ADN del crimen: los nuevos cuentos del tío ponen en riesgo a los adultos mayores
Los estafadores buscan quedarse con los ahorros guardados en cajas de seguridad
- 9 minutos de lectura'
Alicia, de 92 años, estaba en su departamento, en Recoleta, cuando recibió una llamada en su teléfono fijo. Del otro lado de la línea, una mujer, que se presentó como una empleada de la Anses, le preguntó por su esposo, al que mencionó con el nombre y apellido correctos. La jubilada respondió que su marido había fallecido. Entonces la interlocutora, con el ardid de expresar una mentira para obtener una respuesta verdadera, le ordenó que le entregara el número de celular de su hijo para poder acceder a la caja de seguridad que tenía en el banco. Alicia dijo que tenía el cofre en una sucursal bancaria, pero de ninguna manera entregaría el número de teléfono de su hijo.
Eran las 10.30 del 8 de abril pasado. Alicia no lo sabía, pero con esa respuesta había caído en la trampa urdida por una banda de estafadores que se dedica a robarles a los abuelos mediante los denominados cuentos del tío. Una modalidad delictiva que recrudeció en tiempos de pandemia. Para resguardar la integridad de la damnificada y su familia y para evitar una revictimización, la verdadera identidad de la jubilada se mantendrá en reserva.
Al obtener mediante el método de mentira/verdad la información que indicaba que Alicia tenía una caja de seguridad en el banco, fue cuestión de minutos para que la falsa empleada de la Anses armara una puesta en escena.
“No importa. No es necesario que diga el número de teléfono de su hijo. Lo llamamos nosotros”, respondió la estafadora. Del otro lado de la línea, un hombre con la voz distorsionada y que simulaba hablar por un celular en altavoz, parecía responder las preguntas de Alicia. Sin darse cuenta, con cada contestación, la jubilada entregaba información que los estafadores usarían en su contra.
Todas las respuestas que el estafador, que se hacía pasar por el hijo de la víctima entregaba, eran monosilábicas, pero alcanzaban para que Alicia estuviera convencida de que la persona cuya voz escuchaba de fondo era la de su familiar.
A partir de la descripción del hecho que figura en la denuncia realizada en la comisaría, de la Policía de Ciudad, situada a metros de la esquina de Las Heras y Callao, se determinó que con la información aportada por Alicia, entró en escena un tercer integrante de la banda que, en menos de una hora, logró obtener un turno para que la jubilada fuese atendida en una sucursal bancaria de la zona de Pueyrredón y Juncal.
La puesta en escena pergeñada por los estafadores había provocado el efecto que deseaban. Convencieron a Alicia de que debía concurrir al banco donde tenía la caja de seguridad para retirar los dólares porque esos billetes que atesoraba saldrían de circulación. La estafadora le dijo que uno de los empleados de la sucursal bancaria la pasaría a buscar por su casa, en avenida del Libertador y Callao. Para aportar un matiz de realidad, la estafadora informó que su hijo la esperaría en el banco.
Minutos después de las 13, un estafador que se hizo pasar por un empleado del banco tocó el timbre del departamento de Alicia. En ese momento, la jubilada que, según relató uno de sus familiares, no había abandonado su casa durante casi un año debido al temor por contagiarse el virus Covid-19, salió del edificio, se encontró con el falso empleado y abordó un vehículo. Luego de recorrer dos cuadras, el estafador le dijo otra mentira: “Alicia, su hijo avisó que no podía llegar a tiempo al banco y que la esperaría en la sucursal en la que usted cobra la jubilación”. Todo era falso, pero Alicia no tenía forma de comprobarlo.
Cuando llegaron al banco y, antes que Alicia descendiera, el estafador le entregó a la jubilada un ticket similar al que se imprimen con las máquinas instaladas en las sucursales, con el número de orden para realizar el trámite en el sector de cajas de seguridad.
El estafador esperó a Alicia en al automóvil en la puerta de la entidad y, una vez que la jubilada abordó el vehículo con la bolsa que contenía los dólares y las joyas, el delincuente le sugirió que le entregara el paquete para colocarlo debajo de la butaca delantera, a resguardo de un eventual ataque de motochorros. El estafador, con la víctima en el asiento trasero, se dirigió la sucursal del Banco Nación, donde la víctima cobraba la jubilación, para encontrarse con su familiar, quien la ayudaría con el trámite para cambiar los billetes que, según el ardid pergeñado por los estafadores, saldrían de circulación.
Después de recorrer dos cuadras se concretó la última mentira. Al pasar por un local de venta de artículos de librería, el estafador detuvo la marcha del vehículo y le pidió a la víctima que descendiera para hacer una fotocopia de su DNI, elemento que le requerirían en el otro banco. Según relató el familiar de la víctima, Alicia descendió del rodado blanco, ingresó en la librería, hizo la fotocopia del DNI y, cuando salió, advirtió que el vehículo no estaba. Tampoco estaba el conductor. Ni la bolsa con más de US$150.000 y joyas que, minutos antes, había retirado de la caja de seguridad.
De regreso en su casa, Alicia pudo comunicarse con su hijo y, al advertir que había sido víctima de un robo, sufrió una crisis nerviosa. Gran parte del dinero que le robaron pertenecía a un familiar.
Por la noche, la jubilada radicó la denuncia una dependencia de la Policía de la Ciudad. Por la distribución de los turnos, la instrucción del sumario quedó radicada en la dependencia del Ministerio Público, a cargo de la fiscal Mónica Cuñarro.
En las últimas horas, tanto la víctima como su familiar ampliaron la declaración testimonial y aportaron detalles sobre los objetos de valor que les robaron.
El mismo ardid
Dos días antes, del otro lado de la avenida General Paz, en Vicente López, efectivos de la policía bonaerense detuvieron a dos delincuentes, de 27 y 43 años, que circulaban en un Volkswagen Gol blanco, acusados de robarle US$20.000 a Esther, otra jubilada.
Fuentes de la investigación indicaron que el ardid utilizado para engañar a Esther fue idéntico al que usaron los delincuentes que estafaron a Alicia, en Recoleta. Por tal motivo, los funcionarios judiciales que instruyeron el sumario por el robo en Vicente López, no descartaban la posibilidad que Esther y Alicia hubieran sido víctimas de la misma banda; a pesar que dos de los integrantes de la organización criminal fueron capturados 48 horas antes que se concretara el robo contra la jubilada de Recoleta.
“Es muy posible que se trate de la misma banda. Esta presunción se fundó en que los grupos delictivos que se dedican a esta clase de estafas contra los abuelos son muy numerosos y se desempeñan de forma celular o de clanes”, explicó uno de los investigadores judiciales.
Los dos delincuentes que le hicieron “el cuento del tío” a Esther fueron apresados el 6 de abril pasado, cuando un dispositivo lector de patentes, instalado por la Municipalidad de Vicente López, activó una alarma debido a que un vehículo vinculado con un robo había ingresado en la zona.
Dicho automóvil aparecía en la investigación que el fiscal Alejandro Guevara inició a partir de la denuncia radicada por los familiares de Esther. El 3 de marzo pasado, la jubilada había recibido un llamado en el que le dijeron que debía concurrir al banco a retirar los dólares que tenía en la caja de seguridad porque, por la noche, el Poder Ejecutivo Nacional dictaría una medida para confiscar los depósitos, en una resolución similar al “corralito” de la crisis de diciembre de 2001.
A partir de la reconstrucción del hecho, mediante la revisión de las cámaras de seguridad del municipio y las privadas, el representante del Ministerio Público logró reconstruir el recorrido de los estafadores, desde el momento que pasaron a buscar a Esther por su casa, la llevaron al banco y cuando la dejaron en la librería para que hiciera la fotocopia del DNI. Se trató de un método similar al aplicado para engañar a la jubilada de Recoleta, pero un mes después.
En las imágenes de las cámaras de seguridad quedó registrada la patente del vehículo utilizado por los delincuentes que le robaron a Esther. Cuando el vehículo regresó a la zona, el 6 de abril pasado, fue perseguido por un grupo de policías que lograron detener al conductor y al acompañante.
A la caza de dólares
Hace una semana, en Olivos, un jubilado, de 78 años, recibió un llamado en el que un hombre decía ser amigo de su yerno lo alertaba sobre la necesidad de cambiar los dólares cuyos billetes denominados en el ambiente de las “cuevas” como “cabeza chica”, debido al tamaño del rostro característico del billete, saldrían de circulación. Cuando, el estafador llegó a la casa del vecino para retirar el dinero, el dueño de la vivienda le pidió que le firmara un recibo.
Al advertir que se trataba de un engaño, el jubilado realizó la denuncia. En ese momento, el fiscal Guevara ordenó a los peritos de la Policía Científica que concurrieran a la casa del damnificado.
Al revisar el papel firmado por el estafador, la comisario Paula Abadi, de la Policía Científica, logró identificar dos huellas dactilares. Cuando los investigadores cotejaron ambas improntas en el sistema AFIS, determinaron que correspondían a un condenado por robos. Así, los investigadores judiciales y policiales llegaron hasta la casa del estafador, en San Martín, lo detuvieron y recuperaron el dinero.
“Abuelo, mamá está en el Banco Central cambiando todos los dólares y me pidió que te llamara para que me mandaras todos los dólares que tenés en tu casa para cambiarlos porque se vencen”, expresó el llamado que recibió un vecino, de 75 años, en su casa, de Saavedra.
Al dueño de la vivienda, le pareció extraña la voz de la mujer que se hacía pasar por su nieta, Carolina, y le pidió a su pareja que llamara al número de emergencias 911.
Efectivos de la Policía de la Ciudad llegaron a la vivienda y detuvieron a los dos estafadores cuando retiraban el dinero. La investigación del caso quedó a cargo del titular del fiscal José María Campagnoli, de la Fiscalía de Distrito de Saavedra y Núñez que, en menos de dos meses, pidió que ambos estafadores sean sometidos a juicio oral
Temas
Otras noticias de Robo
Más leídas de Seguridad
Siete de cada diez robos de autos en Buenos Aires son cometidos con armas de fuego
“Me quiso matar como a un animal”. El estremecedor relato de la mujer apuñalada 28 veces por su expareja en Núñez
Todos chilenos. Fueron expulsados cinco delincuentes que hacían entraderas en la Ciudad
ADN del crimen. La búsqueda de Loan termina en silencio y sin pistas sobre el destino del chico desaparecido en Corrientes