ADN del crimen. Intentó limpiar de narcos a su barrio y apagaron la voz de sus denuncias con 14 balazos
René Mendoza era un referente social en asentamientos de La Matanza, donde luchaba por mejorar la calidad de vida de los vecinos y alejar a los chicos de las drogas
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René Mendoza tenía 78 años el 7 de noviembre de 2021 cuando le abrió la puerta de su casa a dos sicarios que lo mataron de 14 balazos. Había fundado dos comedores comunitarios en los barrios Las Antenas y en San Cayetano, en el partido de La Matanza. A través de la tarea social que desarrollaba intentaba erradicar a los narcos que operaban en la misma zona.
Mientras en el barrio San Cayetano, de González Catán, asesinaban a Mendoza, de 71 años, nacido en Bolivia e integrante de la custodia del expresidente de ese país Víctor Paz Estensoro, en el otro extremo del partido de La Matanza, en Ramos Mejía, asesinaban de dos balazos a Roberto Sabo, mientras atendía su kiosco, situado en Avenida de Mayo y Alvarado.
El martes se cumplen dos años de los homicidios de Sabo y de Mendoza. Aunque no se conocían, ambas víctimas tenían algo en común: eran muy queridas por los vecinos debido a las actividades que realizaban. Mendoza como referente social del barrio San Cayetano se desvivía por mejorar la calidad de vida de los habitantes de la zona y formulaba constantes pedidos ante los responsables del municipio. Mientras que Sabo llevaba casi 30 años al frente del negocio que había comenzado su padre.
A Sabo lo mataron durante un asalto. Debido a la conmoción provocada por el homicidio hubo marchas y protestas multitudinarias frente a la comisaría de Ramos Mejía. El autor del crimen del comerciante, Leandro Suárez, de 30 años, fue condenado a prisión perpetua. La adolescente que lo acompañaba y que se quedó en la puerta del kiosco de la víctima para alertar si llegaba la policía, nunca fue sometida a un proceso. Debido a que, en el momento del crimen, tenía 15 años y no era punible, según establece la ley argentina.
Con esta sentencia a prisión perpetua para el autor de los cuatro balazos que provocaron la muerte del comerciante, la investigación por el crimen de Sabo se convirtió en un caso cerrado para la Justicia.
En cambio, la investigación del homicidio de Mendoza sigue abierta. A mediados de junio pasado, el Tribunal Oral N° 2 de La Matanza, en una audiencia con ribetes escandalosos, condenó a Kevin Sergio Leonel Maza a prisión perpetua por el asesinato del referente social y por el intento de homicidio de su hijo, René Mendoza Callejas. Ese fue el veredicto que escucharon los familiares de las víctimas.
Sin embargo, en un hecho con escasos antecedentes en el ámbito judicial, dos horas después que se conoció el veredicto original, los integrantes del mencionado tribunal convocaron, de urgencia, al fiscal, a la defensa y los familiares de René. En ese momento, los magistrados reconocieron que hubo un error. En la nueva resolución, que se leyó de forma remota, los tres jueces indicaron que existió una equivocación en la primera sentencia que se informó y que la pena que correspondía aplicar para el acusado era de 18 años de prisión.
Los hechos por los que Maza fue juzgado incluían, además del crimen de Parra ocurrido el 7 de noviembre de 2021, el intento de asesinato de su hijo. Una de las pruebas que fundaron la condena contra Maza y que lo ubicaban en la escena del homicidio del referente social fue el reconocimiento en rueda de detenidos que hizo el hijo de Mendoza, quien identificó sin dudar al acusado como uno de los coautores de los 40 balazos que dispararon contra su padre, contra el frente de la casa y contra él.
Disparos a corta distancia
En el fallo original los jueces del mencionado tribunal oral impusieron, a “Kevin Sergio Leonel Maza la pena de prisión perpetua, accesorias legales y costas, por considerarlo coautor y autor, respectivamente, material y penalmente responsable de los delitos de homicidio simple, homicidio calificado en grado de tentativa y tenencia ilegal de arma de guerra, en concurso material entre sí”.
René Mendoza Callejas, hijo de la víctima, estuvo a punto de ser asesinado. Maza y su cómplice, que habría sido identificado por fuentes policiales como Braian Leonel Roque, golpearon la puerta de la casa del referente social y preguntaron: “¿Está don René?”
Entonces, el hijo de la víctima que, en ese momento salía de la casa, se cruzó con dos jóvenes. Regresó y le avisó a su padre que lo buscaban.
“Mi papá se puso las pantuflas y salió. Cuando cruzó el umbral de la puerta se produjo la andanada de disparos. A mi padre le pegaron catorce balazos. Intenté salir corriendo, pero el mismo tirador que le había disparado a mi padre me apuntó y abrió fuego. Me tiré al piso y me salvé de milagro. Cuando los agresores huyeron, levanté a mi padre y lo metí en la casa. Advertí que ya se me iba. Tenía la mirada perdida y sangraba por la boca”, expresó René Mendoza Callejas al recordar el momento en que su padre murió en sus brazos.
Ante la conmoción causada por el homicidio del fundador de la Junta Vecinal del barrio San Cayetano, el jefe de la comisaría de Villa Dorrego salió a buscar a los dos agresores. Hubo allanamientos en viviendas situadas a cinco cuadras de la escena del asesinato y la policía apresó a un sospechoso.
Con esa detención, los responsables de la pesquisa convocaron al hijo de la víctima a la comisaría de San Justo, situada a pocos metros de la sede de la Municipalidad de La Matanza. Al llegar a la seccional, el hijo del referente social se cruzó con familiares del detenido que lo increparon y estuvieron a punto de agredirlo.
Sin embargo, René Mendoza Callejas no identificó al sospechoso en la rueda de reconocimiento de detenidos.
En una práctica habitual, para calmar los ánimos de los vecinos de la víctima, los policías apresaron al primer sospechoso que se les cruzó. Pero con el resultado negativo de esa rueda de reconocimiento se demostró que los uniformados buscaron a un “perejil”, en lugar de juntar pruebas para fundar una imputación firme contra el responsable del homicidio.
Este hecho marcaba que la investigación había comenzado de forma errática. El final del proceso concluyó de la misma forma que arrancó: mal.
“Al momento de proceder a la lectura del fallo se ha advertido un error material que debe ser debidamente aclarado. En efecto, siendo que de la lectura íntegra del fallo surge a las claras que el hecho por el cual se condenara a Maza fue encuadrado en las figuras de homicidio simple, homicidio calificado criminis causa en grado de tentativa y tenencia ilegal de arma de guerra, en concurso material entre sí, corresponde rectificar el monto de la pena consignada, que a todas luces no se corresponde con aquellos fundamentos ni encuadre y cita legal invocados”, consignaron los magistrados en la nueva sentencia que benefició al condenado Maza.
Un asesino fantasma
Braian Leonel Roque, el supuesto cómplice de Maza y señalado como el segundo tirador, nunca fue detenido. Aunque la foto del segundo sospechoso figura en la página del Ministerio de Seguridad bonaerense con un ofrecimiento de entre $2.500.000 y $5.000.000 de recompensa para quien aporte datos que permitan su detención, el hijo de la víctima aseguró a la nacion que “nadie busca a Roque”.
" A mi padre lo mataron porque quiso limpiar el barrio de los narcos. Siempre luchó para que la gente viviera bien y segura. Su motivación nació un día que llevaba a los nietos al colegio y observó cómo los ‘fisuras’ le pegaban a dos chicos que iban a la escuela para robarles lo poco que tenían y así poder comprar droga. Ante esa escena, mi padre dijo que tenía que hacer algo por qué, caso contrario, las próximas víctimas de esos adictos serían sus nietos”, recordó el hijo del referente social.
A dos días de cumplirse el segundo aniversario del homicidio, la investigación sigue abierta y, a pesar de la recompensa, nadie se comunicó a los teléfonos de la fiscalía Instrucción y Juicio Especializada en Homicidios Dolosos y Averiguación Causales de Muerte del Departamento Judicial La Matanza. Tampoco hubo mensajes en el correo electrónico ufij_hom.lm@mpba.gov, para aportar algún dato sobre el paradero del acusado Roque.
Ante la falta de pistas, el sumario N° 05-00-046591-21, que se instruye por el homicidio de Mendoza, sigue abierto.
“El día que mataron a mi padre estaba prevista una reunión con los vecinos para juntar firmas y reclamar la instalación de una subcomisaría. En principio, dicho encuentro se tenía que haber realizado tres días antes, en la sede de la Municipalidad de La Matanza. Pero, a último momento, desde el municipio llamaron a mi padre para avisarle que la reunión se suspendió. A pesar de la postergación, la reunión se hizo igual, pero dos días después. Algunos vecinos reclamaron la presencia de la Gendarmería. Después del encuentro, mi padre regresó a su casa y lo mataron”, recordó el hijo de la víctima.
A dos años del homicidio de René Mendoza, se concretaron algunos de sus objetivos. Sus vecinos ya no tienen que recorrer a pie las diez cuadras hasta la ruta para tomar un colectivo de la línea 358. Un ramal de dicha empresa terminaba en el barrio. También se instaló la subcomisaría. No obstante la sombra de los narcos a los que quiso expulsar del barrio sigue latente.
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