ADN del crimen: drogas y armas, los secretos del rey de los casinos clandestinos
Cada invitado tiene que depositar $ 200.000 para entrar en el circuito del juego ilegal
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Haitao Wang lleva un arma de guerra y tiene varios envoltorios plateados con cocaína que reparte entre los jugadores que concurren a la casa de tres plantas situada en Sucre al 900, en Belgrano. Para poder apostar en alguna de las mesas, cada jugador tiene que depositar un mínimo de $ 200.000. Además de este garito, Haitao Wang, administraba otro local de juego clandestino, situado en Mariano Acha al 1800, en Villa Urquiza. También lo acusan de organizar un garito situado en Carlos Pellegrini 169, a casi tres cuadras del Obelisco.
Actualmente, la Justicia investiga los supuestos vínculos del acusado con un restaurante de Paraguay al 2700, donde el 1° de septiembre pasado fue asesinado, de 15 balazos, un ciudadano chino. Al revisar la escena del crimen los efectivos de la Policía de Ciudad hallaron cartas, papeles con anotaciones de apuestas y fichas.
Con todos estos elementos, los investigadores judiciales y policiales abonaron la sospecha que indicaría que este hombre de físico enjuto, de 38 años, que afirmó ser el dueño de un supermercado situado en Belgrano, sería el rey de los casinos chinos clandestinos.
La investigación que terminó con la detención de Haitao comenzó el 22 de marzo pasado, cuando efectivos de la Brigada de Prevención de la Comuna 13 de la Policía de la Ciudad recibieron alertas sobre la concentración de una importante cantidad de personas, que llegaban a la casa de tres pisos de Sucre al 900 en automóviles de alta gama.
En ese contexto y al advertir la supuesta realización de un evento clandestino, el fiscal Mauro Tereszko, de Unidad Norte del Ministerio Público porteño, ordenó a los policías que inicien una vigilancia del lugar.
Luego de reunir una serie de pruebas que fundaron la sospecha sobre el evento clandestino, el fiscal ordenó a los policías que allanaran el inmueble. El operativo, en el que también participaron funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Judiciales, comenzó a las 8 y terminó doce horas después.
El allanamiento sorprendió a los apostadores cuando jugaban en las distintas mesas instaladas en los laberínticos pasillos y escaleras de la casa.
Había mesas de un juego chino llamado majong, que se parece a un dominó occidental, naipes y fichas para las apuestas. En una barra instalada a un costado del salón central, los policías hallaron siete envoltorios de papel plateado con cocaína y una pistola Brno Alfa calibre .380. Se trata de un arma de guerra, serie AA20709 que pertenecería al organizador del casino clandestino: Haitao. Además, la policía secuestró 25 celulares.
En el caso de Haitao quedó detenido acusado de desobediencia, tenencia ilegal de arma de guerra, infracción a la ley de drogas y violación del artículo 205 de Código Penal que castiga a aquellos que, con sus actos, pongan en riesgo la salud pública al no respetar las normas dictadas por la autoridad sanitaria competente para evitar la propagación de una enfermedad contagiosa.
Además del organizador también fueron apresadas otras 22 personas que estaban en el casino clandestino en el momento del allanamiento. Entre los detenidos había tres mujeres y el resto eran apostadores que pagaron $ 200.000 cada uno para poder ingresar en el garito.
Al revisar los antecedentes del organizador los investigadores judiciales determinaron que Haitao aparecía mencionado en una causa penal iniciada por el allanamiento contra un casino clandestino instalado en Carlos Pellegrini 169. En dicho expediente que se comenzó a instruir el 28 de noviembre pasado en la fiscalía N° 17, el sospechoso figuraba como uno de los detenidos en el mencionado garito, instalado a pocas cuadras del Obelisco.
Durante este operativo, además de detenidos, también hubo secuestros de teléfonos. Al revisar esos celulares, tanto los contactos de cada una de las agendas como las comunicaciones, los investigadores hallaron elementos en común con los aparatos encontrados en otro casino clandestino que funcionaba en Villa Urquiza.
El 8 de abril pasado, supervisados por el fiscal Maximiliano Vence, efectivos de la Policía de la Ciudad allanaron un departamento de la planta baja del inmueble situado en Mariano Acha al 1800. Allí, en varias salas sin ventilación ni circulación de aire, fueron detenidas 27 personas y se secuestraron más de 2000 fichas.
Este sería el tercer vértice del triángulo de casinos clandestinos supuestamente vinculados con la mafia china que funcionaban en el el centro porteño, Villa Urquiza y Belgrano.
En el caso del garito de Belgrano, los policías y el Ministerio Público secuestraron $ 5.700.000 y U$S 1500 en efectivo. En los tres casinos, los apostadores eran comerciantes, propietarios de supermercados chinos.
Actualmente, Haitao está procesado con detención domiciliaria, en su casa de Belgrano. La fiscalía cuenta con todas las pruebas que avalan la acusación como presunto responsable de cinco delitos. En los próximos meses, el Ministerio Público pediría la realización del juicio oral contra el imputado.
La Justicia investiga una serie de indicios que abonan la sospecha sobre la existencia de presuntos vínculos entre el organizador del casino clandestino de Sucre al 900 y un restaurante que funcionaba en Paraguay al 2700. Allí, en septiembre pasado fue asesinado de 15 balazos el ciudadano chino Xuexiang Zheng, de 30 años.
Al revisar la basura hallada fuera del local, los investigadores policiales encontraron tickets similares a los que utilizaban en otros casinos clandestinos para realizar las apuestas, fichas y planillas Los vecinos de la zona indicaron que, luego de escuchar los disparos vieron a tres sospechosos que salían del local y se refugiaban en la propiedad lindera.
Los policías están convencidos que el móvil no se trató de un robo, sino de una venganza por una importante deuda de juego. Al costado del cadáver, los peritos hallaron once vainas, cuatro proyectiles y cinco fragmentos de bala, calibre 22. Con las descripciones de los sospechosos realizadas por los vecinos, los investigadores de la Policía de la Ciudad detuvieron a tres sicarios chinos como presuntos autores del homicidio.
Hasta que se instalara la gran cantidad de supermercados chinos en la Argentina, favorecidos por una serie de acuerdos firmados entre la administración de Carlos Menem, a principios de la década del ’90, la principal fuente de recaudación de la denominada mafia china eran los casinos clandestinos que funcionaban en pequeños locales distribuidos en distintos barrios de la ciudad.
Varios de esos garitos se instalaron en propiedades que, durante el día funcionaban como negocios y, por la noche, con las persianas bajas y en salas situadas en el fondo de cada local se armaban mesas de majong, póker y ruleta.
Las deudas de juego con los organizadores de estos garitos se pagaban de dos formas: con los rescates de secuestros o asesinatos. En casos como una masacre ocurrida en 1992 en Merlo, la organización criminal asesinaba al deudor y a su familia.
Una metodología similar se aplicó con una familia que se dedicaba a la venta de equipos de telefonía celular en un local de Rivadavia y Larrea. Al dueño del local le cortaron el crédito en un casino clandestino instalado en la zona de Mataderos, los sicarios del dueño del garito fueron a cobrarle y, para que entregara el dinero torturaron a su familia. Debido a que no tenía los fondos para pagar la deuda, lo asesinaron junto con su esposa.
Por entonces, una familia de nacionalidad china fue secuestrada en Mataderos y liberada después de permanecer cautiva durante diez días y que se pagara un rescate de U$S 100.000 que formaban parte de la deuda reclamada por el dueño de un casino clandestino.
Casi treinta años después, los secuestros como método para cobrar deudas de juego volvieron a ser utilizados por las organizaciones que explotan casinos clandestinos.
En diciembre de 2018, el ciudadano chino Zhang Yi fue secuestrado y llevado cautivo a una casa de la calle 11 de septiembre, en Belgrano. La víctima, su hermana, su cuñado y un primo habrían instalado en Balvanera un casino clandestino para integrantes de dicha comunidad.
Para instalar el garito tuvo que recurrir a dinero aportado un grupo inversor que, después de unos meses habría intentado recuperar el monto prestado. Debido a que no pagó, lo secuestraron y exigieron un rescate de U$S 300.000.
Efectivos de la Policía Federal lograron rescatar a Zhang e identificaron a los dos secuestradores. El juez federal Sebastián Casanello procesó con prisión preventiva a los dos ciudadanos que tomaron cautivo a Zhang. El rescate exigido no se llegó a pagar.
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