ADN del crimen: el destino final de los autos robados en el conurbano
En Neuquén fueron encontrados cuatro grandes desarmaderos con miles que autopartes ilegales, valuadas en US$ 50.000.000
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En 2002, Elbio Fernández, conocido como “El Rey del Corte” se jactaba de desguazar un automóvil en cuarenta minutos. Protegido por un grupo de comisarios de la policía bonaerense y políticos, había instalado una red de desarmaderos en los que las montañas de autos apilados podían verse desde de la avenida Calchaquí en la zona del Triángulo de Bernal.
Veinte años después, un grupo de efectivos de la Policía Federal encontraron en Neuquén una ciudad-desarmadero que superaba en volumen de autopartes y cantidad de vehículos a la estructura faraónica que había levantado “El Rey del Corte”.
Con más de 4000 vehículos robados distribuidos en un predio de una hectárea y media, otro de 10.000 metros cuadrados y dos restantes más pequeños, los cuatro desarmaderos allanados por los detectives de la División Sustracción Automotores de la Policía Federal, superaban cualquier local dedicado al comercio de autopartes conocido hasta el momento.
El hallazgo de semejante desarmadero, con autopartes valuadas en US$ 50.000.000 confirmó que las bandas dedicadas a robar automóviles siguen activas.
Según cifras oficiales, en la Argentina se robaron 32.174 vehículos en doce meses. Esto significa que, por día, al menos 88 personas fueron victimas de asaltantes que les quitaron sus rodados.
Estas cifras corresponden a estadísticas elaboradas por la Superintendencia de Seguros de la Nación que recibió las denuncias de cada una de las aseguradoras de la Argentina. Esto significa que la estadística incluyó únicamente a los vehículos que estaban asegurados.
Además, la cifra puso al descubierto otro dato preocupante: en la Argentina, se roba un automóvil cada 15 minutos.
En medio de una realidad dominada por la falta de insumos para la industria automotriz, que derivó en la escasa cantidad de repuestos y las dificultades para importar, por ejemplo, neumáticos, no pasó inadvertida la cantidad de robos parciales denunciados por los clientes de las aseguradoras: 226.330 casos, en un año. Según el titular de una de las compañías de seguros que aportó las coberturas a una parte importante del parque automotor, el 95 % de esos 226.330 robos parciales, correspondió a ruedas o neumáticos.
Esa extraña alquimia provocada por los vaivenes del mercado y la economía, sumada a la rentabilidad que los delincuentes obtenían al reducir cada rueda que robaban provocó un crecimiento notable en la cantidad de robos parciales.
El crecimiento de esa situación quedó reflejada en las cifras que indicaron que, en 2011 se denunciaron 137.684 episodios, contra los 226.330, hechos ocurridos en el período del 30 de junio de 2020, al 30 de junio de 2021.
Esta cifra explica el crecimiento de las bandas de delincuentes que se dedican a robar ruedas de los automóviles estacionados. Se trata de grupos de ladrones que, sin aplicar violencia, en menos de un minuto y medio son capaces de llevarse las cuatro ruedas de un automóvil estacionado en la vía pública.
Después, venden esas cuatro ruedas a $ 50.000. Pero el reducidor que las compra las pone en el mercado a $ 50.000 cada una. Mientras que el damnificado debe concurrir con la foto del vehículo sin las ruedas a la aseguradora que le sugiere que se encargue de comprar los elementos sustraídos ante la imposibilidad de conseguirlos en plaza debido a las dificultades de importación. Entonces, el damnificado recurre a alguna gomería o desarmadero, donde consigue las cuatro llantas y los cuatro neumáticos a cambio de $ 200.000, en total. Así se cierra ese círculo perverso, favorecido por las reglas del mercado, la realidad económica y la impunidad con la que operan las bandas de robaruedas.
Escondites al aire libre
Después que se cerraron los desarmaderos de Elbio Fernández y los que funcionaban en la ruta 8, en San Martín, las avenidas Pasco o Monteverde, en Quilmes o el Camino Negro, en la zona de Lomas de Zamora, las organizaciones que se dedicaban al comercio de autopartes ilegales se trasladaron al interior del territorio bonaerense o a La Pampa, lejos de las miradas de la Policía Federal.
Dicha tendencia quedó expuesta con el caso de los tres megadesarmaderos que, en 2012, funcionaban en la zona de Capitán Sarmiento. En tres predios, a cielo abierto, efectivos de la Gendarmería y de la Policía Federal secuestraron más de diez mil autopartes, valuadas en $ 20.000.000 o US$ 4.500.000, según la cotización del dólar en junio de 2012. Los investigadores de ambas fuerzas federales de seguridad irrumpieron en los tres desarmaderos que operaban a la vista de todos los vecinos, incluso de las autoridades políticas.
A pesar que el propietario de esos desarmaderos no pudo justificar el origen de los diez mil repuestos, la Justicia solamente lo acusó de encubrimiento y le fijó una caución real de $ 4000 para que pudiera recuperar la libertad. Esto significa que el dueño del desarmadero que operaba ilegalmente pagó el equivalente al valor, en ese momento, de tres puertas de un Chevrolet Corsa para salir de la cárcel.
Tanto “El Rey del Corte”, como el dueño de los tres desarmaderos que funcionaban en Capitán Sarmiento contaban con protección policial y política para vender autopartes que, en su gran mayoría, constituían el fruto del desguace de vehículos robados.
Ninguno de los allanamientos realizados a los desarmaderos que funcionaban en Quilmes o en Capitán Sarmiento fue realizado por efectivos de la policía bonaerense.
También contaban con protección política los dueños de los cuatro predios allanados hace diez días en la ciudad de Centenario, en Neuquén, durante el operativo denominado “ciudad-desarmadero”. Un año antes, uno de los responsables políticos de la zona y una diputada provincial visitaron los cuatro predios y respaldaron la actividad ilegal que se desarrollaba en los desarmaderos, a pesar que no contaban con la documentación necesaria que indicara el origen de las autopartes que se comercializaban.
Ambos referentes políticos, tampoco cuestionaron el daño ambiental provocado por los líquidos que se derramaban de los automóviles que estaban en la intemperie.
Un año después que ambos políticos visitaron los desarmaderos, efectivos de la División Delitos Contra el Automotor de la Policía Federal allanaron los cuatro predios y secuestraron autopartes valuadas en US$ 50.000.000 un monto diez veces superior al de los repuestos encontrados en los tres desarmaderos de Capitán Sarmiento.
Durante los operativos, fueron detenidos 31 sospechosos, acusados de participar en diversos eslabones de la cadena del delito automotor que va desde que los asaltantes roban un vehículo hasta que se desarma.
Según fuentes de la investigación, los automóviles se robaban en dos modalidades: con “yuga” o a mano armada. A la “yuga”, un elemento similar a una ganzúa, pero que sirve para levantar los seguros de las puertas, recurren los ladrones que roban los rodados estacionados en la vía pública.
En tanto que los gatilleros utilizan armas para robar los automóviles modernos o de alta gama, que requieren de la presencia del propietario. Esta modalidad constituye la de mayor riesgo de vida para los automovilistas y representa el 47 % de los robos.
El método artesanal
Lejos de la impunidad de esos grandes desarmaderos de Neuquén o del interior bonaerense, ocultos en el conurbano funcionan otros locales donde se desguazan automóviles robados, con un método más artesanal y en menor escala.
Hace un mes, una investigación encarada por el fiscal Alejandro Guevara terminó con las detenciones de dos integrantes de una banda de asaltantes que se dedicaban a robar vehículos en la zona norte del Gran Buenos Aires y desarmarlos en un taller situado en la localidad de Manuel Alberti, en el partido de Pilar.
El representante del Ministerio Público inició la investigación a partir de dos denuncias por robos que recibió en la fiscalía. El primero de los hechos ocurrió el 22 de abril pasado en la esquina de Chacabuco y Lavalle, en Olivos. Allí dos delincuentes asaltaron a mano armada el dueño de un Citroën C4, modelo 2018, y se apoderaron del vehículo.
Cuatro días más tarde, en Avellaneda al 300, tres delincuentes armados robaron un Chevrolet Onix modelo 2022 y, además del automóvil, los asaltantes se llevaron $ 65.000 en efectivo y una computadora portátil, A partir del seguimiento de ambos vehículos a través de las cámaras de seguridad, los investigadores determinaron que los delincuentes llevaban los rodados hasta la playa de estacionamiento situada al lado de la terminal de la línea 60, en el cruce la colectora de la Panamericana y Mocorote.
Allí, los malvivientes esperaban doce horas hasta comprobar que ninguno de los vehículos hubiera sido hallado por el personal de las empresas recuperadoras.
Entonces, cuando estaban seguros de que nadie los rastrearía, abordaban los automóviles y los llevaban al taller situado en Matheu 2699, de Manuel Alberti, donde los desarmaban. Después, a través de diversas plataformas de internet vendían los repuestos. Con este sistema, al comercializar los autopartes, los delincuentes duplicaban la ganancia que obtendrían al vender el automóvil completo.
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