ADN del crimen. Los “yugueros” dan paso a tiradores de gatillo fácil y el robo de vehículos se vuelve cada vez más violento
En territorio bonaerense se registra la mayor cantidad de sustracción de automóviles, con 51.111 casos denunciados en 2022
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Daniel llegaba a su casa cuando uno de los dos delincuentes que le apuntaba con un arma le gritó: “Dejá la camioneta o te tiro”. Entonces, el vecino, de 65 años, retrocedió unos pasos y esperó que los asaltantes abordaran su Chevrolet Tracker negra. Pero uno de los ladrones advirtió la intención de Daniel, amenazó con matarlo, subió en el vehículo y se sentó en la butaca del acompañante. Daniel aprovechó esos segundos durante los que los asaltantes le quitaron la vista para abalanzarse sobre la puerta del conductor. A pesar de su esfuerzo no pudo abordar la camioneta para desplazar al delincuente. Al tiempo que el ladrón arrancaba se colgó de la manija. En ese momento, el delincuente le pegó un culatazo con un arma en la cabeza. Daniel, cayó herido en el asfalto y tuvo que revolcarse a un costado para evitar que los delincuentes lo atropellaran.
La escena corresponde a un asalto ocurrido el 12 de julio pasado en la esquina de Uruguay y La Rioja, en Avellaneda y forma parte del universo de los 78.128 vehículos que se roban por año en la Argentina, según las estadísticas de la Superintendencia de Seguros de la Nación.
En la estadística se incluyen automóviles, camiones, camionetas y motos y representa un aumento de 19.6 % con respecto a 2021, cuando se denunciaron 65.320 robos de vehículos en la Argentina.
Del total de 78.128 vehículos robados durante 2022 en nuestro país, 43.290 correspondieron a automóviles y 30.617 a motos; el resto a camiones, camionetas, taxis, remises y máquinas viales.
Igual que Daniel, en Avellaneda, Inés, una vecina de Villa Luzuriaga, en el partido de La Matanza, se resistió a que le robaran su Peugeot 208. Dicho distrito en conjunto con Lanús y Lomas de Zamora, registran la mayor cantidad de denuncias por robos de vehículos: 14.533. Esta cifra representa el 28,4 % de los 51.111 rodados que fueron sustraídos durante 2022, en territorio bonaerense.
En los casos de Daniel e Inés, los asaltantes apuntaron con armas a las víctimas. Ambos casos pusieron al descubierto otra característica de los robos de vehículos: la necesidad de los asaltantes de recurrir a armas de fuego para amedrentar a las víctimas y la decisión de disparar, tal como ocurrió hace nueve días con el médico Juan Carlos Cruz, de 52 años, asesinado de un balazo en la cabeza por uno de los tres asaltantes que le robó su Fiat Cronos, en la puerta de la casa de su madre, en Morón Sur. Hace dos semanas, Domingo Acosta, de 58 años, también fue asesinado para robarle el Ford Focus y $ 5.000.000 para comprar una camioneta, en Castelar.
El aumento de la violencia en los robos de vehículos tiene dos causas principales: debido a la modificación de los sistemas de encendido de los automóviles, los asaltantes necesitan de la denominada llave presencial para poder llevarse el rodado y la única forma de obtenerla es mediante la amenaza con un arma de fuego al propietario del vehículo.
Además, partir de la proliferación de estos dispositivos disminuyeron los hurtos de automóviles estaciones en la vía pública, en los que los ladrones que se dedicaban a esta modalidad, también conocidos como “yugueros”, usaban una ganzúa confeccionada con una percha de alambre para levantar el seguro del vehículo. Luego mediante un “puente”, ponían en marcha el automóvil y se lo llevaban. Pero con la instalación masiva de sistemas de alarma y llaves presenciales, los delincuentes recurren cada vez más a las armas.
Este aumento en la violencia en los robos de automóviles, quedó expuesto en las estadísticas realizadas por el Ministerio Público Fiscal bonaerense que indicaron que, durante 2022 se iniciaron 26.529 investigaciones por “hurto agravado de autos dejados en la vía pública”.
Dicha cifra representó un crecimiento de 32,3 % con respecto al año anterior, cuando se denunciaron 20.052 robos de automóviles con esa modalidad.
El 2 de agosto, Inés llegaba a la casa de su hija en Del Campillo y Thames, en Villa Luzuriaga cuando fue sorprendida por dos asaltantes que descendieron de una camioneta Jeep blanca. El robo quedó grabado en una cámara de seguridad que también registró los gritos desgarradores de Inés y que constituyeron el epílogo del violento asalto que sufrió. La mujer, desesperada, golpeó la luneta del auto cuando los delincuentes se lo llevaban. Después, lloró y gritó desconsoladamente. “¡Me llevaron todo!”, repetía.
La víctima comenzó a gritar y, en ese momento, uno de los habitantes del barrio activó la alarma vecinal, cuya sirena se escuchaba de fondo entre los pedidos de auxilio de la mujer. Un automovilista que circulaba en un Volkswagen Suran blanco por la mencionada esquina intentó detenerse para defender a la vecina, pero los delincuentes le apuntaron con sus armas y no le quedó más que huir.
De nada le sirvió a Inés vivir a tres cuadras de la comisaría de Villa Luzuriaga. Los asaltantes que le robaron su Peugeot, le apuntaron con armas a cara descubierta, usaban uniformes policiales y uno de ellos apretó dos veces el gatillo, pero el proyectil no salió.
Debido a que las víctimas de los robos de automóviles necesitan del acta policial para iniciar el reclamo ante las compañías de seguros, estos delitos casi no tienen cifra negra, tal como se conocen a los hechos que ocurren pero no se denuncian porque la persona asaltada considera que no obtendrá una respuesta del estado.
Por este motivo, además de hacer la denuncia y ante la convicción de que las fuerzas de seguridad no destinarán recursos humanos ni materiales para buscar el automóvil robado, los damnificados recurren cada vez más a las páginas de Facebook y redes sociales de los grupos de vecinos, en los que difunden las fotos de los vehículos sustraídos, el lugar en el que ocurrió el robo y también se adjuntan imágenes de las cámaras de seguridad en las que aparecen los asaltantes.
En los mencionados grupos de vecinos, también quedó expuesta la tendencia de que cada vez se roban más automóviles a mano armada. “Según registros en nuestro grupo de Facebook de los 62 hechos delictivos denunciados por los vecinos, hubo 17 robos de vehículos, entre camionetas, automóviles y motos. Todos los robos de automóviles fueron a mano armada excepto una camioneta y dos vehículos que al parecer se los llevaron de arrastre”, expresó Adrián Schiaffino, referente del Foro Vecinal de Villa Madero.
A pesar que dicha localidad del partido de La Matanza tiene varios cruces que permiten el acceso al barrio porteño de Villa Lugano, nadie controla esos puentes. Por este motivo, muchos de los vehículos robados en Villa Madero fueron abandonados por los asaltantes en esa zona de la Ciudad de Buenos Aires.
“Teniendo en cuenta que la jurisdicción policial abarca 300 manzanas dividida en cuatro zonas, a nuestro entender uno de los motivos principales de por qué suceden los robos es debido a que no hay control sobre la traza de colectora General Paz y la colectora de la Riccheri. Ni de entrada ni de salida. A esto se le puede sumar la mala colocación estratégica y falta de funcionamiento de los lectores de patentes de La Matanza”, explicó el referente vecinal.
Un mes antes que Inés fuera asaltada en Villa Luzuriaga, a pocas cuadras, en Chile al 1100, otra vecina, cuya identidad no trascendió, fue atacada por cuatro delincuentes que la rodearon con dos motos. Dos de los asaltantes descendieron de las motos y sorprendieron a la vecina cuando estaba en su Renault Sandero blanca mientras le mandaba un mensaje a su hermano para avisarle que estaba en la puerta.
Al advertir que la dueña del automóvil no descendía, uno de los delincuentes disparó un balazo al aire. Cuando la vecina abrió la puerta del vehículo, el ladrón la tomó del cuello y la empujó contra el piso. Los delincuentes huyeron con el rodado y las dos motos. El automóvil fue hallado tres horas después en la zona de Morón. Los efectivos de la comisaría local detuvieron a dos menores, de 16 y 17 años. Tienen la misma edad que los tres asaltantes que mataron al médico Juan Carlos Cruz para robarle su vehículo.
“Estoy seguro de que los asaltantes eran menores. No tendrían más de 16 años. Me resistí porque fue la segunda vez en el año que me robaban la camioneta. En aquella oportunidad la pude recuperar. Apareció en Río Negro, en el límite con Buenos Aires. Habían cambiado los papeles y los vidrios. Me costó mucho esfuerzo conseguir que me restituyan la camioneta. Cuando la fui a buscar le faltaban cosas. La estaba levantando y hace pocos días le cambié los amortiguadores porque le tenía que hacer la VTV y me la robaron otra vez”, recordaba Daniel, resignado.
En esa oportunidad, la camioneta que robaron a Daniel en Avellaneda fue encontrada en una ruta usada por ladrones de automóviles. Esa ruta termina en la ciudad de Neuquén, donde hace un año, un grupo de efectivos de la Policía Federal desbarató una ciudad desarmadero. Con más de 4000 vehículos robados distribuidos en un predio de una hectárea y media, otro de 10.000 metros cuadrados y dos restantes más pequeños, los cuatro desarmaderos allanados por los detectives de la División Sustracción Automotores de la Policía Federal, superaban cualquier local dedicado al comercio de autopartes conocido hasta ese momento.
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