ADN del crimen. Con solo elevar un alambrado, se escapó otra vez uno de los más peligrosos menores asesinos
Puertas giratorias y centros de detención permeables a fugas generaron la figura de Martincito, un adolescente acostumbrado a disparar
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De los institutos de menores bonaerenses no se escapa el que no quiere. Martincito, un homicida adolescente que cometió su primer asesinato cuando tenía 15 años, no fue la excepción a esa regla no escrita, pero que en los hechos se cumple a rajatabla. En los últimos días, el menor asesino levantó el alambrado perimetral del centro de detención Francisco Legarra, en Villa Esperanza, La Plata, y huyó. Fue la segunda evasión que concretó con éxito en un año. También registra dos intentos de fuga. Antes de huir protagonizó una tentativa de evasión del instituto de Menores conocido como “El Castillito”, de La Plata.
Debido a ese intento de fuga, durante el que agredió a un celador, las autoridades decidieron trasladar a Martincito a un centro de detención de mayor seguridad. Al menor homicida le llevó un día encontrar la forma de poder escapar del instituto Legarra. Simplemente, levantó el alambrado y huyó.
Durante la madrugada, a partir del llamado al número de emergencias 911, en el que se alertó que Martincito regresó a su barrio, la policía allanó la casa de la madre del adolescente que mató a una adolescente de 17 años, pero no encontró al menor asesino.
Martincito no se marchó solo del barrio. Tuvo tiempo de pasar a buscar a su novia y madre de sus dos hijos. A pesar de que carece de estructura que lo proteja o le aporte refugio, el menor homicida todavía no fue apresado.
Uno de los factores que ayudan a los menores a permanecer en la clandestinidad es la prohibición para que se difunda la imagen del prófugo. Debido a que la Constitución protege a los menores en conflicto con la ley penal, prohíbe que los mencionen con nombre y apellido para que no sean victimizados, tampoco se puede hacer pública la foto, a pesar que están prófugos, acusados de cometer un delito de sangre. El dibujo que acompaña esta nota grafica la puerta giratoria que beneficia a los menores asesinos, pero no muestra rasgos reales del prófugo.
A partir de su fuga, Martincito pasó a integrar el listado de otros menores asesinos que huyeron de los centros de detención bonaerenses en medio de evasiones escandalosas. En diciembre pasado, dos menores, de 16 y 17 años, acusados de robo a mano armada y varios asaltos protagonizaron un cinematográfico escape de una defensoría oficial, en Mercedes. Según fuentes judiciales y policiales, ambos menores huyeron luego de mantener una entrevista con la defensora oficial del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil que atendería su caso en la dependencia del Ministerio Público de Mercedes.
F. M. y su cómplice formaron parte de ese universo de 22.100 menores, de entre 16 y 17 años, procesados por delitos. Además, integran el grupo de acusados de haber sido responsables de uno de los 61 homicidios cometidos por jóvenes de dicha edad en territorio bonaerense durante 2022. La Justicia los consideró coautores del asesinato del empresario Andrés Blaquier, ocurrido el 29 de octubre pasado, cuando ambos menores mataron al hombre de negocios para robarle la moto BMW, en la Panamericana, a la altura de Pilar.
Desde que fue detenido cerca de su casa en el barrio Cri Cri, de Garín, F. M. había anticipado que no pasaría mucho tiempo detenido y que era capaz de huir de cualquier instituto de menores.
A principios de junio pasado, F. M. y otros tres adolescentes forzaron la barra de una reja y, luego de trepar la pared y saltar a la calle, huyeron del Centro de Recepción y Ubicación (CREU) de Lomas de Zamora, situado en el cruce de 12 de Octubre y Larroque.
En el momento de la fuga no estaba el efectivo de la policía bonaerense asignado a la vigilancia del perímetro externo. Tampoco advirtieron que los cuatro jóvenes huían, los uniformados apostados en el destacamento móvil de la fuerza de seguridad provincial.
El menor asesino fue recapturado un mes y medio después cuanto intentó robar un automóvil. Estaba armado con un revólver calibre .38 y era acompañado por un grupo de adolescentes que formaban parte de una banda de asaltantes.
Tres años antes de esta escandalosa fuga. El mismo instituto de menores fue escenario de otra escandalosa evasión. Nueve jóvenes alojados allí aprovecharon una revuelta para huir. El motín fue organizado porque los adolescentes exigieron que fuera separado un docente que denunció una práctica conocida como “palomeo”, tal como se denomina al envío de droga al centro de detención mediante bolsas atadas a alguna piedra. Uno de los adolescentes evadidos era un adolescente, de 17 años, acusado de asesinar al pizzero Adrián Albanese, durante un asalto ocurrido el 20 de julio de 2019, en el local situado en Alsina y Peña, en Banfield.
La situación se repitió en el instituto de menores del que, en los últimos días, huyó Martincito. En abril de 2021, trece adolescentes saltaron el alambrado perimetral, llegaron a la calle y huyeron. La fuga se concretó después de la cena, en el centro de detención situado en 520 y 226, de la localidad de Abasto.
Antes de huir, dos de los menores agredieron a uno de los celadores y le sacaron las llaves del centro de detención. En ese momento, los adolescentes que encabezaron el ataque convocaron a los otros jóvenes a que se sumaran a la evasión. Así se concretó la fuga masiva.
Una estructura frágil
El hecho que los menores en conflicto con la ley penal no tengan un lugar en los que puedan estar contenidos se debe a que la seguridad en los institutos de menores no está a cargo de guardiacárceles, sino de celadores. En el caso de los centros de detención que funcionan en territorio bonaerense, la única presencia uniformada está fuera del establecimiento. Se trata de un efectivo de la policía bonaerense, asignado a la custodia del perímetro.
Además, la estructura para alojar a los menores que cometen delitos no ha crecido al mismo ritmo que la cantidad de adolescentes que son procesados por hechos de sangre.
Según las estadísticas del Ministerio Público bonaerense durante 2022 aumentó 19% la cantidad de jóvenes de 16 y 17 años sometidos a procesos en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de la provincia de Buenos Aires. La cifra no incluye a los menores de 16 años, porque no son punibles por la legislación argentina.
Si bien, todavía no se hicieron oficiales las estadísticas de 2023, según fuentes oficiales, en lo que va del año creció 40% la cantidad de medidas de seguridad dictadas por magistrados del mencionado fuero para menores no punibles acusados de homicidios. Uno de esos casos tuvo como acusado al chico de 15 años detenido por el asesinato del colectivero Daniel Barrientos.
Además, un adolescente, de 17 años, fue apresado en agosto pasado, acusado de integrar la banda que mató al jefe de emergencias del hospital Carrillo, Juan Carlos Cruz. Aunque hay cada vez más menores punibles y no punibles acusados de delitos graves, los magistrados del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil no cuentan con centros de detención que tengan las condiciones mínimas de seguridad para contener a jóvenes homicidas.
Este fue el caso de Martincito. En su corta edad protagonizó dos fugas de los institutos de menores y dos intentos de evasión. La primera de esas fugas ocurrió el 28 de septiembre de 2022, cuando huyó del centro de detención El Dique, en La Plata.
Fue recapturado dos días después. Junto con un cómplice le disparó a una mujer para robarle el automóvil. A bordo de ese vehículo, siguió con el raid delictivo e intentó robar un segundo rodado. A punta de pistola obligó a que el dueño del vehículo entregara el automóvil. Pero, el asalto fue advertido por los policías que recorrían la zona a bordo de una patrulla que dieron la voz de alto. Así comenzó una persecución y tiroteo que terminó cuando el cómplice del menor asesino chocó el automóvil contra un poste de luz. Martincito no dejó de disparar contra los policías.
Debido a que tenía 15 años, cuando, el 1° de enero de 2022 asesinó a Lara Fernández, de 17, para robarle el celular, Martincito es considerado para ley como un menor no punible. Esto significa que nunca será condenado por el asesinato de la adolescente ni por los otros cuatro homicidios que le adjudicaron cuando era más chico.
Pero, debido a que en el momento de haber cometido esos robos ya había cumplido los 16 años, Martincito fue procesado como un menor punible y la Justicia le dictó la prisión preventiva por esos asaltos.
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