ADN del crimen: Bodoque, el chico de 14 años que mataba por placer
En 2018, asesinó a un policía bonaerense en Villa Tranquila; sospechan que mientras era menor no punible cometió otros tres homicidios; durante 2020, fue detenido por cuatro ataques a balazos
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Para Bodoque su objetivo no es solamente robar y matar. También disfruta al contemplar el sufrimiento de sus víctimas. Cuando tenía 14 años asesinó a un oficial inspector de la fuerza de seguridad bonaerense, durante un asalto. Consciente de que podía matar y de que no sería condenado porque, para la ley argentina, era un menor no punible, Bodoque, habría cometido otros tres asesinatos entre 2018 y 2019
En 2018, fue acusado de asesinar al oficial inspector de la policía bonaerense Leonardo Sarmiento, durante un asalto en el asentamiento atravesado por la calle 25 de Mayo, entre Dock Sud y el centro de Avellaneda.
Según fuentes judiciales y policiales Bodoque fue el autor material del homicidio del policía Sarmiento, ocurrido el 31 de octubre de 2018 en Ricardo Gutiérrez y French, en Villa Tranquila. Sarmiento, de 40 años, se desempeñaba en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Lanús, estaba de civil junto a una compañera. Ambos uniformados habían sido asignados para realizar una vigilancia encubierta en el proceso de una causa por abuso sexual.
A partir de la reconstrucción del homicidio realizada por los investigadores policiales y judiciales, se determinó que al menos cinco delincuentes armados emboscaron a Sarmiento y exigieron que entregara el celular.
Pero uno de los asaltantes advirtió que Sarmiento y la mujer que lo acompañaba eran efectivos de la fuerza de seguridad bonaerense. Entonces, los amenazaron y a la mujer le sustrajeron su arma reglamentaria. Luego, el asaltante identificado como Bodoque le disparó un balazo a quemarropa a Sarmiento.
El policía quedó malherido en el piso. Luego de los disparos, cuatro de los cinco asaltantes huyeron, menos Bodoque, quien, durante unos instantes se quedó al lado del efectivo de la policía bonaerense para asegurarse de que había muerto, al tiempo que observaba cómo agonizaba, según describió uno de los funcionarios judiciales que participó en la investigación que terminó con la captura del menor.
Cuando mató al policía Sarmiento, el menor imputado formaba parte de una banda de ladrones que no superaban los 18 años y que, en la modalidad piraña, se dedicaban a asaltar a los transeúntes y automovilistas que transitaban por 25 de Mayo, una calle angosta, de doble mano, que comunica la avenida Mitre, en el centro de Avellaneda con la autopista Buenos Aires-La Plata, a la altura de la primera bajada, después del peaje.
Fuentes judiciales indicaron que el asesinato del policía Sarmiento no habría sido el primer crimen cometido por Bodoque. Según los investigadores, el menor habría sido responsable de otros tres homicidios ocurridos entre Villa Tranquila, la zona de las Torres, de Dock Sud; Villa Inflamable, y el barrio El Sapito. Pero nunca fue formalmente acusado porque los testigos no lo identificaron en la rueda de detenidos y por falta de pruebas.
Además, Bodoque nunca fue condenado por el homicidio del policía Sarmiento. Pasó casi un año con una medida de seguridad, alojado en un Instituto de Menores bonaerense.
En diciembre de 2019, recuperó la libertad. En esa época ya tenía 16 años y se había convertido en un menor punible, que podía ser sometido a lo que la Justicia del Fuero de Responsabilidad Juvenil bonaerense denomina proceso penal pedagógico.
Al final de dicho proceso, que puede durar no más de un año, el magistrado a cargo del caso debe evaluar si el menor acusado se integró y aceptó el programa pedagógico. Si el adolescente cumplió con el proceso educativo y de socialización, el juez puede resolver que no reciba ninguna condena.
En caso de que el magistrado considere que el proceso pedagógico no tuvo el efecto socializador establecido por la norma legal, el juez puede dictar la imposición de pena que, para los acusados de delitos graves como el homicidio, la condena no puede superar los 15 años de prisión .
“A este chico le gusta matar y siente placer al observar cómo mueren las víctimas a las que les disparó”, recordó un funcionario policial que lo tuvo como detenido por uno de los más de diez casos en los que estuvo involucrado.
“Es un psicópata al que le gusta matar. Tan violento es que no lo quieren ni en los Institutos de Menores porque los responsables de esos centros cerrados saben que influirá de forma negativa en el resto de los adolescentes”, agregó el funcionario que apresó a Bodoque.
No bien regresó a la calle, Bodoque volvió a atacar. Según el relato de una pareja, el menor les disparó tres balazos porque se negaron a entregar el celular. La nueva agresión ocurrió el 8 de enero de 2020, en Alberti y Rivas, en Dock Sud. Las víctimas reconocieron e identificaron a Bodoque porque vivía en el mismo barrio.
Si bien fue arrestado por este ataque y por las lesiones graves provocadas al disparar, el menor solo pasó detenido dos semanas. Debido a que cuando asesinó al policía Sarmiento era un menor no punible, el homicidio no quedó registrado como antecedente.
El 19 de julio pasado, Bodoque apareció involucrado en otro ataque. Ocurrió a las 2.30, en la esquina de Montes de Oca y Gutiérrez, de Villa Tranquila, a tres cuadras del lugar donde había matado al policía. Allí, según el relato de la víctima, de 34 años, el menor, acompañado por un cómplice, intentó robarle el celular y el dinero que llevaba .
En medio de un forcejeo, Bodoque disparó dos balazos. Antes de huir, el agresor le pegó un culatazo en el rostro. El albañil fue llevado en el automóvil de un vecino al Hospital Fiorito, donde quedó internado a raíz de las dos heridas de bala. Uno de los disparos le afectó la arteria femoral y perdió mucha sangre. Salvó su vida de milagro.
A raíz de este ataque, Bodoque fue nuevamente detenido. Pero, al poco tiempo, recuperó la libertad.
A principios de diciembre, como integrante de otra banda de menores asaltantes, Bodoque fue apresado por tercera vez en el año. En esta oportunidad, un grupo de policías de la comisaría de Sarandí lo detuvo cuando baleó a dos integrantes de una familia durante una entradera.
El menor y un cómplice, de 17 años, fueron acusados de doble intento de homicidio, agravado, portación ilegal de un arma de fuego, abuso de armas y lesiones graves.
Actualmente, Bodoque está alojado en un Instituto de Menores bonaerense. Se trata de un centro de detención cerrado, donde no hay personal uniformado como custodios, sino que los adolescentes son vigilados por celadores.
La única presencia uniformada está en el perímetro del instituto y ante la falta de seguridad las fugas son constantes.
Según fuentes policiales, Bodoque atacó a la familia, en Sarandí, cuando regresaba de cometer otra entradera pero en territorio porteño.
El investigador policial indicó que las bandas de asaltantes juveniles formadas por adolescentes, de Avellaneda, modificaron su modalidad de ataque. En los últimos meses se advirtió que varios de estos grupos delictivos cruzan el Riachuelo y se dedican a robar en la zona de Barracas, Pompeya y la Villa Zavaleta, favorecidos por una ventana de veinte minutos que pasan entre que los registran las cámaras y la emisión de la alerta.
Menores y violentos
Tanto Bodoque como otro menor acusado de cinco homicidios, conocido como Aaron, sacaron provecho de su edad para matar y no ser condenados.
En el caso de Aaron, que gritaba a sus cómplices que “A la gorra hay que matarla siempre. No se duda”, cometió su primer asesinato cuando tenía 13 años. El 23 de diciembre de 2013, mientras robaba en la esquina de Figueredo y Pío Baroja, en Villa Fiorito, señaló a la víctima, identificada como Ian Castillo, y le ordenó a uno de sus cómplices, conocido como Niquito: “A este reventámelo”. Entonces, Niquito le disparó cuatro balazos y mató a Castillo.
Con 16 años, Aaron comandaba una banda de motochorros integrada por delincuentes de entre 18 y 21 años. Aaron era el menor, pero el más sanguinario del grupo que asolaba la zona de Ingeniero Budge y Villa Fiorito.
Debido a que a los menores de 16 años que cometen delitos no son sometidos a un proceso penal, los homicidios o los delitos que cometen no se agregan a un legajo de antecedentes. Por este motivo no existen estadísticas sobre adolescentes no punibles que fueron autores de delitos graves como asesinatos.
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