ADN del crimen: Chaki Chan lanzó con barras de Chicago una guerra narco contra un barrio defendido por mujeres
Las Antenas, el barrio donde los vecinos esquivan todas las noches las balas del Patrón de La Matanza
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En el barrio Las Antenas, a diez cuadras de la avenida General Paz y a veinte kilómetros de la Casa Rosada, los vecinos esquivan las balas de los narcos que, hace quince días comenzaron una guerra por el dominio del territorio para acopiar y vender droga. El fenómeno de la violencia narco de Rosario se replica a media hora de auto de la sede del Poder Ejecutivo Nacional.
El momento más dramático de esa guerra se registró el martes. Esa noche nadie durmió en el asentamiento situado en las quince manzanas situadas en Las Heras y Salcedo, en el límite entre Lomas del Mirador y La Tablada, en el partido de La Matanza.
“Parecía que estábamos viviendo una guerra. Por la cantidad de disparos era como estar en una guerra en otra parte del mundo. Nos tuvimos que encerrar en nuestras casas. Nuestros hijos no concurrieron al colegio ante el riesgo de que pudieran quedar en medio de una balacera. Hace cuatro días que no van a la escuela. También cerraron los comedores comunitarios”, manifestó una vecina, mientras cubría su rostro para evitar que la reconocieran los narcos, ante la posibilidad de una eventual represalia.
Además de los estruendos de los disparos que retumbaron en los pasillos, los soldaditos narco usaron los techos de las precarias viviendas para buscar el mejor lugar para emboscar a los transas de la banda rival.
Ante la inminencia de los ataques, muchos vecinos no pudieron llegar a sus casas. El martes por la noche algunos soldaditos narco les cortaron el paso a los habitantes del barrio que regresaban a sus hogares después de una jornada de trabajo. Les advertían que esa noche correría sangre y que se buscaran otro lugar para dormir. Al mismo tiempo les exigían que colaboraran con dinero para comprar balas porque había que defender el barrio de los narcos de San Martín que querían instalar una cocina de cocaína en el corazón del asentamiento, en Colón y Salcedo.
“Queremos seguridad. Nos sentimos abandonas por el Estado. El país y el mundo se están enterando de la situación de violencia que se vive en nuestro barrio a través de los medios y ningún funcionario vino a ayudarnos”, agregó una vecina en diálogo con LN+, en uno de los ingresos del asentamiento.
Según los vecinos, uno de los bandos en pugna está comandado por un narco conocido como Chaki Chan, señalado como el verdadero “Patrón de la droga en La Matanza”, el traficante que hizo del miedo y su anonimato los pilares de su estructura. Pocos conocen su rostro, pero la solo mención de su nombre provoca terror entre los propios y los rivales.
“Muchos vecinos de otros barrios de La Matanza que fueron copados por Chaki Chan, nos dijeron que teníamos que resistir. Nos advirtieron que la gente de este narco toma el barrio y no lo sacan más”, expresó una de las mujeres que encendió una fogata en uno de los ingresos del asentamiento.
Esta metodología aplicada por Chaki Chan a la que se referían los vecinos de Las Antenas, tiene un antecedente, ocurrido a mediados de noviembre pasado, cuando los soldaditos de Chaki Chan fueron denunciados por los vecinos del complejo de monoblocks situado en el cruce de Crovara y Camino de Cintura, en Ciudad Evita. Los videos grabados por aterrorizados vecinos expusieron que policías bonaerenses retrocedieron ante los disparos de la banda supuestamente comandada por Chaki Chan.
Esas imágenes pusieron evidencia que los narcos contaban con el apoyo de fuego de, al menos, una ametralladora. Una FMK3, que en la Argentina podría llamarse el subfusil narco. Para las organizaciones criminales es fácil el acceso a esa arma que otorga un importante volumen de fuego. Se trata de una ametralladora que hace décadas integra el arsenal de todas las fuerzas policiales. Y tiene una ventaja adicional para los narcos: soluciona el problema logístico de abastecimiento de munición, ya que utiliza comunes balas de 9mm.
“Gente esto está pasando en el complejo 19 de los monoblocks. El ‘Osito’ de la tira 4 y 5 y el ‘Tribunero de Chicago’ bajaron con la gente de Chaki Chan a tomar ‘El 19′ para vender pasta base, alita de mosca y faso. Le pegan a los pibes y les roban los celulares. Dijeron que, supuestamente, van a cuidar el barrio, pero no es así. No queremos gente de otro lado. Vamos a denunciarlos con videos. Chaki Chan quiere copar el barrio y trajo al ‘Osito’. No vamos a parar hasta que se vayan”, se expresaba en un afiche repartido por los vecinos del mencionado complejo.
Aunque está cerca de Ciudad Evita, el lugar donde nació, Chaki Chan, todavía no pudo instalar una cocina de cocaína en Las Antenas. A principios de este año, el jefe narco cerró un acuerdo con un transa del barrio conocido por su alias: “Piku”, de apellido Zamudio. Como parte de esa alianza, Chaki Chan instalaría su laboratorio para procesar pasta base en una de las casas que los cómplices de Zamudio usurparían. Además, Zamudio recibiría parte de esa droga para vender.
Sin embargo, una de las partes no habría cumplido con el acuerdo. Aparentemente, Zamudio habría sido tentado por un grupo de narcos peruanos que operan en la zona de San Martín que le ofrecieron $1.000.000 y droga para instalarse en el barrio.
En los últimos días, la guerra tuvo un aumento en los niveles de violencia debido a que los narcos de San Martín sumaron a barrabravas de Chacarita para sacar a fuerza de sangre y balas al grupo de Chaki Chan quien, convocó a barrabravas de Nueva Chicago, que tienen su propio circuito de venta de drogas en la zona, con el objetivo de defender el barrio. Mientras que Zamudio quedó en el medio, salpicado por haber traicionado a los narcos peruanos y a sabiendas que no había cumplido el pacto con Chaki Chan.
Aunque la Justicia le adjudicó cinco homicidios, Chaki Chan, señalado como supuesto “Patrón de La Matanza” se jactaba de haber cometido 15 asesinatos. Amenazó a un fiscal y mandó a sus secuaces a tomarles fotos a las casas de los policías que se animaron a investigarlo. Después, mandaba esas imágenes a los efectivos con la leyenda: “lindo rancho en el que vivís”. Así instaló el miedo entres algunos uniformados.
Aquellos policías que no le temen, se aprovechan de los $ 10.000.000 diarios que recauda por la venta de drogas en sus búnkeres, para cobrarle coimas. Pocos policías se atreven a investigarlo porque saben que Chaki Chan tiene protección de un grupo de miembros de la fuerza de seguridad provincial y porque, según la Justicia, sería un asesino despiadado.
A pesar de que le adjudican cinco asesinatos, Chaki Chan sigue en libertad y, con apenas 29 años, se convirtió en el mayor narco de La Matanza. Según fuentes judiciales, Chaki Chan nunca fue condenado por los homicidios que le adjudicaron cuando era mayor, porque, cuando fueron convocados a declarar en el juicio oral, los testigos, por miedo, se habrían negado a identificarlo.
Algunos de los homicidios que le adjudicaron fueron cometidos cuando Chaki Chan tenía entre 16 y 17 años.
Aunque la sola mención de su apodo impone miedo en los barrios en los que instaló sus cocinas de droga, pocos conocen su verdadera identidad que, según fuentes judiciales, sería Nicolás Nahuel Guimil, registrado ante la AFIP como empleado de una empresa de limpieza, con domicilio en el partido de Esteban Echeverría.
La pantalla legal de Chaki Chan se completaría con una ferretería en el centro de Lomas de Zamora y propiedades en esa ciudad, San Vicente y Canning. Su hermana es la persona de mayor confianza y encargada de ir a buscarlo a alguna fiscalía cuando algún funcionario judicial se animó a detenerlo. Aunque, duró poco tiempo preso. Tampoco la Justicia Federal lo procesó por tráfico de drogas.
Otro personaje clave en la estructura del jefe narco es conocido como “Murdoch”, aunque este cronista conoce su nombre se lo consignara por sus iniciales G.D.L, debido a que nunca fue sometido a un proceso judicial y tampoco fue condenado.
“Murdoch”, un policía bonaerense exonerado, sería el nexo entre el jefe narco con los policías, algunos políticos y funcionarios judiciales. Entre los allegados a “Nico”, como también conocen al traficante, trascendió que tendría grabaciones de los momentos en los que pagaba coimas a los jefes policiales que se convirtieron en sus empleados.
Si bien mostraba una credencial de la AFI, G.D.L nunca fue un espía. Se trataba de una herramienta para impresionar a los policías o funcionarios judiciales y políticos con los que se reunía para pactar la protección para su jefe.
Rendición o plomo
En la actualidad, Guimil, alias Chaki Chan, manejaría el tráfico de drogas en los barrios 22 de Enero, San Petesburgo, Virrey del Pino, Villegas, Villa Celina y Puerta de Hierro. En noviembre se consolidó en los monoblocks situados en el cruce de Crovara y Camino de Cintura. Y, hace dos meses comenzó con su plan para copar el barrio Las Antenas. Quienes conocen a Chaki Chan afirman que el jefe narco no negocia. “Te hace una oferta y si no aceptás te mata”, expresó un policía retirado que trató de meterlo preso, pero ante el nivel de corrupción de sus superiores tuvo que abandonar la fuerza seguridad.
Una situación como la que describió el exuniformado ocurrió el 21 de junio pasado. El jefe narco le ofreció a Fabricio M. jefe de la barra brava de Laferrere la posibilidad de que los integrantes del grupo violento de esa hinchada distribuyeran su droga.
Pero Fabricio vinculado con la delegación de La Matanza del Sindicato de Trabajadores de la Carne se negó. Ante esa actitud, Chaki Chan habría mandado a un grupo de sicarios para vengarse. Cuando salía de su casa a bordo de su Volkswagen Vento gris, Fabricio fue seguido por cuatro sospechosos en dos motos. Al llegar a la esquina de Inca e Intendente Russo le dispararon dos ráfagas de veinte balazos. El jefe de la barra brava de Laferrere recibió cinco disparos. Fue llevado al hospital situado en el kilómetro 32 de la ruta 3. Aunque salvó su vida de milagro decidió mudarse de La Matanza y no volvió a poner un pie en la tribuna.
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