ADN del crimen. La muerte del Rey de la Noche, un misterio de pizzas y champagne heredado de los años 90
Impulsan un juicio por la verdad para develar los secretos escondidos detrás del asesinato de Poli Armentano, el hombre que simbolizaba el espíritu de una década
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Si el sicario que, hace casi 30 años, asesinó a Leopoldo “Poli” Armentano se presentara en un juzgado y confesara que fue el autor del disparo en la cabeza que mató al Rey de la Noche porteña, la Justicia no podría procesarlo ni condenarlo. A pesar de la existencia de esa imposibilidad para juzgar a los responsables del homicidio del empresario, Fernanda Villar, la novia de Armentano en el momento del crimen comenzó una serie de consultas con estudios de abogados con el objetivo de realizar un juicio por la verdad para que se conozcan los nombres del sicario y de los instigadores del asesinato ocurrido en el corazón de Palermo, cuyas sospechas rozaron a personalidades públicas de la década de la “pizza con champagne”.
En caso de que se confirme la hipótesis judicial de que Armentano fue asesinado por un sicario, detrás del autor material del único disparo a la cabeza del Rey de la Noche hubo alguien que pagó por el homicidio.
Si bien el sumario fue archivado, existe una pista que sobrevive a esa decisión judicial y a la falta de pruebas. Ese dato figura oculto en uno de los treinta cuerpos del sumario y está fundado en los temores expuestos por el empresario, que le dijo a uno de sus colaboradores que sentía que lo seguían y que lo intentarían perjudicar con el armado de alguna causa penal en su contra. Finalmente lo asesinaron.
A pesar de haber sido baleado en la cabeza y que el proyectil le había provocado una pérdida parcial de la visión, Armentano recorrió veinte metros hasta el edificio en el que vivía, en Demaría y Sinclair. Apoyó un brazo sobre el portero eléctrico y tocó los timbres de todos los departamentos.
Logró entrar en el inmueble y llegó a las escaleras donde lo encontraron malherido y lo llevaron en una ambulancia hasta el hospital Fernández, donde falleció después de más de dos días de agonía.
Después de cenar junto a Guillermo Coppola y Ramón Hernández en un restaurante situado en la recova de la calle Posadas, debajo de la avenida 9 de Julio, Armentano, abordó su BMW 325, se dirigió a Trumps, primero, y a su departamento de Palermo, después. Tal como era su costumbre, dejó su automóvil en el estacionamiento del ACA de Godoy Cruz y Demaría y recorrió a pie las tres cuadras hasta su casa. Al pasar por el frente de Demaría 4667 fue atacado por un sicario que le disparó un tiro en la cabeza con un arma de calibre 22. El proyectil ingresó entre la oreja y el pómulo izquierdos, le atravesó el cerebro y causó daños neurológicos irreversibles. Pero no lo mató en el acto. Armentano cayó unos metros más adelante, frente a la casa situada en Demaría 4689. Aunque, logró reincorporarse y llegar al edificio en el que vivía.
Al declarar como testigo ante los efectivos de la Policía Federal, la dueña de la mencionada casa recordó que escuchó una explosión compatible con la detonación de un arma de fuego a las 4.35, por lo que se supone que esa fue la hora aproximada del ataque.
Durante casi tres décadas la Justicia y la policía no pudieron identificar al autor material del homicidio del dueño de Trumps y El Cielo, dos de las discos más emblemáticas de fines de la década del 90, a las que concurrían famosos, empresarios y los políticos más importantes de administración menemista.
Tampoco la Justicia podría tocar a los autores intelectuales del asesinato, debido a que la acción penal se extinguió por el paso del tiempo. La única posibilidad para que la prescripción no alcance al sicario o a los instigadores que lo contrataron es que alguno de ellos tenga una condena o proceso penal por otro delito.
Si el autor del disparo o aquellos que le pagaron por matar a Poli Armentano no hubieran cometido algún delito, continuarán como intocables para la Justicia por el homicidio del Rey de la Noche.
Los nombres ocultos
A pesar de la extinción de la acción penal y de que la causa está archivada, Villar, la entonces novia de Poli Armentano anunció que pedirá que se realice un juicio por la verdad para que conozcan los nombres de los autores intelectuales del homicidio y del sicario que el 20 de abril de 1994 disparó el balazo que mató al empresario de la noche.
Nadie fue condenado por el asesinato de Armentano. Por este motivo, Villar decidió impulsar un juicio por la verdad. Se trata de un procedimiento judicial sin efectos penales ante la imposibilidad de perseguir a los responsables de los delitos. Esta herramienta judicial se aplicó para los delitos de lesa humanidad, como el terrorismo de Estado o de abusos sexuales contra menores.
Para que se pueda sustanciar un juicio por la verdad en el homicidio de Armentano, Villar debería presentar pruebas que nunca se incorporaron en el expediente original y permitan fundar la necesidad de que el proceso se realice, a pesar de que no podría tener consecuencias penales para los señalados como sicario e instigadores.
En los casi treinta años que pasaron desde el homicidio de Armentano, hubo seis acusados por su presunta responsabilidad en el asesinato por encargo del empresario. Aunque ninguno fue condenado.
Cuando el sicario disparó contra el Rey de la Noche, el juez Francisco Miguel Ángel Trovato, estaba de turno con la comisaría 23a. de la Policía Federal, con jurisdicción en la escena del homicidio. Hasta que el sumario se archivó, el expediente pasó por 15 magistrados.
Desde el principio, la pesquisa resultó errática. La policía demoró varias horas en comunicar al magistrado el homicidio del empresario cercano al poder y amigo personal del secretario privado del presidente Menem. La noche que lo mataron, Armentano cenó con ese funcionario y con Coppola, quien, en esa época se desempeñaba como manager de Diego Armando Maradona.
A partir de la reconstrucción del crimen realizada por los investigadores policiales, se estableció que durante la cena, Coppola invitó a Armentano para que viajara a Salta a ver el partido amistoso del seleccionado argentino de fútbol, previo al Mundial de los Estados Unidos, en el que participaría Maradona.
El magistrado hizo su aporte para que la investigación tuviera un desarrollo díscolo.
Una semana después del homicidio, este cronista recibió el llamado de uno de los colaboradores del juez, que avisó que serían allanados Trumps y El Cielo. Esa comunicación se replicó en las redacciones de otros medios. Decenas de periodistas y técnicos de los móviles de televisión esperaron a Trovato en la puerta de Trumps, en avenida del Libertador y Bulnes. Así se perdió el efecto sorpresa necesario para concretar un allanamiento. El matiz surrealista se registró durante el operativo en El Cielo, el local nocturno de la Costanera Norte, cuando el juez y los policías irrumpieron en medio de una fiesta de casamiento. Aunque Armentano era la cara visible de dicho reducto, inspirado en las discos más famosas de Ibiza, no era el dueño, tenía varios socios. Ninguno de los elementos secuestrados esa madrugada en los allanamientos en ambos locales nocturnos sirvió para esclarecer el homicidio del Rey de la Noche. Aunque las imágenes del operativo aparecieron en los principales noticieros de televisión.
La pista desde la cárcel
Una de las primeras pistas que apuntaban contra un sospechoso por el homicidio de Armentano no surgió del análisis de los allanamientos en Trumps o El Cielo, sino de un lugar bastante más hostil: la cárcel de Olmos.
Carlos Kolosko, un preso que estaba detenido en el mencionado penal, involucró en el homicidio a Coppola. El testimonio del recluso fue incorporado en el expediente por el juez Trovato. Antes de imputar al exrepresentante de Diego Maradona, el magistrado le tomó declaración como testigo el 18 de mayo de 1994. Coppola declaró durante diez horas.
Villar, insistía, al igual que la familia de Poli, que, tal como había declarado un mozo del restaurante, en esa cena entre Armentano, el manager de Diego y el secretario privado de Menem hubo una discusión. Coppola negó enfáticamente que hubiesen tenido un entredicho con el empresario de la noche. También rechazó la posibilidad de que se hubiera realizado alguna propuesta deshonesta.
Hubo otros cuatro imputados, entre los que figuran Diego Emiliano Corzo y los exagentes del Servicio Penitenciario de Córdoba Adrián Araujo y Walter Melián. Estos dos últimos fueron involucrados por un informante de la Policía Federal. Después de un año, la Cámara del Crimen dictó la falta de mérito de ambos: no habían encontrado pruebas contra ellos.
Un exsocio de Armentano en el restaurante que funcionaba a metros de Trumps, identificado como Gustavo Leanis, y que había sido detenido en Londres por su presunta vinculación con una banda de narcotraficantes, fue el cuarto sospechoso en el expediente. Esta línea de investigación también fue desechada.
El dueño de Pinar de Rocha y colega de Armentano, Daniel Bellini, que estuvo preso por falsificar dólares y luego fue condenado por el femicidio de su pareja, Morena Pearson, también apareció en el radar de los investigadores del homicidio de Armentano debido a que había una deuda de US$300.000. Pero nunca fue formalmente imputado.ß
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