ADN del crimen: los puntos más oscuros en el nuevo relato de Nahir Galarza
Marcelo Galarza, padre de la joven condenada a prisión perpetua, había sido investigado durante la primera etapa del caso y se descartó entonces su participación en el asesinato de Fernando Pastorizzo
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Para la Justicia de Entre Ríos, la estrategia de Nahir Galarza siempre apuntó a lograr desvincularse del homicidio de su novio, Fernando Pastorizzo, sin importarle a quién involucraba. Esta conducta quedó en evidencia desde los minutos posteriores al asesinato, ocurrido el 29 de diciembre de 2017, entre las 5.10 y las 5.18, en Gualeguaychú.
Según consta en el expediente, Nahir intentó sembrar sospechas sobre su padre desde el principio de la investigación. Poco más de media hora después de dispararle un balazo por la espalda a Pastorizzo y de rematarlo de un segundo disparo, la joven, de 19 años, comenzó a plantar pistas falsas para desviar la investigación en dirección a otros sospechosos, entre ellos su padre y un amigo de la víctima que tenía un tío policía.
“Lo primero que pretendió Nahir Galarza luego de ocurrido el hecho no fue evitar que se sospeche de su padre, sino alejar cualquier sospecha respecto de ella, lo cual se aprecia con absoluta transparencia en los dos mensajes de WhatsApp que escribió al teléfono de Fernando Pastorizzo a las 5.52 del 29 de diciembre, es decir, con la víctima ya fallecida, consignando ‘La podés cortar?’ y ‘Ya te dije que no me vi con nadie’, contenidos en el CD Nº 26″, sostuvieron los jueces del Tribunal Oral de Gualeguaychú al detallar los fundamentos de la sentencia que estableció la condena a prisión perpetua contra Nahir por el homicidio de Fernando.
Esto significa que la supuesta maniobra de la acusada para desviar la atención de los investigadores hacia su padre no es nueva, sino que estuvo presente a partir del momento posterior al homicidio de Fernando. En esa época el tribunal no creyó la versión que habría intentado instalar Nahir.
Cuatro años más tarde, en otro contexto familiar, después de la separación de sus padres, la acusada insistió en la estrategia de vincular a su padre en el asesinato. Esta vez habría sido más directa y lo señaló como el presunto autor material de los disparos.
Pero esta imputación, presentada por la defensa de Nahir, fue rechazada, el lunes pasado, por la fiscalía de Gualeguaychú, que consideró que el sumario por el homicidio de Pastorizzo era “cosa juzgada”.
“Es claro que el propósito de esos mensajes era el de indicar que la noche con Pastorizzo había terminado como habitualmente acontecía, intentando evidenciar un desconocimiento absoluto del trágico final de este, con un manifiesto afán por procurar aventar cualquier sospecha sobre ella, no sobre su padre”, expresaron los jueces en la sentencia que condenó a Nahir, dictada en julio de 2018.
Cuando Fernando fue asesinado, Marcelo, el padre de Nahir, se desempeñaba en la policía de Entre Ríos. Según figura en el expediente, Pastorizzo fue asesinado con la pistola calibre 9 mm que le proveyó la fuerza de seguridad provincial.
Durante la investigación encarada por el fiscal Sergio Rondoni Caffa se determinó que Nahir tomó el arma de su padre de la parte superior de la heladera, subió a la moto con Fernando y, al llegar a General Paz al 500, le disparó un balazo por la espalda, casi a quemarropa. Según los peritajes, Nahir remató a Fernando de un balazo en el pecho.
Después, según la reconstrucción del asesinato realizada por los investigadores, Nahir regresó a su casa a pie. En el juicio, el testigo Joaquín Osorio recordó que la acusada sonrió cuando lo cruzó. Llevaba un buzo en la mano, que según los fiscales, habría utilizado para esconder el arma. Al llegar a su casa, colocó la pistola en el mismo lugar donde la guardaba su padre. Media hora más tarde, según se consignó en la sentencia, Nahir comenzó a mandar mensajes para cubrir sus rastros.
Esta secuencia que figura en el expediente fue confirmada en el juicio oral por el remisero Roberto Correa Masaferro, que escuchó dos estruendos al llegar a la esquina de Artigas y Avellaneda y vio “cómo Fernando movía la cabeza para ambos lados al tiempo que le brotaba la sangre”. La escena que describió el testigo se completaba con una joven de características similares a Nahir, al lado del cuerpo de Fernando y de la moto. Aunque no vio ningún arma.
Oscar Otero, que trabaja en una parrilla, manifestó haber escuchado dos estruendos a esa hora de la madrugada. Dos cámaras de seguridad registraron el paso de la moto de Fernando con una acompañante.
También se sumaron al expediente las grabaciones de dos cámaras de seguridad en las que quedó registrado el paso de una adolescente, vestida con ropa similar a la persona que viajaba como acompañante de la víctima, de regreso a su casa, cerca de la escena del crimen, minutos después del homicidio.
Con estos elementos, sumados a una batería de peritajes, el tribunal de Gualeguaychú, integrado por Alicia Vivián, Mauricio Derudi y Arturo Dumón, condenó a Nahir a prisión perpetua por el homicidio agravado de Fernando.
Tres tribunales, de acuerdo
La Sala II de la Cámara de Casación Penal de Entre Ríos, integrada por los jueces Silvina Gallo, Darío Perraud y Aníbal Lafourcade, ratificó la sentencia del Tribunal Oral de Gualeguaychú. Además, los camaristas confirmaron el monto de la condena y consideraron que no hubo una situación previa de violencia de género ejercida por Fernando contra Nahir, tal como se indicó en el recurso presentado por uno de los defensores de la acusada.
En abril pasado, la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, integrada por Claudia Mizawak, Miguel Giorgio y Daniel Carubia, rechazó la impugnación presentada por la defensa de Nahir contra la sentencia de los jueces de Gualeguaychú.
Esto significa que nueve magistrados de tres tribunales, de tres instancias distintas, revisaron el caso y coincidieron en que no existió ninguna de las circunstancias de atenuación o justificación por presuntos hechos de violencia de género que habría sufrido Nahir de parte de la víctima.
Ni en el juicio oral como tampoco en las distintas presentaciones ante los tribunales de Entre Ríos, como en el recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la defensa de la acusada se refirió al padre de Nahir como supuesto autor del homicidio.
Durante el desarrollo del proceso, Nahir aportó distintas versiones sobre el asesinato de Fernando
El mismo día del crimen, a las 10, expresó: “Yo me enteré de que el arma con la que mataron a Fernando era de un policía. Yo sé que Fernando tenía un compañero de la escuela que tenía el papá o un tío policía”. Doce horas después cambió su versión y dijo: “La persona que disparó fui yo. Lo hice con el arma de mi papá que estaba arriba de la heladera, la saqué sin que lo sepa. Los dos disparos los hice con esa arma”.
El 16 de enero de 2018, la acusada aportó la tercera versión del mismo hecho: “Ni siquiera miré cómo la agarré y en ese momento en que frena de golpe yo sentí la primera explosión. Y ahí nos caímos los dos de costado”.
Otro cambio de posición
Hace una semana, la defensa de Nahir, al fundar su imputación contra el padre, indicó que la acusada fue víctima de una manipulación, que fue obligada a declarar en su contra, que las declaraciones se las escribieron y que ella las repitió.
La letrada indicó que la maniobra para culpar a Nahir con el objeto de favorecer al padre habría sido pergeñada por Marcelo Galarza y los dos abogados que la representaron en la primera parte del proceso.
Además, en la presentación, la nueva defensa sostuvo que Nahir sufría una patología neurológica similar a la de su hermano, que nunca fue revelada por los peritos que la entrevistaron durante el proceso.
No obstante, en el expediente, no hubo ningún elemento que ubicara al padre de Nahir en la escena del crimen. Para la Justicia, se determinó que la madrugada del homicidio Marcelo Galarza estaba en su casa. Durante la mañana, tomó el arma de la parte superior de la heladera, donde siempre la dejaba, y viajó a Gualeguay. Allí recibió el llamado en el que se le ordenó que regresara a Gualeguaychú porque debía presentarse en la fiscalía.
A partir de la reconstrucción de los movimientos de Galarza, realizada por los investigadores se habría determinado que el padre de Nahir regresó a su casa, se cambió de ropa, dejó su arma nuevamente arriba de la heladera y se dirigió a la fiscalía. Allí le notificaron que necesitaban su arma porque habían encontrado un proyectil y una vaina calibre 9 mm en el lugar donde mataron a Pastorizzo. Entonces, Galarza retornó a su casa con otros policías que junto a dos testigos secuestraron el arma, en el mismo lugar donde Galarza la había dejado minutos antes. Así fue que el padre de Nahir estuvo en la mira de los investigadores durante las primeras horas posteriores al asesinato.
“Todo lo expuesto deja en evidencia que lo declarado por Nahir Galarza en el debate no es creíble, resultando su relato absolutamente inverosímil”, expresaron los jueces al dictar la condena.
Actualmente, a Nahir le quedan dos opciones: que avance la investigación por el presunto abuso contra un familiar que habría sido protegido por su padre y que la Corte Suprema de Justicia de la Nación revise el recurso presentado por su defensa y considere que hubo arbitrariedad en las sentencias dictadas en su contra. Si el planteo es rechazado, la condena quedará firme y seguirá en prisión.
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