ADN del crimen: la pandemia también hace lo suyo para frenar el caso García Belsunce
Un mes antes de la fecha fijada como inicio del juicio oral contra Nicolás Pachelo y dos custodios del country Carmel, de Pilar, por el homicidio de María Marta García Belsunce, el comienzo de debate quedó atado al avance de las medidas de aislamiento por el coronavirus Covid-19. Según fuentes judiciales el juicio no está suspendido. No obstante la pandemia aparece como un nuevo obstáculo para establecer quién asesinó de seis balazos en la cabeza a María Marta el 27 de octubre de 2002.
Antes que apareciera la pandemia, el intrincado laberinto judicial que atravesó la causa judicial favoreció que el homicidio quedará impune. Por ejemplo, Carlos Carrascosa el marido de la víctima fue absuelto del homicidio de su esposa. Pero, todavía ese fallo no quedó firme debido a que la Corte Suprema de Justicia de la Nación no resolvió si aceptaba el recurso extraordinario presentado por un representante del Ministerio Público bonaerense contra esa sentencia.
Está situación insólita abrió la puerta para que el abogado que defiende a Pachelo reclamara la suspensión del juicio oral contra el vecino de María Marta en el country Carmel, debido a que todavía no estaba firme la resolución que liberó a Carrascosa.
La solicitud del defensor fue rechazada por la Cámara de Apelaciones y Garantías de San Isidro y el proceso contra Pachelo sigue adelante, con el inicio del juicio oral previsto para el 3 de agosto próximo. Aunque el comienzo del debate está supeditado al desarrollo del combate contra la pandemia. Y este contexto favorecería a Pachelo, detenido hace más dos años por cometer una serie de robos en countries de Tortuguitas y Berazategui, con la misma modalidad de los asaltos concretados en 2002 en country Carmel, previos al homicidio de María Marta.
Si el inicio del juicio se demora, Pachelo podría pedir su excarcelación por haber estado preso más de dos años sin que hubiera una sentencia firme en su contra. Actualmente, Pachelo está detenido por los robos en los countries, pero no por el homicidio de María Marta, hecho por el que fue indagado.
Así como el paso tiempo y los vericuetos judiciales favorecieron a Pachelo, de la misma forma perjudicaron a Carrascosa y a los familiares y amigos de María Marta.
El marido de la víctima tuvo que esperar casi 15 años su absolución. Desde enero de 2003 cuando el primer fiscal del caso, Diego Molina Pico lo indagó como presunto coautor material del homicidio de su esposa hasta octubre de 2018, cuando la Suprema Corte de Justicia bonaerense rechazó un planteo de la fiscalía. No obstante, Carrascosa debe esperar que el máximo tribunal de la Nación resuelva el último planteo realizado por el Ministerio Público.
Dos años antes, la Sala I de la Cámara de Casación penal bonaerense, integrada por Víctor Violini, Martín Ordoqui y Daniel Carral, revocó la sentencia condenatoria contra Carrascosa por el beneficio de la duda. Se consideró que Carrascosa no estaba en la escena del homicidio.
Para llegar a tal conclusión los jueces tuvieron en cuenta la declaración del forense Héctor Moreyra. Ese perito indicó que la muerte de María Marta ocurrió a las 18.30. Según los magistrados, quedó acreditado por los testigos que Carrascosa llegó a la casa después de esa hora. Además, si Carrascosa no fue el coautor del homicidio de su esposa, no pudo ser responsable de encubrir un delito que no cometió.
Durante casi 18 años Carrascosa fue condenado por encubrimiento y luego por homicidio. Pasó cinco años y medio detenido en el penal de Campana y 18 meses con prisión domiciliaria por un crimen que no cometió y cuya absolución todavía no está firme.
Horacio García Belsunce (h.), John Hurtig, familiares de María Marta y Sergio Binello, vecino del country Carmel, acusados de encubrir a Carrascosa,tuvieron que esperar 17 años desde la imputación hasta que se decretara la absolución por la prescripción de la acción penal.
Además de Pachelo, también serán juzgados como presuntos responsables del homicidio de María Marta, los vigiladores Roberto Glenon y José Ramón Alejandro Ortiz.
El fiscal Molina Pico nunca los investigó a pesar del antecedente de que la víctima había acusado a Pachelo de robo y de las declaraciones de tres testigos clave que, al día siguiente del asesinato, escucharon decir a Pachelo una sugestiva frase. "Se sabe algo de la mujer que mataron", expresó Pachelo en la estación de servicio Esso situada cerca del country Carmel el 28 de octubre de 2002, pocos minutos después de las 6. Lo curioso del caso fue que, hasta ese momento, nadie hablaba de un asesinato en el country, sino que María Marta había fallecido de un accidente al golpear la cabeza contra la canilla de la bañera de su casa.
Pasó más de un mes y medio hasta que Molina Pico, a instancias de uno de los familiares de María Marta, ordenara la exhumación del cuerpo y, en la autopsia, se determinó que, en realidad la habían matado de cinco balazos. El sexto proyectil, denominado "pituto" por uno de los familiares de María Marta, fue arrojado al inodoro al confundirlo con el soporte de un estante.
Sin embargo, al día siguiente de la muerte de María Marta y cuando nadie hablaba de homicidio, según el encargado y dos empleados del bar de la estación de servicio, Pachelo se refería al hecho como un asesinato.
A pesar que nadie sabe de qué trabajaba, Pachelo gastaba grandes sumas de dinero apostando en mesas de póker y casinos. Se sabe también que tuvo condenas por haber protagonizado robos en casas de amigos. Entre agosto de 2003 y abril de 2004 se sucedieron una serie de hurtos en departamentos y casas en la ciudad de Buenos Aires. El punto en común fue que el autor de los robos irrumpió en las viviendas sin violentar las puertas, mediante la utilización de las llaves.
La madre de Gastón Auge Areco, un amigo que conoce a Pacheco desde chico, fue asaltada en su departamento de Recoleta. El ladrón que ingresó en el inmueble estaba encapuchado y armado. Se apoderó de joyas, dinero y artículos electrónicos antes de encerrar a la víctima en el baño.
Pocos días después del robo, Pachelo llamó a Auge Areco y le dijo que necesitaba hablar con él. Confesó que había cometido el asalto porque necesitaba el dinero para darle de comer a sus hijos y porque era un "enfermo del juego".
El homicidio de María Marta García Belsunce fue precedido por una serie de robos en el country Carmel. El vecino al que le robaron 47 palos de golf reconoció sus hierros y maderas en un local de venta de esos artículos en la Costanera. Cuando el hombre reclamó los palos, el encargado del negocio le respondió que se los había entregado en consignación un muchacho identificado como Nicolás Ryan. En esa oportunidad Pachelo utilizó el apellido de su madre, Norma Ryan. Una modalidad que había aplicado para vender un cámara de fotos de alta gama en un negocio de la calle Libertad. Dicha cámara había sido robada a un amigo de Pachelo.
A pesar de todos estas pistas que apuntaban a Pachelo, el primer fiscal del caso nunca lo investigó. Pasaron casi 18 años hasta que quedó en las puertas del juicio oral.
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