ADN del crimen: sicarios y ametralladoras en un entierro tumbero que anticipa más peligros
Tiradores de la banda de Alicho fueron detenidos luego de disparar sus armas al aire en el cementerio de San Martín durante el entierro de un cómplice
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Tienen 16 y 17 años y forman parte de una banda de sicarios supuestamente contratada por el narcotraficante Max Alí Alegre, alias Alicho. Fueron detenidos en las últimas horas mientras celebraban un funeral tumbero en el cementerio de San Martín, en el que despedían a balazos a otro asesino a sueldo fallecido el lunes.
Estos chicos no constituyen un caso aislado en el conurbano. Integran el universo de asesinos a sueldo que se instaló en el Gran Buenos Aires en un fenómeno que replica la actividad cada vez más intensa de los sicarios en Rosario.
Mientras, en la actualidad, Rosario se desangra con la sucesión de asesinatos cometidos por sicarios que, en lo que va del año provocó más de 160 víctimas, la cantidad más importante en los primeros siete meses desde que realiza un registro estadístico, en el conurbano resultan cada vez más habituales los ataques cometidos por asesinos a sueldo.
Tanto Brandon como Thiago, de 17 y 16 años, respectivamente, fueron apresados en las últimas horas, mientras realizaban un “funeral a la mexicana” para acompañar los restos de Matías Veliz, alias Chaparro, imputado por el asesinato de Leonel Zamorano, ocurrido el 2 de junio pasado, en la villa conocida como “La 18″, de Billinghurst.
Chaparro se habría quitado la vida de un disparo en la cabeza el lunes pasado. Sus cómplices, acompañaron el cortejo fúnebre al cementerio de San Martín y abrieron fuego con una ametralladora y pistolas para homenajear a su colega muerto.
Los familiares de un hombre al que se le realizaba el funeral en la mencionada necrópolis alertaron al número de emergencias 911 sobre la presencia de los sospechosos armados.
A partir de ese aviso, los policías del Grupo Táctico de Operaciones irrumpieron en el cementerio y sorprendieron a los sospechosos cuando disparaban sus armas.
En ese momento se produjo un enfrentamiento entre los familiares del fallecido Chaparro y los policías. Entonces, los sospechosos armados aprovecharon la confusión para tratar de escapar. Pero, los efectivos del Comando de Patrullas de San Martín cerraron todas las salidas del cementerio y lograron apresar los tiradores.
Así, fueron detenidos seis sospechosos, que habrían sido identificados como Nicolás Héctor Altamirano de 24 años, a quien se le secuestró una ametralladora FMK3; el menor, 16 años, identificado como Thiago, tenía en su poder una pistola 9mm; otro menor, de 17 años, llamado Brandon, llevaba en la cintura una pistola Bersa calibre 9 mm y a Lautaro Morel, de 22 años, quien intentó huir en una moto sin patente.
Debido a que Brandon y Thiago son menores, sus identidades completas se mantendrán en reserva por cuestiones legales.
También fueron apresadas dos mujeres, una de ellas estaba al comando de un Fiat Siena negro que habrían usado los sospechosos para movilizarse.
Los seis detenidos fueron trasladados a la comisaría donde se determinó que el menor identificado como Brandon, alias Pachu, era intensamente buscado debido a que figuraba como imputado con el fallecido Veliz en el homicidio, de Leonel Zamorano, ocurrido el 2 de junio pasado en uno de los pasillos de la villa 18 de Septiembre, también conocida como La 18.
Guerra de bandas
Según consta en el informe policial, los seis sospechosos detenidos en las últimas horas, se identificaron como sicarios y afirmaron que trabajaban para el mencionado narcotraficante Alicho, quien desde la cárcel sigue al comando de su banda e intenta ocupar terrenos en los barrios más humildes para comercializar estupefacientes.
Miguel Ángel Villalba, alias Mameluco, también detenido, es uno de los rivales de Alicho en esa guerra por dominar los asentamientos de San Martín y Tres de Febrero para vender drogas.
Zamorano fue una de las víctimas de ese enfrentamiento entre los grupos comandados por Alicho y Mameluco.
A partir de la reconstrucción del homicidio de Zamorano, de 17 años, los investigadores determinaron que primero, los sicarios atacaron a balazos la casa donde vivía su madre. Luego, como el adolescente no estaba en la vivienda, los sicarios salieron a buscarlo por los pasillos del asentamiento hasta que lo encontraron y abrieron fuego contra el grupo en el que estaba Zamorano con otros jóvenes. A Zamorano lo mataron en el acto, mientras que dos de los muchachos que lo acompañaban, de apellidos Mosqueda y Reynoso, resultaron heridos de gravedad.
Según fuentes de la investigación, seis semanas antes del ataque contra Zamorano hubo otro homicidio en la villa 18. “Luego de ese asesinato, Zamorano se fue de la zona. Estuvo escondido un tiempo, pero volvió al asentamiento y lo mataron”, dijo uno de los investigadores.
La 18 fue la histórica base de Mameluco. El 25 de marzo pasado, la jueza federal de San Martín Alicia Vence procesó a Villalba y a otros integrantes de su organización criminal, entre ellos, su hijo Iván Gabriel, de 30 años, conocido como Salvaje.
Aunque no llegaron a ser procesados por los 24 homicidios de los consumidores que compraron cocaína envenenada, a principios de febrero en los asentamientos Puerta 8 y el El Gaucho, en las escuchas telefónicas incorporadas en el expediente, se indicaría que soldaditos que forman parte de la banda de Mameluco y su hijo habrían distribuido la droga contaminada con carfentanilo.
El tercer protagonista de la guerra narco que desangra la zona de las villas 9 de Julio, Lanzone, Loyola, Cárcova, Sarmiento, La 18, Puerta 8 y El Gaucho, es Javier Alejandro Pacheco, alias Rengo.
Pacheco había sido detenido el 20 de mayo de 2021 en su lujosa mansión de Parque Leloir. Aparentemente, le habría llegado la información de que Alicho y un cómplice, Blas Gómez, alias El Gordo Blas, lo entregaron a la policía para quedarse con sus puestos de venta de droga.
Entonces, desde la cárcel y a través de algunos de sus subordinados que seguían en libertad habría recurrido a los servicios de un efectivo de la Policía Federal para que reclutara sicarios que le permitieran consumar la venganza contra los dos rivales que lo delataron. El 20 de julio de 2021, el oficial Ariel Ricardo González llegó a Congreso al 8300, detrás del hospital Bocalandro, en Loma Hermosa, para encontrarse con un exconvicto que conocía a dos presos en el penal de Villa Devoto, donde estaban detenido Alicho y Gómez.
González actuaba impulsado por la posibilidad de quedarse con los $10.000.000 que Pacheco habría ofrecido por matar a sus rivales. Sin embargo, quien terminó asesinado de cinco balazos fue el policía. Al revisar su automóvil, los peritos de la Superintendencia de Policía Científica hallaron al lado del cuerpo una nota con el siguiente mensaje: “Rengo Pacheco, 10 millones por mí. Acá tenés tus 10 millones. Atentamente... San Martín”.
Menores armados
Antes que los casos de Brandon, Thiago y Chaparro quedaran al descubierto como adolescentes que eran utilizados como sicarios por bandas de narcotraficantes, hubo otros episodios en los que la Justicia encontró casos similares de chicos que, por tener 14 y 15 años, eran inimputables, circunstancia que fue aprovechada por varias bandas de esa zona del conurbano.
“Fideo” es el apodo con el que se identificó a un chico, de 15 años, acusado de cuatro asesinatos en la villa Loyola, situada a treinta cuadras del cruce de General Paz y Constituyentes. Según fuentes policiales, Fideo, conocido así por su parecido físico con un futbolista del seleccionado argentino, integra el grupo de “soldaditos” de la banda los “Peruanos”, que domina parte del narcotráfico en el asentamiento de pasillos laberínticos de la avenida Constituyentes.
A partir de la reconstrucción de los homicidios realizada por los investigadores de la policía bonaerense se determinó que Fideo cometió una sucesión de asesinatos que terminó el 9 de septiembre de 2020. En algunos de esos homicidios habría estado acompañado por otros cuatro cómplices, tres de ellos de su misma edad, identificados como Blanquito, Tirador y Rouscher. El quinto sicario, de 17 años, conocido como Ninja, los esperó a bordo de un Citroën C3 blanco en uno de los accesos a la villa Loyola.
Fuentes policiales indicaron que, entre los cuatro menores, de 15 años, dispararon veinte balazos para matar a un dealer de una banda de narcotraficantes y a uno de los “soldaditos” que lo acompañaba. La mayoría de esos disparos corresponden a pistolas calibre .40, un arma con mayor poder de fuego que las que utiliza la policía bonaerense.
Según relataron los testigos a los investigadores de la comisaría local, antes de dispararle en la cabeza, el grupo de menores asesinos que integraba Fideo llegó al sector de la villa Loyola, conocido como “el campito” y obligó al dealer a ponerse de rodillas.
Luego de dispararle a quemarropa al distribuidor de drogas, Fideo, Blanquito, Rouscher y Tirador abrieron fuego contra otro integrante de la banda narco rival que se encargaba de custodiar a la víctima.
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