Abuso sexual. Agravan la acusación contra el comerciante que habría violado a una joven
La situación judicial del comerciante acusado de violar a una joven venezolana se complicó. La jueza a cargo del expediente lo procesó por un delito más grave por el que estaba imputado en un primer momento. Irineo Humberto Garzón Martínez fue procesado por abuso sexual agravado con acceso carnal, pero el sospechoso, por el momento, continuará el proceso en libertad.
Así lo informaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente. La decisión fue tomada anoche por la jueza en lo criminal y correccional porteña Karina Zucconi. En un primer momento, Garzón Martínez había sido imputado del delito de abuso sexual simple.
Pero el acusado continuará, por el momento, en libertad bajo ciertas condiciones impuestas por la jueza Zucconi como "la prohibición de tomar contacto por todos los medios de la víctima" y la "prohibición de salir del país". Además, la magistrada fijó un embargo sobre los bienes del imputado hasta cubrir la suma de 90.000 pesos.
Con esta imputación, de ser encontrado culpable en un juicio oral y público, el sospechoso podría recibir una pena de entre seis y 15 años de cárcel.
El abogado que representa a la joven venezolana y a su familia, Pablo Baqué, volvió a cuestionar la decisión de la jueza, al considerar que es necesario que el comerciante sea detenido "por la gravedad del caso y porque pueden existir otras víctimas que aún no se animaron a denunciarlo".
De hecho, la fiscal en lo criminal y correccional Nº 41, Silvana Russi, ya se había opuesto a excarcelar al imputado cuando la jueza Zucconi le corrió vista antes de liberar al comerciante, por lo que apeló ayer el fallo de la magistrada por considerar que existe "peligro de fuga" y de "entorpecimiento de la investigación".
"Los estudios demostraron que existen lesiones compatibles con el acceso carnal, no nos queda duda que eso ocurrió", dijo Baqué en radio La Red, tras lo cual consideró que "hay que preguntarle a la jueza los motivos por los que llegó a la decisión de liberarlo".
Según el abogado que representa a la víctima, "es urgente que se revoque la excarcelación del imputado, pero hay que ver si lo encuentran".
Es que, según explicó el letrado, durante la investigación, el comerciante dio como domicilio "la casa de su hermana, en la calle Tandil, en Mataderos, pero luego se presentó a declarar la hermana ante la Justicia y dijo que él no vivía con ella, sino que vivía en el local".
"Creemos que tampoco está en el local, por eso sospechamos que no lo van a poder encontrar", dijo Baqué.
Todo comenzó el viernes pasado, cuando una joven con Garzón Martínez para pedirle trabajo. Una amiga le había pasado su Facebook. El comerciante, que en las redes se hacía llamar Santiago Martínez, le preguntó si quería conversarlo en una cena. "Ella no quería una cena, sino un trabajo, por eso le dijo que no", relató a LA NACION Patricia, amiga de la familia.
El hombre la citó, entonces, para una entrevista al día siguiente en el local, a lo que la joven accedió. Patricia explicó por qué la joven aceptó ir al local de Garzón Martínez: "El tipo le decía: 'Si no venís tengo otras para darles el empleo'. Thais y su hija se mudaron hace poco a Balvanera porque el padre de ella sufrió un ACV, y está internado en el Hospital de Clínicas. Por eso mismo ella estaba buscando trabajar".
Pero la actitud del hombre puso en alerta a Thais, la madre de la joven que le pidió a su hija que le enviara una foto del frente del local y su ubicación. Hoy, ella sostiene que lo que salvó la vida de su hija fue esa comunicación: "Creo que la confianza entre madre e hija fue vital, es algo que tiene que permanecer siempre, y en este caso si ella no hubiese tenido la confianza ni las ganas de contarle las cosas a su madre, el escenario podría haber sido otro".
La joven trabajó algunas horas de la mañana en el local de Irineo Garzón, y más tarde aceptó un vaso que le ofreció. Entonces sintió cómo sus manos temblaban y se debilitaba. Atinó a mandarle un mensaje a su madre que decía "mamá tengo miedo". En ese momento Thais estaba en una sesión de rayos X con su padre y no pudo responder. Entonces la joven alcanzó a llamar a su hermana, a la que le dijo que se le dormían las manos. Ella logró comunicarse con Thais y llamaron a la Policía de la Ciudad, que llegó al lugar encontrando la escena de la joven inconsciente, a la que tuvieron que llevarse en silla de ruedas. Su abusador fue detenido, pero liberado a las pocas horas por no tener antecedentes, imputado por abuso sexual simple por la jueza porteña Karina Zucconi.
Ahora su situación procesal se complicó.
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