ADN del crimen. Los secretos de la banda narco que reemplazó la soja por maíz para eludir el freno kirchnerista a las exportaciones
Ocho integrantes de la organización transnacional podrían recibir en los próximos días penas de hasta 15 años de prisión; dos colombianos siguen prófugos
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La maniobra era muy ingeniosa. Los narcos sabían que el pellet de maíz al ser controlado por el escáner de la Aduana no detectaba si en el medio había droga. Tampoco podía ser sometido al olfato de los perros porque es uno de los componentes del alimento balanceado. Entonces, la inspección tiene que ser por medio de pinches o lanzas. Así, las primeras herramientas de control quedaban fuera de juego.
Mediante la maniobra de ocultar cocaína en contenedores con pellet de maíz una organización comandada por tres narcos colombianos y ocho sospechosos argentinos planeaba distribuir el mencionado estupefaciente a través de diversas redes en España y los Emiratos Árabes.
Si lograban que los cargamentos pasaran por los denominados canales naranjas o verdes de las Aduanas, la banda podría llevar los cargamentos con la droga hasta los países del Golfo Pérsico. Uno de los tres supuestos jefes de la organización transnacional, que habría sido identificado por fuentes judiciales como Gabriel Londoño Rojas, fue detenido, a fines de noviembre aeropuerto de Abu Dhabi.
Cuando Londoño Rojas pasó su huella digital por el lector de la cabina de la policía del aeropuerto del mencionado emirato, se activó el alerta en los registros que tenía un pedido de captura del juzgado de Federal de Campana, a cargo de Adrián González Charvay, y se había emitido una circular roja de Interpol.
López Londoño sigue detenido en Abu Dhabi donde se inició un juicio de extradición para que pueda ser juzgado en los tribunales federales argentinos. Mientras que Newson Sabogal y Álvaro Ramírez Duque, los otros sospechosos de nacionalidad colombiana, acusados de ser los financistas de la operación, siguen prófugos.
Para la Justicia Federal argentina, López Londoño sería uno de los tres colombianos que coordinaron el envío de 1658 kilogramos de cocaína desde Rosario a España y Dubai, pero antes de que se concretara el despacho de la droga por el puerto de Rosario el cargamento fue secuestrado en un depósito de Empalme Graneros.
La Justicia argentina sospechaba que otro cargamento similar, que salió de Puerto San Martín y fue secuestrado en las terminales de Santos y Rotterdam, tenía el mismo destino y pertenecía a la misma organización internacional.
Según fuentes de la investigación, en Santos y Rotterdam, se secuestraron 568 y 866 kilos de cocaína, respectivamente, que salieron de la terminal rosarina. Mientras que el 31 de agosto de 2022 fue secuestrado el cargamento de 1658 kilos de cocaína en Empalme Granero.
Entre el 21 de junio y el 31 de agosto de 2022 se movieron en Rosario 3092 kilos de cocaína, un cargamento que los narcos cambiaban constantemente de lugar de acopio, mientras esperaban que se habilitaran los canales naranja o verde desde la mencionada terminal portuaria.
Además de las dificultades para controlar el contenido de las cargas con pellet de maíz, los narcos querían asegurarse de que los contenedores que llevaban el producto que enmascaraba los paquetes con cocaína, pasaran por los mencionados canales verde o naranja.
“Una vez que el apoderado de una empresa presentó toda la documentación para realizar una exportación, el sistema lo deriva a un canal de selectividad. Puede ser verde, naranja o rojo. Para este caso en particular, nos encontramos ante un operador que, si no tenía envíos previos, iba a canal rojo. Dicho canal implicaba que va a tener un acto de verificación dónde interviene un verificador con la función de controlador del servicio aduanero, el cual hace un análisis documental y también de la mercadería, que esa mercadería coincida con lo que está declarado, en peso, cantidad y especie”, explicó uno de los investigadores de la Policía Federal, al declarar como testigo en el juicio oral contra los seis integrantes de la célula argentina del cartel colombiano.
El jueves próximo, el Tribunal Criminal Federal N° 3 de Rosario, integrado por los jueces Eugenio Martínez Ferrero, Osvaldo Facciano y Mario Gambacorta dictará el veredicto en el juicio oral que se desarrolló contra los ocho imputados de participar en la preparación, acopio y enmascaramiento del cargamento de cocaína que la banda planeaba enviar a Europa y a Emiratos Árabes.
El fiscal federal Federico Reynares Solari y su colega de la Regional NEA de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Matías Scilabra, solicitaron penas de hasta 15 años de prisión para los ocho acusados.
Al presentar sus alegatos, los representantes del Ministerio Público pidieron que Gabriel Nicolau y José Damián Sofía sean condenados a 15 años de prisión por considerarlos presuntos coautores de “comercio de estupefacientes y por el contrabando agravado por tratarse de estupefacientes inequívocamente destinados a su comercialización agravado en ambos delitos por la cantidad de personas involucradas, en grado de tentativa”.
Además, los fiscales solicitaron al tribunal que se apliquen penas de 14 años de prisión para Oscar Rossi; 12, para Marco Páez; 10, para Lucas Hitters y entre 6 y 4 años de cárcel para los otros tres acusados. A este grupo imputados, los representantes del Ministerio Público les endilgaron haber cometido con distinto grado de participación los delitos de “comercio y contrabando agravado de estupefacientes destinados a su comercialización y por la cantidad de personas que intervinieron”.
“La modalidad que uno vislumbraba en la causa era lo que se denomina de empresa a empresa. En este caso, la droga va camuflada u oculta en los productos que se exportan, eso requiere de una connivencia de la empresa exportadora, de la empresa importadora y la participación de todos los actores”, agregó el investigador de la Policía Federal, en su exposición ante los jueces del Tribunal Criminal Federal N° 3, de Rosario.
Durante la pesquisa, se determinó que la banda realizó un envío previo de contenedores con pellets de maíz a España para lograr la habitualidad de operaciones necesaria que permitiera que los embarques posteriores pasaran por los mencionados canales naranja o verde y así evitarían el canal rojo.
“Cuando una empresa nueva exporta, el sistema de aduanas le asigna canal rojo, que es un control exhaustivo. A medida que hay habitualidad comercial, el sistema va virando a canal naranja y luego a canal verde. El canal naranja es fiscalización documental, y el canal verde la carga no es considerada riesgosa por el sistema aduanero”, explicó un comisario de la Policía Federal que declaró como testigo
Dicho cargamento tenía otros dos dueños, además Londoño Rojas. Se trata Sabogal y Ramírez Duque, acusados de ser engranajes claves de un cartel trasnacional que se había instalado en esa zona de la Hidrovía para traficar toneladas de droga hacia el Viejo Continente.
Para los agentes de la DEA de los Estados Unidos, Londoño Rojas y Ramírez Duque eran dos narcos conocidos, sin embargo para los investigadores argentinos, eran dos fantasmas, pero se sospecha que estuvieron en la provincia de Santa Fe para coordinar la operación de tráfico de cocaína más grande de la historia. Sin embargo, algo salió mal.
“¿Vos no mirás el noticiero? El gobierno parece que le quiere aumentar las retenciones a todo lo derivado de la soja, y entonces trabó todo; no deja hacer exportaciones nuevas hasta que aumenten un 3% más las retenciones”, le explicó Sofía a otro miembro de la banda, según consta en la desgrabación de una conversación telefónica que se presentó como prueba en el debate oral.
Esta circunstancia que formaba parte de una decisión política del gobierno nacional obligó a los narcotraficantes a modificar sus planes y cambiar la materia prima que permitiría enmascarar el cargamento de cocaína. Así pasaron de la soja, al pellet de maíz.
Cinco meses antes de que la droga fuera secuestrada, en una decisión de política económica , el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, dispuso el cierre momentáneo de las exportaciones de subproductos de soja, como harina y aceite. Esta medida hizo cambiar de planes al grupo narco, que a través de la empresa Pepe Cereales, de Santiago del Estero, pretendía exportar a España un cargamento de harina de soja que llevaba escondido el gigantesco lote de cocaína.
En sus alegatos, los fiscales Reynares Solari y Scilabra, explicaron que la investigación comenzó con el el seguimiento de un personaje conocido como el “Tano”, que en el ambiente del narcotráfico rosarino operaba como facilitador de la salida de los cargamentos con droga del puerto de Rosario. En la jerga se conoce como facilitador a aquella persona que puede tener los mecanismos para sacar droga por los distintos puertos, y prestan sus servicios a las organizaciones narcocriminales.
Según los investigadores, Nicolau habría armado en España una empresa de alimentos para animales de granja, con sede en Barcelona, donde tenía otra firma anotada en el rubro de comercialización de productos de belleza. El cargamento de pellets de maíz tenía como destino la empresa de elaboración de comida para mascotas. La firma que mandaba el cargamento estaba radicada en Santiago del Estero. Así se completaba la maniobra de empresa a empresa.
Sofía se encargaba de que el cargamento que llevaba la cocaína oculta pasara por los escáneres de la Aduana sin ser detectada. Nacido en Haedo, en el conurbano, tiene un historial espeso. Fue acusado de llamar a un tribunal federal y amenazar a una jueza.
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