Abuso en el cuartel. Procesaron al jefe de la banda militar de un regimiento por acosar sexualmente a una subalterna
Según la acusación, el teniente primero manoseó y besó por la fuerza a una voluntaria del Ejército en el Regimiento de Caballería de Tanques N°6 “Blandengues”, de Concordia, Entre Ríos
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LA NACION
El Juzgado Federal de Concordia procesó sin prisión preventiva al exjefe de la banda militar del Regimiento de Caballería de Tanques “Blandengues”, con asiento en esa ciudad entrerriana por haber abusado sexualmente y maltratado a una subalterna. Los hechos ocurrieron en el último cuatrimestre de 2023 en el cuartel y el oficial del Ejército Argentino fue pasado a retiro obligatorio en marzo de 2024.
La medida fue dictada por la jueza Analía Ramponi, en consonancia con el dictamen de la fiscal federal de Concordia Josefina Minatta, que consideró probado que los hechos ocurrieron entre agosto y el 23 de septiembre de 2023. No obstante, la denuncia recién fue realizada por la víctima el 26 de diciembre de 2023 ante la Unidad Operativa Federal Concordia de la Policía Federal Argentina (PFA).
Según informó el Ministerio Público en su sitio institucional fiscales.gob.ar, “en esa oportunidad, la mujer relató que el 23 de septiembre de ese año se encontraba bajo el mando del exteniente primero prestando tareas en su rol de agente voluntaria del Ejército Nacional Argentino en el Regimiento de Caballería de Tanques N°6 ‘Blandengues’. En ese contexto, precisó que el exteniente primero de la banda musical le requirió que se presentara en su oficina para pedirle ‘que prepare el mate’, ante lo cual se dirigió al sector de la biblioteca donde se encontraba la pava eléctrica y los elementos necesarios [...] La denunciante refirió que mientras preparaba la infusión fue sorprendida por el imputado, quien se le acercó y procedió a abrazarla por detrás. La víctima se resistió y se retiró del sector. No obstante, por temor, manifestó haber llevado el mate preparado a la oficina del acusado”.
La joven declaró que, una vez en la oficina, “el imputado intentó darle un beso. Ella se resistió en tres oportunidades y le pidió que cesara con la situación”. Agregó que, al cabo, “el oficial le contestó ‘que estaba bien’ y que podían quedar como ‘amigos’”. Sin embargo, según denunció, “el exteniente primero la tomó nuevamente por la fuerza, la subió sobre una mesa, comenzó a tocarla sobre su ropa y la besó ‘bajo resistencia’”. Forcejeó, pudo librarse del ataque sexual y corrió hacia el sector donde se alojan los suboficiales, espacio que describió como “parecido a un casino” de oficiales.
Según se informó en fiscales.gob.ar, “luego, la víctima indicó que se refugió en el sector de alojamiento femenino de la banda de música, esperando que terminara su turno de trabajo. Una vez cumplido el horario de salida, se retiró del lugar sin pasar novedad de los hechos por miedo a represalias”. Al día siguiente se presentó otra vez a cumplir funciones y le comentó lo sucedido a un cabo que aquel día se encontraba como encargado de la guardia de la banda de música; el joven le recomendó que informara de lo acontecido a la jefatura, quienes luego consideraron conveniente que lo denunciara ante la Policía Federal.
Ante la División Unidad Operativa Federal de la PFA la víctima precisó que la situación de violencia denunciada no fue un hecho aislado, sino que previamente ya había sufrido diversas y múltiples situaciones de maltrato y acoso –tanto verbales como físicas– por parte del imputado, las cuales solían generarse en circunstancias en que las guardias eran reducidas y no había otras personas presentes en el lugar.
Declararon en la causa “diversas autoridades y personal militar”, cuyos testimonios “contribuyeron a consolidar las evidencias en contra del acusado, que tenía antecedentes por hechos similares.
El 9 de octubre de 2023, la jueza Ramponi ordenó un allanamiento en el Regimiento Blandengues y el 9 de abril de 2024 se citó a prestar declaración indagatoria al imputado.
“Espacio de escucha”
A la hora de resolver la situación procesal del oficial, la magistrada citó parte del dictamen en el que la fiscal Minatta resaltó que el imputado, “valiéndose de su superioridad jerárquica y de la confianza generada, solía ofrecer a las voluntarias un ‘espacio de escucha’ ante los eventuales problemas personales que presentasen. En dichas circunstancias, tras mantener un diálogo sobre cuestiones personales con la denunciante, le requirió un abrazo y, pese a no consentirlo, procedió a abrazarla y la besó en el cuello en contra su voluntad, ante lo cual la víctima se resistió y le pidió que no lo volviera a hacer.
Para la jueza, en la declaración de la víctima, “queda igualmente corroborado el contexto de vulnerabilidad en el que se encontraba inmersa y que debía padecer la víctima ante la relación jerárquica y de superioridad detentada y aprovechada por el imputado”.
En lo atinente a la carga probatoria, Ramponi consideró: “No ha de soslayarse que la mayoría de los casos como el que aquí nos ocupa se verifican en la esfera de la intimidad o privacidad de las partes, aprovechando el agresor el mayor contexto de la vulnerabilidad de la víctima en espacios de menor control social, lo que arrastra la imposibilidad, en la generalidad de los supuestos, de contar con testigos presenciales de los hechos”.
La magistrada concluyó que “el abuso sexual cometido por el imputado se fundamentó en el aprovechamiento de la relación de poder y confianza que existía en su entorno laboral. Los actos de acoso, tanto verbales como físicos, fueron parte de un patrón de conductas con implicancias sexuales que el imputado desarrolló de forma reiterada. Estos comportamientos no se limitaron a comentarios o actitudes inapropiadas dentro del ámbito laboral, sino que se extendieron a agresiones físicas, lo que configura una situación de acoso sexual tanto psicológico como físico. A lo largo del tiempo, las conductas abusivas del imputado se intensificaron y continuaron, consolidándose como graves actos de violencia sexual de carácter repetido y sistemático”.
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