Aburrimiento: la explicación del hombre procesado por amenazar a Estanislao Fernández, el hijo del Presidente
Los ataques fueron hechos en redes sociales desde junio de 2020 hasta mediados del mes pasado; en su declaración indagatoria, el acusado pidió disculpas y dijo sentirse avergonzado
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Entre junio de 2020 y el 13 del mes pasado, Estanislao Fernández, el hijo del presidente Alberto Fernández, y un amigo fueron amenazados de muerte en redes sociales y por correo electrónico. En las últimas horas, el juez federal Sebastián Casanello procesó con prisión preventiva al supuesto autor de los ataques y le trabó un embargó sobre sus bienes hasta cubrir la suma de $2.000.000. El sospechoso, al ser indagado, pidió disculpas y explicó que lo hizo en un “momento de aburrimiento”.
El acusado, solo identificado por sus iniciales A. D., tiene 36 años y hasta su detención vivía en la localidad de Eduardo Castex, en La Pampa. La investigación se inició el 13 de julio pasado tras una denuncia presentada en la dependencia que la Policía Federal Argentina (PFA) tiene en la quinta presidencial de Olivos.
Hubo cinco amenazas de muerte, según consta en el expediente. Los textos intimidatorios, a los que tuvo acceso LA NACION, no se publican por pedido de la Justicia para evitar “revictimizar a las personas atacadas” .
El artículo 149 del Código Penal prevé la pena de seis meses a dos años de cárcel para quien “hiciere uso de amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas. La pena será de uno a tres años de prisión si se emplearen armas o si las amenazas fueren anónimas”.
Las tareas de campo estuvieron a cargo de detectives de la División Investigación de Delitos Tecnológicos de la PFA, quienes lograron identificar la dirección IP desde donde se hacían las amenazas.
Bajo investigación también está L. M. D., el hermano del sospechoso procesado. El juez Casanello le dictó la falta de mérito por el delito de amenazas y le encomendó a los expertos tecnológicos de la PFA “la profundización de los peritajes sobre la notebook secuestrada [en el operativo hecho en la casa de los imputados] para intentar determinar si también era utilizada por él”.
En su declaración indagatoria, A. D., sostuvo: “Me hago cargo y despego a mi hermano, porque él no tiene ni idea ni sabe de esto, de todos estos mensajes, ni de odio, ni de todas estas cosas porque él no tiene nada que ver con esto. Lamentablemente, fui yo. En un momento de aburrimiento, de estar en frente de una computadora, y de escribir la sarta de pelotudeces ]sic], de barbaridades que parecía que no iban a llegar a ningún lado y que simplemente no iban a ser leídos y no iban a tener ninguna consecuencia. Una sarta de barbaridades que, quizá y seguramente, personalmente no las hubiera dicho. Y que, así como me hago cargo del error, y estoy muy avergonzado”.
También, el acusado dijo estar dispuesto a pedir disculpas públicas a las víctimas de sus amenazas. “No soy una persona violenta, no soy una persona de andar peleando, no tengo antecedentes. Soy una persona trabajadora. Ni siquiera sé quiénes son en realidad [por Estanislao Fernández y su amigo]. No sé qué hacen, no sé cómo se llaman, más que por sus nombres artísticos [el hijo del presidente se identifica como Dyhzy] y por ver esas imágenes que ellos crean en Instagram o en Facebook o en donde salgan”, afirmó A. D. durante su declaración indagatoria.
Su hermano, el otro imputado, dijo: “No sé nada y no tengo nada que ver en todas esas cosas. ¿Bien? No sé nada, no tengo Instagram, no tengo todas esas cosas, no tengo nada”.
Mensajes violentos
En la resolución donde procesó a A. D., el magistrado explicó: “Se encuentran verificados los reiterados mensajes de contenido violento y degradante enviados a los perfiles de las dos víctimas desde distintas cuentas de la red social Instagram. Dichos mensajes de odio, como se vio, tienen por denominador común denostar las elecciones y planes de vida de las víctimas y anunciar la posibilidad concreta de atentar contra su vida e integridad física”.
Según dijo Casanello en el auto de procesamiento, “de la información obtenida en la notebook [aparato secuestrado en el allanamiento en la casa de los sospechosos], presuntamente parte de las amenazas fueron generadas desde esa máquina, debido a que se efectuaron conexiones en perfiles que realizaron las maniobras investigadas. También, desde esa computadora se efectuaron búsquedas en distintas plataformas sobre los perfiles de la red social Instagram utilizados por las víctimas”.
Además, en el allanamiento hecho por la PFA en el domicilio de los dos hermanos bajo sospecha, en el interior de un Fork Ka, los uniformados secuestraron un revólver calibre 32.
A. D. y L. M. D. fueron procesados por el delito de tenencia ilegítima de arma civil. Personal de la División Balística de la PFA determinó que el revólver secuestrado era apto para producir disparos y de “funcionamiento normal”.
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