ADN del crimen: cuatro policías bonaerenses señalados como responsables de “la masacre de niños indefensos”
Se determinó que el 8 de mayo del año próximo comenzará el juicio contra los efectivos bonaerenses por el caso de gatillo fácil ocurrido en San Miguel del Monte
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Nunca en la historia penal argentina hubo un caso de brutalidad policial tan sangriento como la masacre de San Miguel del Monte. El 20 de mayo de 2019, tres adolescentes y un joven, de 22 años, murieron al chocar el Fiat 147 en el que viajaban contra un semirremolque estacionado en la ruta 3. Al resolver los procesamientos con prisión preventiva para los cuatro policías bonaerenses, el juez de Garantías de La Plata, Eduardo Luis Silva Pelossi, expresó “fue una masacre de niños indefensos”. La tragedia comenzó cuando los cuatro efectivos abrieron fuego contra el vehículo ocupado por las víctimas en una descontrolada e injustificada persecución.
Esos cuatro policías, que fueron identificados como Rubén Alberto García, Leonardo Daniel Ecilape, Manuel Monreal y Mariano Alejandro Ibáñez serán juzgados durante un debate, en el que doce vecinos del Departamento Judicial La Plata, deberán decidir si son culpables o inocentes de los asesinatos de Gonzalo Domínguez, de 14 años; Camila López y Danilo Sansone, de 13, y Aníbal Suárez, de 22, quien conducía el Fiat 147.
Rocío, de 14 años, era la quinta ocupante del vehículo de Suárez y fue la única sobreviviente de la masacre. A pesar de la gravedad de las heridas, salvó su vida. Pasó 24 días internada en el Hospital El Cruce. La adolescente será una de las 26 testigos que declararán en el juicio oral. “Siempre nos encontrábamos en la plaza y salíamos a pasear. Ese día estábamos con Cami y pasaron Danilo y Gonzalo con Aníbal en el auto, y ahí fue que nos convencieron para subirnos y dar una vuelta”, expresó Rocío, dos meses después de la masacre.
Debido a situación traumática que tuvo que vivir, la declaración de Rocío, estará supeditada al informe de los psicólogos que la asisten.
Hace tres años, Rocío afirmó que nunca había imaginado que los policías podían hacerles daño y aseguró: “Si nos pasaba algo confiábamos en ellos”.
Ocho audiencias
En principio, las partes habían propuesto que declaren 300 testigos. Pero, debido a que las declaraciones de esa cantidad de testigos hubieran extendido la duración del debate a más de un mes, con el perjuicio que hubiera provocado a los jurados que son vecinos comunes que tienen obligaciones laborales, la jueza Carolina Crispiani estableció, a través de los argumentos de las partes y del descubrimiento de su prueba, cuál sería el eje de la controversia y las teorías del caso en pugna.
A partir del litigio de admisibilidad de la prueba y de definición de estipulaciones probatorias, la cantidad de jornadas pudo ser reducida a ocho audiencias en las que declararán 26 testigos.
En este debate no serán juzgados los otros 18 efectivos de la policía bonaerense que formaban parte de la dotación de la comisaría de San Miguel del Monte, que participaron de maniobras de encubrimiento, borrado de imágenes de las cámaras de seguridad del municipio y falsificación de libros de guardia para hacer pasar como un accidente de tránsito un hecho que, en realidad, había sido un caso de gatillo fácil.
Según la investigación del encarada por el fiscal Lisandro Damonte, en las maniobras de encubrimiento habrían participado el comisario Julio Franco Micucci; los oficiales José Manuel Durán y José Domínguez, y el teniente Héctor Ángel.
En el momento de la tragedia, los policías indicaron que los chicos habían fallecido por el choque contra el camión. Pero, un vecino que estaba en la zona del hecho, desmintió la versión que intentó instalar la policía.
Con las declaraciones de varios testigos que no eran policías, los investigadores judiciales decidieron allanar el Centro de Monitoreo de la Municipalidad de San Miguel del Monte. Durante el operativo, los funcionarios hallaron elementos que vinculaban con el encubrimiento al secretario de Seguridad municipal. Todos ellos fueron procesados por supuesto encubrimiento agravado y falsedad ideológica. Los acusaron de ocultar pruebas y adulterar las actas del procedimiento policial.
A raíz de la cantidad de imputados y los planteos realizados por las defensas que retrasaron el proceso, el Ministerio Público decidió dividir el expediente. Primero, requirió que los cuatro policías acusados de los homicidios sean sometidos a juicio oral. Los cuatro efectivos quedaron detenidos al día siguiente de la masacre y llegaran presos al debate.
Con respecto al resto de los uniformados, una vez que se agotaron todas instancias recursivas, el sumario fue enviado al Tribunal Oral N° 6, de La Plata, que realizará el juicio por la denominada masacre de San Miguel del Monte II.
El listado de esos efectivos que serán juzgados en un segundo debate, incluyó también a tres peritos de la subdelegación Cañuelas de la Policía Científica.
A partir de la reconstrucción de la masacre realizada por los investigadores judiciales se determinó que el Fiat 147, conducido por Aníbal, en el que también viajaban Gonzalo, Camila, Danilo y Rocío, recibió cinco balazos que les dispararon los cuatro policías que los perseguían.
Debido al estado de conmoción que afectó a Rocío, al principio de la investigación declaró su madre, quien manifestó que la adolescente le había comentado que Gonzalo gritó en un momento: “Me arde”. La expresión de dolor de Gonzalo se debía a que recibió uno de los cinco balazos que dispararon los policías.
Los peritajes balísticos realizados en el proyectil hallado en el cuerpo del menor confirmaron que el disparo fue realizado por el arma del oficial Monreal.
En tanto que los otros cuatro proyectiles se dispararon con el arma del capitán García.
El choque contra el semirremolque estacionado a un costado de la ruta 3 provocó las muertes de cuatro de los ocupantes del automóvil, lesiones gravísimas a Rocío y puso fin a una “persecución inmotivada”, según describió el juez Silva Pelossi.
El inició del operativo
El 20 de mayo de 2019, entre las 0.30 y las 0.35 una vecina del barrio Montemar, escuchó ladridos de perros y le pidió a su marido, que avise a la policía. Debido al llamado de alerta, varios móviles llegaron a la vivienda. Entre los efectivos que concurrieron al lugar estaban el capitán García y el oficial Ecilape. En otro vehículo llegaron Ibáñez, Monreal y una oficial subayudante que, si bien fue procesada al principio de la investigación, después resultó sobreseída debido a que se comprobó que no tuvo una intervención directa en la masacre.
Al mismo tiempo, Aníbal, Gonzalo, Danilo, Camila y Rocío paseaban a bordo del Fiat 147 por la costanera de la laguna. En un momento del recorrido se cruzaron de frente con el móvil que tripulaban García y Ecilape, que se habían retirado del domicilio desde el que se había realizado el llamado a la línea de emergencias debido a que no se comprobó ninguna situación de peligro para los dueños de casa.
Instantes después, los policías dieron una vuelta en “U” y, sin que existiera ningún motivo o sospecha que lo motivara, comenzaron a perseguir a los chicos, quienes, atemorizados, tomaron por la calle Río Negro. En ese momento, García y Ecilape se cruzaron con el móvil en el que se trasladaban Ibáñez, Monreal y la oficial femenina y tuvieron un breve diálogo. Luego de esa conversación, Ibáñez y Monreal se sumaron a la persecución iniciada instantes antes.
“Mientras García y Ecilape seguían de cerca al Fiat 147, Ibáñez, Monreal y Bianco tomaron por Chubut, una paralela a Río Negro, para cortarles el paso. Ibáñez detuvo el móvil en la esquina de Chubut y Caseros para interceptarlos. Entonces, Monreal descendió del móvil y sin mediar motivo alguno, disparó, al menos en cuatro oportunidades con su arma reglamentaria contra el Fiat 147. Uno de esos disparos impactó en el cuerpo de Gonzalo” indicó el fiscal Mariano Sibuet, al explicar los lineamientos de su acusación.
Locura criminal
Al describir los detalles del último tramo de la persecución, el representante del Ministerio Público explicó que “Aníbal, al comando del Fiat 147 continuó por Almirante Brown en dirección a la ruta 3. En esa parte del recorrido el capitán García se asomó por la ventanilla del acompañante de su móvil y efectuó, cuatro disparos contra el automóvil en el iban los chicos. Mientras tanto, Ecilape pisaba el acelerador. La cantidad de disparos de arma de fuego, así como la velocidad e insistencia con la que los efectivos policiales sostuvieron la persecución, habría tenido como objetivo el representado e indiferente propósito de producir las muertes de los chicos. Esta conducta llevó a que el auto en el que viajaban las víctimas impactara contra la parte trasera izquierda de un acoplado”.
A más de tres años de la masacre, no se pudo determinar qué motivó la tenaz persecución del Fiat 147; no se conoce que sus ocupantes hubiesen cometido ningún hecho ilícito. La familia de Suárez denunció que el joven había sido extorsionado semanas antes de la tragedia por policías de Monte porque no tenía los papeles del vehículo en regla. Quizás escapó porque temía una nueva extorsión o porque vieron a los policías hacer algo que no debían estar haciendo.
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