ADN del crimen: la última hora que definió la suerte de María Marta García Belsunce
La reconstrucción de los movimientos de la víctima y de Nicolás Pachelo sustentan la acusación de los fiscales
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El día que la mataron, María Marta García Belsunce, concurrió a misa, por la mañana. Llegó a su casa en el country Carmel, de Pilar y despertó a su esposo, Carlos Carrascosa. Al mediodía, partieron a la casa de la familia Binello, donde almorzaron. Fiel a su rutina de cada domingo, María Marta y Viviana Binello jugaron al tenis. Pero debido a la lluvia que cayó sobre Pilar el 27 de octubre de 2002, tuvieron que suspender el partido. Entonces, a las 18, María Marta decidió regresar antes a su casa para ducharse y esperar la llegada de Beatriz Michelini para una sesión de masajes.
María Marta no lo sabía pero entre las 18 y las 19 de ese domingo comenzaron a desencadenarse una serie de acontecimientos que derivaron en su asesinato y en la posterior huida del principal acusado de matarla: el vecino, Nicolás Pachelo.
Fueron los sesenta minutos que marcaron el sangriento final de la María Marta. A partir de la reconstrucción de los acontecimientos ocurridos en esa hora dramática, los fiscales obtuvieron pruebas que ubicaron al vecino en el country antes del crimen, en el momento en que le dispararon seis balazos en la cabeza y cuando abandonó el barrio cerrado como parte de su coartada.
Esta línea de tiempo, que va de las 18 a las 19, fue expuesta por el fiscal Patricio Ferrari, en la primera audiencia del juicio oral contra Pachelo y los vigiladores, José Ramón Alejandro Ortíz y Norberto Glennon, por su presunta responsabilidad en el homicidio de María Marta.
Según expuso el fiscal Ferrari, “Pachelo asaltó prácticamente todas las casas que rodeaban perimetralmente a la de la víctima, particularmente los domingos entre las 18 y las 20; esa era su zona de confort criminal”.
Ferrari, junto Federico González y Andrés Quintana, representan al Ministerio Público, que intentarán demostrar ante los jueces Federico Ecke, Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin que Pachelo, Glennon y Ortiz mataron a María Marta, que llegó antes de lo previsto a su casa y los descubrió en el momento que robaban. Roberto Ribas y Marcelo Rodríguez Jordán, defensores de Pachelo, pidieron que declare un testigo clave, que nunca sospechó del vecino: el fiscal Diego Molina Pico, el representante del Ministerio Público que, durante más de diez años acusó a Carlos Carrascosa del homicidio de su esposa y logró que lo condenaran.
En esos diez años, Molina Pico también llevó a un juicio oral que terminó con veredicto condenatorio a un grupo de familiares y amigos de la víctima, a los que acusó de encubrir el asesinato.
Pero, en los últimos años, diversas resoluciones judiciales modificaron las sentencias de los dos juicios orales y, tanto Carrascosa como los familiares y amigos de la víctima fueron absueltos.
Ahora, Carrascosa, representado por su abogado Gustavo Hechem, se constituyó como querellante en el juicio oral y expresó: “Pachelo mató a María Marta”.
El viaje final en bicicleta
Después de almorzar en la casa de los Binello, María Marta tomó su bicicleta y se dirigió a la cancha N° 1, de polvo de ladrillo del country, donde se encontró con Viviana. Mientras tanto, Guillermo Bártoli y su esposo llevaron a Sergio Binello a la casa de su cuñado para mirar el partido entre River Plate y Boca Juniors.
María Marta y Viviana jugaron al tenis entre las 15.30 y las 16.30, pero, debido a la lluvia tuvieron que suspender el partido. Entonces, se dirigieron a la casa de Bártoli y de Irene Hurtig, hermana de María Marta para encontrarse con todos.
Durante el partido, María Marta tomó un refresco, terminó de ver el partido de fútbol y, a las 18.07 cuando finalizó el match y todos se retiraban, se dirigió con su bicicleta a su casa, debido a que, después de las 19, llegaría la masajista a su casa.
Esa noche María Marta y su esposo tenían previsto cenar en la casa de otro matrimonio amigo: Taylor-Burgees. En el trayecto hacia su casa, se cruzó con los vecinos Santiago Asorey, Marco Cristiani y Pedro Azpiros.
Un minuto antes, a las 18.12 los tres testigos se cruzaron con Pachelo.
A las 18.15, María Marta llegó a su vivienda. Casi a la misma hora, los testigos Asorey, Cristiani y Azpiros se cruzaron con Pachelo.
Según el análisis planteado por los fiscales, a partir de estos testimonios: “Pachelo fue la última persona que estuvo cerca de la víctima, en los minutos previos a que la mataran.
María Marta no tomó la calle Santa Bárbara que la llevaría en línea recta hacia su casa porque esta era de tierra. Se dirigió por otra vía alternativa.
A partir de las descripciones aportadas por los testigos, los fiscales concluyeron que la víctima llegó a su casa entre las 18.15 y el momento en que la mataron.
Siempre que regresaba de jugar al tenis, María Marta ingresaba en su casa por la puerta de atrás. Se sacaba las zapatillas antes de entrar. Pero, al haber escuchado ruidos en la planta alta de la casa, subió inmediatamente.
La hipótesis de los representantes del Ministerio Público indicaría que entre el momento en que María Marta fue sorprendida, se defendió de la golpiza que le propinaron los sospechosos, hasta que le dispararon pasaron no más de cinco minutos.
El primer balazo, disparado en la antesala del baño, rozó la cabeza de la víctima y cayó al suelo. Se trata del proyectil que la familia definió como pituto. Después hubo otros cinco disparos que impactaron en el cráneo. El arma homicida nunca fue hallada.
También estaban en la misma zona, según la reconstrucción realizada por los fiscales, el vigilador Ortiz, que había llegado al country Carmel a las 18.10. Ingresó por una puerta diferente a la de sus colegas, que estaba más cerca a la vivienda de la víctima.
Esto significa que, supuestamente, entre las 18 y las 18.57, en el horario en que mataron a María Marta, nadie vio a Ortiz en otro lugar que no fuera cerca de la casa de la víctima.
En tanto que Glennon, quien llegó al country entre las 18.00 y 18.15 también estaba cerca. En lugar de ir a relevar a un compañero del puesto 4, que lo esperaba, decidió tomar el camino más largo que pasa cerca de la casa de María Marta. Igual que en el caso de su compañero, Ortiz, a Glennon tampoco lo vieron en otra zona de Carmel durante los siguientes cuarenta minutos.
A las 18.54, llegó al country la masajista Beatriz Michelini, se dirigía a la casa del matrimonio Carrascosa-García Belsunce para atender a María Marta. Desde la guardia de la puerta de ingreso comenzaron a llamar a la casa de la víctima, pero nadie contestó.
El sonido del teléfono de María Marta es escuchado por Ortiz que, supuestamente estaba a dos casas de distancia.
Pachelo se retiró a las 18.59 del barrio. Según registraron las cámaras de seguridad, salió por el sector de no socios de la entrada principal, en un Fiat Siena pero se mantuvo por lo menos más de media hora en zona de Pilar, hasta las 19.30, cuando su teléfono celular fue captado por las antenas del área adyacente a Pilar.
Aunque en una de las declaraciones habría manifestado que, en ese estaba con su madre, Silvia Ryan, en el shopping Paseo Alcorta.
Para afirmar que María Marta fue asesinada de seis balazos entre las 18.15 y las 18.30, los fiscales tuvieron en cuenta el informe de la autopsia que indicó que el cuerpo de la víctima “presentaba una lesión post mortem producto de las maniobras de resucitación que tuvieron lugar a las 19.35 aproximadamente, A las 19.28, llegó al barrio el médico, a bordo de la primera ambulancia. Demoró 4 minutos y 50 segundos hasta llegar a la casa de María Marta.
Los forenses indicaron que María Marta fue asesinada una hora antes de que le provocaran esa lesión para intentar reanimarla.
A esa hora, aproximadamente a las 18.30,según la reconstrucción realizada por los fiscales, Pachelo, Glennon y Ortiz estaban cerca de la casa de María Marta.
Según la línea investigativa, Pachelo le habría disparado a María Marta con un revólver calibre 32. Por la distancia de los balazos, la ropa de Pachelo tendría que haberse manchado con la sangre de la víctima.
Una empleada doméstica que trabajaba en su casa afirmó que Pachelo volvió a Carmel a las 24.00 y lavó la ropa que llevaba puesta, algo que nunca hacía.
Inés Dávalos Cornejo, exesposa de Pachelo, también afirmó que el acusado nunca se lavaba la ropa y el día del homicidio de María Marta, cambió sus costumbres.
Ningún testigo advirtió que los imputados Glennon y Ortiz tuvieran manchas de sangre. Por este motivo debido a las declaraciones de la empleada y de la exmujer de Pachelo que indicaron que, la noche del homicidio, el acusado lavó su ropa, los fiscales abonarían la sospecha que indicaría que el vecino habría sido el autor de los disparos.
Esta presunción se fundó también en que, debido a las improntas dejadas por los proyectiles en la piel de la víctima, los disparos fueron realizados a corta distancia, con la posibilidad de transferencia, por cercanía, de sangre de la víctima a la ropa del agresor que, en este caso, sería Pachelo.
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