ADN del crimen: cinco cadáveres abandonados y unidos por la sombra de la policía bonaerense
Los cuerpos fueron dejados en el conurbano y se encontraron en medio de la investigación por la búsqueda de Lucas Escalante y el homicidio de Lautaro Morello
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Alguien está dejando cadáveres en el conurbano. Se trata de cinco cuerpos hallados entre el 11 y 24 de diciembre pasado y conforman un rastro macabro en el contexto de la investigación por el asesinato de Lautaro Morello, de 18 años y la desaparición de Lucas Escalante, de 26. Ambos desaparecieron el 9 diciembre pasado en Florencio Varela.
Dos días después, un vecino de Guernica, partido de Presidente Perón, alertó a la policía sobre el hallazgo de una camioneta Citroën Berlingo. Cuando los policías revisaron el vehículo hallaron dos cuerpos incinerados e irreconocibles.
Al día siguiente, un automovilista que circulaba por la ruta provincial 53, en el límite entre los partidos de La Plata, Florencio Varela y Presidente Perón, avisó al número de emergencias 911 que había encontrado un automóvil BMW cupé incendiado, al costado del camino. Los peritos de la División Policía Científica revisaron el vehículo que pertenecía a Lucas Escalante, pero no encontraron rastros de ninguno de los jóvenes.
Mientras los familiares de Lucas y Lautaro reclamaban en la comisaría de Bosques que se intensificara la búsqueda de ambos muchachos, uno de los policías salió a la puerta, les comunicó que habían encontrado dos cuerpos quemados en un vehículo incendiado en Guernica y que trataban de establecer si correspondían a los amigos desaparecidos en Florencio Varela.
Según expresó uno de los familiares de Lautaro, “en ese momento los policías nos quisieron convencer de que eran los cuerpos de los chicos. Pero no creímos en esa versión porque, sabíamos que uno de los cadáveres tenía brackets y ni a Lautaro ni a Lucas, les habían colocado alguna vez ese elemento”.
Dos días después, se determinó que los cuerpos correspondían a Diego Segura y Silvio Vitullo, cuya desaparición en Burzaco había sido denunciada 24 horas después de la presentación del pedido de averiguación de paradero por Lucas y Lautaro.
Segura y Vitullo eran mecánicos. Uno de ellos fue reconocido por los brackets. Aunque el fiscal Álvaro Garganta todavía no recibió los estudios de ADN, una prueba imprescindible para establecer las identidades de ambas víctimas.
Los cadáveres de Vitullo y Segura fueron hallados en una camioneta Citroën Berlingo, patente OBL-040 que tenía pedido de secuestro porque había sido robada el 16 de abril de este año en la localidad de Villa Luzuriaga, en el partido de La Matanza.
Los responsables de la investigación por el asesinato de Lautaro y la desaparición de Lucas afirmaron que este caso no tendría ninguna vinculación con los homicidios de Vitullo y Segura, a pesar que los asesinos usaron metodologías similares para borrar pruebas,
Tanto Vitullo como Segura trabajaban como mecánicos y Lucas era un fanático de los autos especiales.
Aunque el cuarto cadáver fue encontrado a 60 kilómetros de la zona donde fueron abandonados los cuerpos de Lautaro, Vitullo y Segura, ese hilo rojo que une a los tres casos resulta macabro y sorprendente.
El 15 de diciembre pasado, los operarios de las topadoras que acomodaban la basura en el predio de la Ceamse, en José León Suárez, hallaron un cadáver entre la montaña de residuos.
Según fuentes judiciales, se trataba de un hombre, de 27 años, que presentaba varios huesos rotos. El cuerpo estaba deformado debido a que había sido comprimido por la compactadora del camión recolector de residuos que lo llevó hasta el predio. Para identificarlo, los peritos en criminalística y los forenses tuvieron que trabajar durante cuatro días. Uno de los técnicos obtuvo una huella digital que pudo ser comparada con la base de datos del sistema AFIS.
Con ese estudio comparativo los investigadores determinaron que el cuerpo correspondería a José Alexis Bordón, de 27 años, alias Tornillo.
Al indagar sobre los antecedentes de la víctima, los responsables de la pesquisa establecieron que Bordón vivía en Villa Vatteone, un barrio de Florencio Varela. Era vecino de Maximiliano Centurión, uno de los dos detenidos por el homicidio de Lautaro Morello y por la desaparición de Lucas Escalante. Hace tres días, Centurión pidió declarar ante la fiscal Dongiovanni. Cuando estaba por comenzar su exposición rompió en llanto y pidió el cambio de abogado. Entre los investigadores existe la expectativa de que pueda involucrar a algunos comisarios de la policía bonaerense en el encubrimiento del homicidio de Lautaro que, para los responsables de la pesquisa estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
El quinto cadáver fue hallado el 24 de diciembre pasado a las 13.30 por un vecino que buscaba maderas para prender fuego en una parrilla. Dentro de una bolsa de polietileno que estaba abierta, un vecino de Brandsen encontró un cuerpo parcialmente esqueletizado y desmembrado en el que, todavía se observaban, tejidos blandos.
Este cadáver fue hallado en el mismo lugar que, 24 horas antes, había sido rastrillado por 300 efectivos de la policía bonaerense que llegaron a Brandsen en busca de algún rastro de Lucas. Allí, el 12 de diciembre, había sido activado el celular de Lautaro. Durante 15 segundos, una antena de telefonía celular de Brandsen captó la señal del teléfono de la víctima.
Dos días después los peritos determinaron que ese cuerpo no correspondía a Lucas. Todavía ninguno de los responsables de la pesquisa pudo explicar cómo fue que 300 policías que rastrillaron la zona no hubieran encontrado el cadáver que estaba a la vista de todos.
Algo similar ocurrió con el cuerpo de Lautaro, hallado dos días después de un rastrillaje realizado a pocos metros del lugar donde había sido abandonado el BMW de Lucas.
La falta de respuestas sobre el paradero de Lucas y las circunstancias del hallazgo del cuerpo de Lautaro y del BMW del desaparecido indican que existe una organización criminal importante detrás del hecho que conmociona al país.
Esto significa que la cadena de responsabilidades no se cerraría con Cristian y Maximiliano Centurión, hijo y sobrino de un comisario mayor de la policía bonaerense, los únicos detenidos.
Ambos sospechosos están presos debido a que, según la investigación encarada por la fiscal Dongiovanni, fueron los últimos que vieron con vida a Lucas y Lautaro. En el caso de Cristian Centurión, cadete en la Escuela Juan Vucetich de la policía bonaerense, cuando le preguntaron hace cuánto tiempo que no se reunía con Lucas, respondió que habían pasado dos meses desde la última vez que lo había visto.
La pista de los vales de nafta
Sin embargo, a partir de los dichos de un testigo se determinó que mintió. Un vecino del barrio La Capilla, de Florencio Varela, aseguró que el 9 de diciembre, después de las 22.30, el conductor de un BMW 135 azul como el que conducía Lucas Escalante, le preguntó por la casa de un comisario mayor.
Además, el testigo aseguró que, después, vio el automóvil de Lucas estacionado en la puerta de la casa del comisario mayor. Dicho testimonio se sumó al mensaje de audio aportado por la familia de Lucas en el que el joven desaparecido le dijo a un amigo que le habían ofrecido vales para cargar combustible de forma gratuita.
“Estoy en camino para Varela. Hace un rato llegué a casa. Me iba a quedar en casa, ¿viste? Pero hay un chabón que me da nafta ¿viste? Pero la tengo que ir a buscar hasta el Alpino, un poquito más lejos. Pero bueno... la nafta gratis sirve. Estoy yendo”, le dijo Lucas a un amigo la noche que desapareció.
Debido a que el amigo le respondió que no podía acompañarlo, Lucas se habría comunicado con Lautaro y lo pasó a buscar a una cuadra y media de su casa, en la esquina de la avenida Hudson y Concordia.
“El pibe me dijo ‘solamente con vos hacemos esto’. Listo, me resirve. Y nada, ya estoy acá en Ruta 2″, insistió Lucas que, en ese momento, circulaba en su BMW azul por la localidad de Bosques, en el partido de Florencio Varela.
Debido a que estaba cerca de la casa de Lautaro, lo llamó para que lo acompañara a buscar los vales de nafta que le ofrecían y de paso, festejarían el triunfo del seleccionado argentino de fútbol sobre el equipo de Países Bajos por los cuartos de final del Mundial de Qatar.
En el mensaje que le mandó a su amigo, Lucas se refirió a que retiraría esos vales en una zona situada unos kilómetros más adelante que “el Alpino”, otro barrio de Florencio Varela, situado antes de La Capilla, sobre la ruta provincial 53
Ante la pregunta sobre ¿quién tiene al estructura para mover cuerpos y abandonarlos en el Conurbano? La respuesta es: algunos sectores de la policía bonaerense. En la historia penal argentina sobran ejemplos de esta conducta.
Entre 1996 y 1999, un grupo de policías bonaerenses inventó un asesino serial para justificar los homicidios de 14 mujeres en Mar del Plata. Ese asesino inventado se conoció como “El Loco de la Ruta”. Pero, en realidad, no existió ese homicida, sino que se trató de una construcción elaborada por un grupo de policías que mataron a las mujeres que querían escapar de diversas redes de trata de personas instaladas en esa ciudad. Para lograr tal objetivo, plantaron cuerpos al lado de las rutas y dejaron pistas falsas. Igual que con el caso de Florencio Varela.
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