Acosadores. ¿Cómo detectarlos y cómo prevenirse?
El manual de Clasificación Criminal del FBI establece al acosador como un predador que acosa o selecciona a una víctima, basado en características especiales de esta víctima. Otras definiciones lo encuadran como una persona enfocada sobre otra con el objeto de obtener contacto y control. Al decir del maestro el Dr. Robert I. Simon, tal vez el psiquiatra forense norteamericano más famoso de todos los tiempos, el tema de los acosadores es tan epidémico que en los Estados Unidos, hace unos diez años se calculaba que más de un millón de mujeres y más de cuatrocientos mil hombres son acosados anualmente.
Ahora bien: ¿quién acosa y quién es el acosado? Si bien preferentemente el acoso parte de un hombre y la acosada es una mujer, puede ser perfectamente al revés, o un hombre puede acosar a otro y una mujer a otra, y tampoco hay diferencias raciales o socioeconómicas.
Para colmo de males, no existe en las autoridades, aún hoy, una capacitación suficiente como para tomar seriamente una cuestión que puede terminar con lesiones psíquicas, físicas e incluso con la muerte de la víctima.
En la actividad pericial, es muy frecuente recibir y examinar a acosadores, y sorprende la naturalidad con que justifican sus acosos telefónicos, por mensaje de texto, en las redes, personalmente e incluso apareciendo en el trabajo y produciendo daños en propiedades de la víctima, por el hecho de "haber sido abandonados", y hasta comentan indignados al entrevistador cosas como "usted en mi lugar hubiera hecho lo mismo".
Psicopatológicamente, existe no uno sino varios perfiles de acosadores, que pueden clasificarse, y que bajo el mismo pretexto de la supuesta posesión del otro, o de la reciprocidad que deben recibir debido a su deseo, actúan de las maneras más diversas, por lo que tenemos acosadores de celebridades, inmaduros y románticos, sensibles al rechazo, fronterizos, como el que terminó matando a John Lennon en el Central Park, erotomaníacos y, directamente, psicóticos.
¿Qué puede hacerse frente a estas personas, que indudablemente tienen un trastorno, pero que no son psicóticos en todos los casos? Como se mencionó, falta un tiempo de capacitación y de toma de conciencia frente a las alarmas visibles por parte de algunos funcionarios que deben tomar y atender estas denuncias, pero la prevención principal debe ser llevada por parte de la potencial víctima sobre la base de ciertas recomendaciones, también expresadas por Simon, a saber:
- Tome siempre seriamente a su acosador
- Informe a familia y amigos de la presencia de un acosador en su vida
- Mejore la seguridad de su hogar (estadísticamente y por lejos el lugar donde se producen los homicidios)
- Obtenga testigos cada vez que es acosada/o
- Trate de tomar fotos del acosador
- NO responda a llamados, correos electrónicos, cartas o invitaciones del acosador
- Considere obtener orden judicial de impedimento de acercamiento
- Mantenga una comunicación con la sede policial más cercana a su domicilio
- Trate de no viajar solo/a
- Varíe sus recorridos cotidianos.
Para finalizar, cabe recordar que si bien se trata de personas con diverso grado de perturbación que los lleva a estas conductas de acoso, no es cierto que sean psicóticos en todos los casos. En forma desgraciada, la población argentina está desprotegida por la ley de salud mental, que impide internaciones de personas que representan peligro, más que nada porque la misma ley no establece qué significa el riesgo hasta que este se ha consumado, como muestra el hecho ocurrido este martes en la escuela de danza de Palermo (con un acosador que padece un trastorno psicótico crónico y atacó a la profesora de baile con la que se había obsesionado), y también porque ese texto legal ha dejado sin tratamiento a muchas personas que deberían continuarlo por la desaparición de los lugares de asistencia adonde concurrían.
Dado esto, es muy probable que estos hechos se reproduzcan en el futuro, y de ahí las medidas recomendadas anteriormente. Será imperativo, en un futuro que espero no sea lejano, el cambio de la ley de salud mental y la implementación de protocolos y de mejor contención psiquiátrica ambulatoria de los posibles autores de dramas como los vividos recientemente.
* Por Andrés Mega, Profesor Universitario, Psiquiatra, Legista y Psicoterapeuta
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