Abusó de menores en un colegio y más de 20 años después la Corte lo condenó
El máximo tribunal ratificó la sentencia de 2012 al ex religioso Fernando Enrique Picciochi, al declarar "inadmisibles" dos recursos de queja que había planteado la defensa
La Corte Suprema de Justicia ratificó definitivamente la condena al ex religioso Fernando Enrique Picciochi, del Colegio Marianista, quien hace más de 20 años abusó de menores y cuyo caso salió a la luz pública gracias a la declaración de una de sus víctimas hace varios años.
El máximo tribunal determinó el martes 29 de marzo que los recursos de queja extraordinarios presentados por la defensa de Picciochi son "inadmisibles", por lo que la sentencia condenatoria fijada en el juicio oral y público del 2012 -y que ya había sido ratificada por la Càmara de Casaciòn Penal en 2014-, se mantiene en pie.
El juicio fue iniciado por Sebastián Cuattromo, víctima del cura, quien se animó a contar su historia a LA NACION en 2014 , dos años después de lograr la sentencia y 14 desde que instauró la denuncia. Cuattromo consideró "central" lograr la sentencia en el juicio oral de 2012 porque implicó que "más de 20 años después de cometidos los abusos la Justicia los diera por probados".
En 2000, Cuattromo realizó una denuncia en la Justicia civil contra el Colegio. En una instancia de mediación judicial lo obligaron a firmar un convenio en el que aceptaba recibir un resarcimiento económico aunque con una cláusula de "confidencialidad". Según la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que celebró la decisión de la Corte, Cuattromo declaró: "En 2012 me presenté en la Defensoría del Pueblo porque no quería seguir callando. Para mí era central que el juicio tuviera estado público, que sirva para dar testimonio, y poco tiempo después este organismo emitió una resolución en la que se me eximía de sostener la cláusula de confidencialidad".
La historia de Sebastián y su lucha por visibilizar los casos de abuso infantil
Sebastián Cuattromo sufrió abusos durante su adolescencia por parte del ex religioso Fernando Enrique Picciochi, docente en el colegio Marianista donde él estudiaba. El impacto del hecho en su vida -que guardó en secreto durante diez años-, lejos de someterlo, lo incentivó a luchar para que se hiciera justicia y se visibilice no sólo su caso, sino el de otras personas que sufrieron y el de los niños y niñas que hoy también lo padecen.
Tenía doce años cuando vivió el primer abuso. "Mi adolescencia y mi primera juventud fueron de mucho sufrimiento. Como nos sucede a todos, se me dificultó mucho el desarrollo de mi vida tanto en términos personales como sociales. Esto te afecta de modo íntegro", dijo a LA NACION.
Sin embargo, después de haber transitado en soledad con ese silencio que lo torturaba, decidió hacer algo más y, junto a Silvia Piceda, una compañera también abusada que conoció en su transitar por la Justicia, conformaron Adultxs por los derechos de la infancia, un grupo de personas que padecieron abusos en su niñez o juventud y que cada sábado se reúnen para intercambiar experiencias. El grupo también se convirtió en un modo de militancia pública para que este tema tabú deje de ser ignorado por la sociedad. Hoy, celebran la victoria de haber obtenido Justicia, y continúan trabajando para incidir públicamente en la defensa de la infancia y sus derechos.