ADN del crimen: “Por fin, Taka Taka, volviste a ser el comisario corrupto de antes”
En el teléfono del jefe de una banda de traficantes hallaron mensajes en los que se ordenaba el pago de coimas a efectivos de la policía de Neuquén
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No les importaba venderse por un terreno, por un automóvil o por $80.000 mensuales. Ese era el tarifario fijado por policías de Neuquén para proteger a una banda de narcotraficantes, comandada por un exintegrante de la fuerza de seguridad provincial. “Por fin, Taka Taka, volviste a ser el comisario corrupto de antes, eso es lo que vale, me emocionas, se me caen las lágrimas”, se escuchó en un mensaje de audio que el expolicía Omar Asef, alias Turco, le mandó el 6 de febrero de 2020 al comisario Miguel Ángel Muñoz, alias Taka Taka.
Muñoz, que se desempeñaba como jefe de la comisaría 18a, de Neuquén, y Asef comenzaron a ser juzgados por el Tribunal Oral Federal de Neuquén, acusados de formar parte de una organización criminal dedicada el tráfico de drogas en la capital provincial.
La lista de policías sometidos a juicio se completa con el sargento Gustavo Samuel Ortega, alias Colibrí que trabajaba como secretario de la mencionada seccional; Christian Damián Navarro, alias Sangre y Pablo Ángel García Saldías, alias Soldier, exoficiales principales de la Dirección Antinarcóticos y del Departamento de Delitos contra la Propiedad, respectivamente.
Entre los imputados también figuran Braian Aarón Catalán, Mariano Alejandro Carrizo, Juan Ignacio de Gennaro, Ailia Del Carmen Rodríguez Rubilar y Carlos José Rubilar, todos ellos cumplían diversas funciones en la banda comandada por Asef.
“Sinceramente estoy escuchando lo que están diciendo sobre mí, sobre mi gente; parezco como si yo fuera el Chapo Guzmán, un jefe de una asociación ilícita tremenda en movimiento de gente, de datos, de policías, como si yo mandara a los policías. Yo no soy trigo limpio, vendía un poco de cocaína”, expresó Asef en su indagatoria, horas después de haber sido detenido por efectivos de la División Antidrogas Cipolletti, de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal.
La red de connivencia entre narcotraficantes y policías quedó al descubierto en marzo de 2020, días antes de que comenzara a regir el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia del Covid-19.
Un llamado al número de emergencias 911 alertó a la policía sobre la muerte de una mujer de un balazo en la cabeza, en una vivienda del barrio Vista Alegre, de Neuquén. Según fuentes judiciales, la víctima fue identificada como Micaela Soto. Ante la presunción de que se hubiera tratado de un femicidio, la fiscal que intervino en el caso, Eugenia Titanti, secuestró el celular de la pareja de la víctima: el expolicía Asef.
Al revisar el teléfono, los investigadores de la Justicia de Neuquén hallaron una serie de mensajes entre el sospechoso y efectivos de la policía provincial que recibían dinero, a cambio de permitir la comercialización de drogas en diversos puestos de venta de la capital neuquina.
Ante el hallazgo de estos elementos, la fiscal Titanti dispuso la entrega del celular secuestrado en el contexto del expediente N° 156473/2020, que se instruyó por la muerte de Micaela Soto y que pertenecía al expolicía Asef, al juez federal Gustavo Villanueva para que investigue al supuesta connivencia entre policías y narcotraficantes.
El magistrado remitió el teléfono al fiscal federal Miguel Ángel Palazzini y al equipo de investigadores de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo del fiscal Diego Iglesias, que investigaban a la banda desde junio de 2019.
“Me junté con un par de personas, con las que improvisé vender cocaína. No lo voy a negar; pero con respecto a los policías no es que eran empleados míos, sino que yo era informante de ellos. Como yo fui policía muchos años, a varios de ellos los conocía, no a todos; hay uno que no sé quién era. Me quise hacer como jefe de una banda, me junté dos o tres chicos como para vender un poco. Nos juntamos a vender unos gramos nada más; no es para tanto, usted señor me hace ver como el Chapo Guzmán”, expresó el expolicía Asef, en su indagatoria.
Según la acusación fiscal, “la actividad desarrollada por los funcionarios policiales estaba subordinada a las directivas de Omar Asef, quien les pagaba un salario semanal con el producido de la comercialización de material narcótico por los servicios brindados”.
En mayo de 2021, los fiscales Palazzini e Iglesias requirieron que los once acusados sean sometidos a juicio oral. El magistrado Villanueva hizo lugar a la solicitud y, en los últimos días los cuatro policías, el jefe narco y el resto de la banda comenzaron a ser juzgados.
En el abanico del tarifario fijado por los policías, cuyos montos figuraban en una libreta secuestrada en poder de Asef, aparecía un monto fijo de $ 80.000 que el supuesto jefe narco abonaba mensualmente a los cuatro uniformados.
A esa suma fija se sumaron algunos pedidos individuales, como por ejemplo, $ 30.000 para pagar el arreglo del cambio de la junta de tapa de cilindros del automóvil de uno de los efectivos o $ 100.000 para comprar un terreno para otro de los uniformados.
“La organización le abonó a los cuatro funcionarios policiales investigados un monto de $ 5000 semanales en carácter de salario básico, a cambio de los servicios que éstos brindaban. Cuatro funcionarios policiales-en principio- con un costo de $ 5000 semanales para cada uno de ellos, daría como resultado un costo mensual de $ 80.000″, indicó la fiscalía en el requerimiento de elevación a juicio oral.
Dichos montos también figuraban en algunos de los mensajes de audio hallados en el teléfono secuestrado en poder de Asef en el contexto de la investigación por la muerte de su pareja.
“Hoy es domingo y tenemos que pagarle a los parientes. Así que le voy a pagar yo. Prepara la plata a la noche, tipo 21, para Soldier, Taka Taka y Colibrí”, dijo Asef en un mensaje dirigido a uno de sus colaboradores.
Recaudación diaria: $500.000
A partir de las anotaciones que figuraban en los cuadernos secuestrados en poder del jefe de la banda, los investigadores abonaron la presunción que indicaría que la organización tenía un costo operativo de $ 240.000 por mes. Pero recaudaba más de $ 500.000 por día. Ese monto de dinero llevaba el mencionado Catalán cuando lo detuvieron el 3 de diciembre de 2020. Al revisar los intercambios de mensajes, los investigadores judiciales concluyeron que Asef era el jefe de la banda.
Se había desempeñado en la policía de Neuquén y conocía la metodología aplicada por la fuerza de seguridad provincial para perseguir los delitos, los laberintos burocráticos y las debilidades del personal policial.
En un mensaje que le mandó a Catalán, su segundo en la organización criminal, según los investigadores judiciales, Asef dejó bien en claro quién mandaba: “A los milicos los manejo yo amigo, los milicos van a hacer toda la vida lo que yo hago. Los milicos son fieles a mí. No a vos ni a nadie amigo. Los milicos son fieles a mí, porque yo, cuando todo el mundo los dejó tirados, cuando nadie les pagaba, siempre les daba plata, amigo. Siempre les daba mucha guita a los milicos, y siempre les daba yo de mi guita amigo, por qué pensás que los milicos se conforman con tan poca guita. Yo los adorné siempre. Los chabones son fieles a mí”.
Pedidos especiales
Durante la investigación, se determinó que, en algunos casos, los policías no se conformaban con los cinco mil pesos semanales que les pagaba el jefe narco. También exigieron retribuciones adicionales o adelantos de dinero para arreglar un automóvil o para poder festejar el cumpleaños de una hija.
“Hermano, viste que recién te decía que posiblemente necesite de ustedes, si se puede, esto es si se puede y a título de especial colaboración, en realidad no es colaboración porque después, me lo descuentan, no hay problema. Se sopló una junta del motor del auto. Por ahora lo ando usando viste, hasta que junte la guita, me podrán prestar 30 mil pesos, como los otros días y me lo van descontando”, dijo el policía Navarro, alias Sangre, en un mensaje que le mandó a Asef.
En otras comunicaciones, el policía Saldías, alias Soldier, le pedía a Asef un préstamo de $100.000 para comprar un terreno y $20.000 más para financiar el cumpleaños de su hija.
“Acordate que el 28 hacemos eso dale. Así te hacemos el cambalache ahí, yo me llevo tu Fiat, la entrego me saco otro auto y vos te llevas la Duster mía que te gusta. Anda impecable esa Duster. Funciona todo”, le dijo Asef a Navarro, en referencia al operativo que debían realizar los policías en una vivienda en la que funcionaba un puesto de venta de droga de un competidor del jefe narco.
Los investigadores confirmaron que esa camioneta fue usada por Asef. En el expediente 435/2020, figura un informe aportado por un grupo de efectivos de la Policía Federal que hacían vigilancia en uno de los domicilios de jefe narco y lo observaron cuando se movilizaba en una camioneta Renault Duster, patente LLT 384.
Cuando Sangre Navarro fue apresado el 3 de diciembre de 2020, circulaba en la mencionada camioneta Renault Duster. Dicho vehículo había sido revisado en la Planta Verificadora de la policía de Neuquén el 18 de junio de ese año.ß
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