ADN del crimen: Florencio Varela, donde la impunidad acumula cadáveres bajo la sombra de corrupción policial
Hace cinco años quedó sin resolver el doble crimen de las adolescentes Denise Juárez y Sabrina Barriento y hoy preocupa una desaparición rodeada de asesinatos mafiosos
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A Denise Juárez y Sabrina Barrientos las mataron de 17 balazos cuando esperaban el colectivo en Florencio Varela. A cinco años de la masacre no hay nadie condenado, ni siquiera detenido. La policía bonaerense colocó como único sospechoso del caso a un chico de 14 años que, por su edad, era imputable. Así, el doble homicidio quedó impune. Hace 42 días Florencio Varela apareció otra vez como epicentro de un hecho trágico. Lucas Escalante pasó a buscar por su casa a Lautaro Morello para ir a festejar el triunfo del seleccionado argentino de fútbol en el Mundial de Qatar. El 15 de diciembre el cuerpo de Lautaro fue hallado carbonizado a 1200 metros del lugar donde seis días antes había aparecido quemada la cupé BMW azul de Lucas.
Por el homicidio de Lautaro hay dos sospechosos detenidos. Se trata de Cristian y Maximiliano Centurión, hijo y sobrino de un comisario mayor de la policía bonaerense.
Hasta el momento, el comisario mayor no fue acusado en la causa. Pero la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense decidió separarlo preventivamente de su cargo debido a que en los mensajes aportados por los amigos de Lucas, el joven desaparecido manifestó que la noche que fue visto con vida por última vez se encontraría con el hijo de un policía que le entregaría vales de combustible que se utilizan para los patrulleros.
Cuando fueron interrogados por la policía, tanto Cristian como Maximiliano Centuríón dijeron que habían perdido sus celulares y que no se habían encontrado con Lucas la noche que desapareció. Sin embargo, un testigo manifestó que se cruzó con Lucas y que le preguntó por la casa del comisario, en el barrio La Capilla, de Florencio Varela.
“Sin bien los imputados manifestaron que perdieron sus celulares, el 11 de diciembre hubo un intercambio de mensajes entre uno de ellos y un primo en el que se manifestó que el tío de Maxi, ‘Francisco Centurión, les dijo que tenían que desaparecer los teléfonos’. Esto constituye un indicio de cargo que ambos imputados hayan desechado sus aparatos telefónicos a horas de ocurrido el presente hecho”, sostuvo el juez de Garantías al dictar la prisión preventiva para los dos sospechosos.
Para la Justicia, “en fecha, hora y lugar indeterminados, pero con posterioridad al 9 de diciembre del 2022, a las 23, al menos dos acusados, que habrían sido identificados como Cristian Centurión y Maximiliano Tomás Centurión, estrangularon y propinaron golpes a Lautaro Morello, con claras intenciones de darle muerte, provocándoles múltiples heridas en su cráneo y mandíbula, causando la muerte por estrangulamiento, ocasionándole así de forma deliberada un desmedido sufrimiento a la víctima. Se aprovecharon del estado de indefensión del mismo, para luego disponer del cuerpo del mismo, e incinerar sus restos”.
Actualmente, Estefanía, la madre de Lautaro tiene custodia de la Policía Federal debido a las amenazas que recibió por exigir que el homicidio sea esclarecido. También fue amenazado el abogado Carlos Dieguez que representa a la familia del joven asesinado. En los 42 días que pasaron desde el homicidio fueron seguidos por diferentes vehículos y sometidos a vigilancia.
Un rastro de sangre
Mientras que Lucas Escalante nunca apareció. Los investigadores judiciales siguieron un rastro de cuerpos dejados en distintos puntos del conurbano para desviar la pesquisa y fomentar el miedo.
Los peritajes confirmaron que ninguno de esos cadáveres correspondían al joven desaparecido. Debido a que no existió pedido de rescate por Lucas el caso nunca se investigó como un secuestro. Si se hubiera concretado algún llamado extorsivo, el expediente tendría que haber pasado a la Justicia federal, que tiene competencia para intervenir en esa clase de delitos. Sin embargo, hace más de un mes que no hay ninguna señal de vida de Lucas.
Dos días después de la desaparición de Lucas, un vecino de Guernica, partido de Presidente Perón, alertó a la policía sobre el hallazgo de una camioneta Citroën Berlingo. Cuando los uniformados revisaron el vehículo hallaron dos cuerpos incinerados e irreconocibles.
A partir de una serie de elementos que tenían los cuerpos, por ejemplo unos brackets, se determinó que los cadáveres correspondían a Diego Segura y Silvio Vitullo, cuya desaparición en Burzaco había sido denunciada 24 horas después de la presentación del pedido de averiguación de paradero por Lucas y Lautaro. Los cuerpos de Vitullo y Segura fueron hallados en una camioneta Citroën Berlingo, patente OBL-040 que tenía pedido de secuestro porque había sido robada el 16 de abril de este año en la localidad de Villa Luzuriaga, en el partido de La Matanza.
Los responsables de la investigación por el asesinato de Lautaro y la desaparición de Lucas afirmaron que este caso no tendría ninguna vinculación con los homicidios de Vitullo y Segura, a pesar que los asesinos recurrieron al fuego para borrar pruebas.
En el caso de la cupé de Lucas, los autores del incendio colocaron el bidón de combustible dentro del vehículo. Así, el fuego se inició de adentro hacia afuera. De esta forma se logró el resultado buscado por los homicidas: que no queden elementos que los comprometan.
Si el automóvil se hubiera rociado con combustible por afuera, las llamas no hubieran quemado el habitáculo, sector donde pueden encontrarse cabellos, huellas u objetos que permitirían seguir la pista de los asesinos.
Además, un testigo le había dicho a la familia del desaparecido que, al acercarse a la ruta 53 vio el auto en llamas. A un costado había una camioneta Volkswagen Amarok blanca, con vidrios polarizados, un Peugeot 208 y, a pocos metros una patrulla de la policía bonaerense, que le habría dado cobertura a los homicidas.
El testigo, que había sido citado a declarar no pudo ser localizado. Tanto la familia de Lautaro como su abogado sufrieron seguimientos concretados a bordo de vehículos que tenían patentes robadas.
Pero el hecho más violento sufrido por un testigo del caso ocurrió hace diez días. Facundo, un vecino de Maximiliano Centurión, que trabajaba como repartidor fue baleado en la cabeza en un confuso episodio ocurrido en Florencio Varela. El joven repartidor había declarado dos semanas antes en el expediente en el que se investiga el homicidio de Lautaro. Falleció ayer en el Hospital El Cruce.
El cuarto cadáver de ese rastro macabro de cuerpos abandonados relacionados con el homicidio de Lautaro fue encontrado a 60 kilómetros de la zona donde fueron hallados los cuerpos de Lautaro, Vitullo y Segura. El 15 de diciembre pasado, los operarios de las topadoras que acomodaban la basura en el predio de la Ceamse, en José León Suárez, hallaron un cadáver entre la montaña de residuos.
Se trataba de un hombre, de 27 años, que presentaba varios huesos rotos. Para identificarlo, los peritos en criminalística y los forenses tuvieron que trabajar durante cuatro días. Uno de los técnicos obtuvo una huella digital que pudo ser comparada con la base de datos del sistema AFIS. El cuerpo correspondía a José Alexis Bordón, de 27 años, alias Tornillo, vecino de Maximiliano Centurión, en el barrio Villa Vatteone, de Florencio Varela.
Hallazgo luego de un rastrillaje
Mientras que el quinto cadáver fue hallado el 24 de diciembre pasado a las 13.30 por un vecino de Brandsen que buscaba maderas para prender fuego en una parrilla. Este cadáver fue encontrado en el mismo lugar que, 24 horas antes, había sido rastrillado por 300 efectivos de la policía bonaerense que llegaron a Brandsen en busca de algún rastro de Lucas. Allí, el 12 de diciembre, había sido activado el celular de Lautaro. Durante 15 segundos, una antena de telefonía celular de Brandsen captó la señal del teléfono de la víctima.
En las últimas horas, la Justicia de Garantías de Florencio Varela dictó la prisión preventiva para Cristian y Maximiliano Centurión por su presunta responsabilidad en el homicidio agravado de Lautaro Morello. Nada se consignó en la resolución de 50 páginas sobre Lucas Escalante. La única expresión sobre el joven desaparecido fue para notificar del fallo a la abogada del padre de Lucas.
Antes de que se dispusiera la prisión preventiva para ambos acusados, la fiscal Mariana Dongiovanni que instruyó los doce cuerpos que tiene el expediente por el homicidio de Lautaro y la desaparición de Lucas decidió excusarse de seguir en el caso debido a la violencia moral que le había causado las declaraciones de la madre del joven asesinado en la que cuestionó su presuntas demoras en la investigación del asesinato.
Antes, el abogado Dieguez había presentado una denuncia contra la representante del Ministerio Público de Florencio Varela. Durante la última semana, luego que la fiscal Mariana Dongiovanni presentó un pedido para apartarse de la investigación, el fiscal general de Quilmes, Marcelo Draghi, había convocado a la familia de Lautaro y a su abogado a su despacho para comunicarles que el expediente sería investigado por una representante del Ministerio Público quilmeño. Pero la reunión se suspendió y los familiares de Lautaro y el letrado fueron recibidos por una secretaria.
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