ADN del crimen. Los billetes tiznados que Callejeros utilizó para pagar abogados
Mientras había padres que recorrían hospitales buscando a sus hijos o que se agolpaban en la puerta de la Morgue Judicial para tratar de ver si sus nombres figuraban en la lista de fallecidos en la tragedia de República Cromañón, los integrantes de la banda Callejeros limpiaban a mano cada uno de los billetes obtenidos por la venta de las cinco mil entradas para el recital del 30 de diciembre de 2004, donde murieron 194 personas.
Según relató a LA NACION un allegado al grupo, esos billetes quedaron tiznados por su exposición a la mezcla de ácido cianhídrico y monóxido de carbono que se precipitó del techo del local nocturno a raíz de la combustión provocada por una bengala que impactó contra la mediasombra y la espuma de poliuretano colocadas como elementos de ornamentación e insonorización, respectivamente.
Ese humo denso, de un color gris plomo intenso, mató a 194 personas que asistieron al recital de Callejeros en el boliche de la zona de Once y provocó heridas en 1432 jóvenes que concurrieron al trágico show.
Además de matar y provocar lesiones de por vida en las vías respiratorias a muchos sobrevivientes, ese humo manchó los casi $80.000 que formaban parte de la recaudación para el recital del 30 de diciembre de 2004. De las tres presentaciones de Callejeros en Cromañón, del 28, 29 y 30 de diciembre, la última fue la que mayor demanda de entradas tuvo; por eso fue tan importante la recaudación que la banda obtuvo esa noche trágica.
Durante la investigación que terminó con las condenas a quince acusados por la mayor tragedia por causas no naturales en la historia argentina, quedó al descubierto qué pasó con la recaudación del recital, cómo se repartió el dinero entre los distintos integrantes de la banda y cuál fue el destino de lo recaudado.
No obstante, hubo una parte de la ruta del dinero del trágico recital que los protagonistas no hicieron consignar en el expediente.
A casi 16 años de la tragedia, un allegado al grupo describió esa escena que la banda se ocupó de ocultar durante tanto tiempo.
Dos días después del incendio en Cromañón, un empleado del local dedicado a la venta de ropa que comercializaba las entradas para los recitales de Callejeros llevó la mochila con los billetes tiznados de 2, 5 y 10 pesos a la sala de ensayos situada en Joaquín V. González, casi esquina Galicia, en Floresta.
Allí, los integrantes de la banda Callejeros limpiaron a mano, uno a uno, los billetes manchados con las micropartículas del ácido cianhídrico, producto de la combustión provocada por el incendio de la mediasombra y la espuma de poliuretano colocadas en el techo del boliche.
En las pruebas de laboratorio realizadas por los técnicos se concluyó que la concentración de ácido cianhídrico dentro del boliche fue de entre 180 y 225 partes por millón.
Esos guarismos son considerados "letales y peligrosos para los seres vivos" cuando la relación supera las 150 y las 200 partes por millón, según las normas internacionales.
Luego de limpiar los restos de ese humo que quedaron en los billetes los integrantes de la banda apartaron $30.000 que destinaron al pago de los abogados que los representaron durante la primera parte del proceso y a la compra de un transporte escolar que usaron para movilizarse.
El remanente, de $50.000, fue llevado al juzgado por dos de los integrantes de la banda y quedó en custodia como respaldo ante eventuales embargos. Sin embargo, ese dinero nunca fue destinado a pagar demandas de los sobrevivientes.
La cantidad de espectadores
Si bien los músicos presentaron $50.000 en el juzgado, allegados a la banda estiman que, en realidad, la noche del trágico recital el grupo de rock habría recaudado $80.000.
A poco de cumplirse 16 años del incendio, no está claro cuántas entradas se vendieron para el último de los tres shows pautados en Cromañón.
Algunos testigos indicaron que se imprimieron 5000 tickets para cada presentación. Esos boletos se comercializaron a través de las distintas sucursales de "Locuras", un local de venta de ropa.
Los jóvenes que seguían a Callejeros pagaron 10 pesos por cada localidad en la compra anticipada. Mientras que aquellos que concurrieron directamente a Cromañón abonaron $15 en la boletería del boliche.
Aquel dinero nunca llegó a las víctimas de la tragedia. Fue restituido a los integrantes de la banda, que fueron condenados por su responsabilidad en el incendio por haber sido coorganizadores del recital con Omar Chabán y Rafael Levy, dueño del predio donde funcionaba Cromañón.
El monto de la recaudación constituyó una prueba de la responsabilidad de Callejeros en la tragedia, debido a que el local estaba habilitado para que ingresaran 1031 personas, pero según la estimación realizada por los investigadores judiciales fundada en las declaraciones de los testigos, la noche de la tragedia hubo 3500 espectadores. Sin embargo, si se tiene en cuenta el monto de la recaudación y la cantidad de entradas impresas, la cifra de espectadores aumentaría considerablemente.
En los últimos meses, el tribunal que condenó a Callejeros liberó ese dinero que había quedado como depósito judicial. Durante los 15 años que pasaron desde la tragedia, esos $50.000 acumularon intereses y la suma inicial se transformó en $1.141.351.
El juez del Tribunal Oral N° 23, Marcelo Alvero firmó la resolución para que el dinero sea reintegrado a los miembros de Callejeros. Los ocho integrantes dividieron en partes iguales el monto total y cada uno de ellos se llevó $142.668.
Billetes en una maceta
Según consta en la causa, la noche de la tragedia, Ezequiel Orlandi, uno de los empleados de "Locuras", llevó la recaudación de la venta anticipada de las localidades a la boletería de Cromañón. Allí, le entregó la mochila con el dinero a su compañero Bruno Díaz.
Al escuchar los acordes de la segunda de las treinta canciones que la banda había programado para esa noche, Orlandi advirtió que la gente se agolpaba en las puertas y trataba de salir. El testigo dijo que quedó atrapado en la boletería y que tuvo que romper los vidrios para poder salir.
En ese momento guardó sus pertenencias en la mochila junto con los billetes que habían quedado expuestos a las micropartículas que invadieron la boletería. Dejó la mochila en una maceta del lobby del hotel Central Park y comenzó a ayudar a la gente para sacarla del boliche.
Después regresó al hotel instalado como cuña en Cromañón, tomó la mochila que había guardado en la maceta y entregó el dinero a Díaz, que a su vez se lo pasó a Diego Argañaraz, manager de la banda, y a Patricio Santos Fontanet, líder de Callejeros.
Cinco años después, Fontanet fue condenado a siete años de prisión, mientras que Argarañaz, Christian Torrejón, Juan Carbone, Maximiliano Djerfy y Elio Delgado recibieron una pena de cinco años de cárcel; el escenógrafo Daniel Cardell fue condenado a tres años de cárcel. El baterista Eduardo Vázquez es el único que sigue en prisión, debido a que fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su pareja, Wanda Taddei. A excepción de él, los integrantes de Callejeros ya fueron liberados.
La condena no les impidió cobrar el dinero de la recaudación del trágico recital. Pero, la Justicia todavía no resolvió ninguno de los juicios presentados en el fuero Contencioso Administrativo por los familiares de las victimas ni por los sobrevivientes. Para ellos, la Justicia no llegó.
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