barrientos y no se utilizó en enfrentamiento con el efectivo de la Policía de la Ciudad que persiguió a los agresores después que le dispararon al colectivero, parecería que estamos ante un arma fantasma”, dijo a la nacion una calificada fuente de la investigación.
Con la liberación de los primos Barone por falta de pruebas, los investigadores policiales y judiciales se concentraron en seguir la pista de los sobrenombres aportados por ladrones que el 25 de marzo pasado le robaron el Fiat Siena al conductor de una aplicación de viajes, en el shopping de San Justo. Según esos delincuentes, una semana después fueron víctimas de una traición por parte de otros asaltantes que les quitaron el Fiat Siena y lo usaron en el ataque contra el colectivo que manejaba Barrientos.
El 10 de junio pasado, la policía apresó a un sospechoso que habría sido identificado como Edgardo Martín Muñoz, de 21 años, alias Magú, y a un menor, de 15 años, no punible. Al pedir que se les dicte la prisión preventiva, el fiscal Arribas, que se hizo cargo del expediente, consideró a Muñoz como presunto coautor “del robo agravado por el uso de arma de fuego y por haber sido cometido en poblado y en banda, en concurso real con homicidio agravado criminis causae y por el uso de arma de fuego, todo ello agravado por la intervención de un menor”.
Además del trabajo de los investigadores, resultó clave el aporte de los testigos que permitieron identificar a quiénes correspondían los apodos de los sospechosos que les robaron el Fiat Siena a los ladrones originales del vehículo. Esos testigos habían sido localizados por el letrado Alfonso Franze, quien representa a la familia de Barrientos.
En las últimas horas, la jueza de Garantías de La Matanza, Mary Castillo, aceptó el pedido del representante del Ministerio Público y dictó la prisión preventiva. Dos semanas antes, el juez del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Carlos Indovino dispuso una medida de seguridad sobre el menor no punible y ordenó que sea alojado en un instituto de menores de régimen cerrado, en La Plata.
No obstante, la pistola calibre .40 con la que mataron a Barrientos no fue hallada. Tampoco fue encontrada la mochila rosa que llevaban los asaltantes cuando fueron grabados por la cámara de seguridad a treinta metros de la escena del crimen. Sin embargo, los investigadores están convencidos de que ambos sospechosos estaban a bordo del Fiat Siena en el momento del homicidio, en la esquina en la que abordaron el colectivo que conducía Barrientos. Mientras tanto, para confirmar si alguno de los pasajeros que viajaban en el interno 87 los reconoce habrá que esperar hasta el juicio oral. Y todavía queda un prófugo.ß
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