A un año del crimen de Marisol Oyhanart, revelan imágenes clave del caso
Si bien aún no hay detenidos por el homicidio, hay siete policías bonaerenses denunciados por encubrimiento; las fotos que explican las maniobras para desviar la investigación
A un año del homicidio de Marisol Oyhanart no hay ningún acusado detenido por el asesinato de la maestra jardinera, de 38 años y madre de tres hijos. No obstante, actualmente hay siete policías bonaerenses denunciados por su presunta responsabilidad de una serie de maniobras que tuvieron como objetivo encubrir al hombre que mató a Marisol.
Si bien todavía no fue formalmente imputado en la causa, el nombre del principal sospechoso fue mencionado al menos por seis testigos que declararon de la causa. La identidad del empresario agropecuario vinculado con el asesinato de Marisol figura en el párrafo "e" del informe del elaborado por el Gabinete de Homicidios de la Dirección de Investigaciones de La Plata y que fue incorporado en el expediente que, actualmente instruye la fiscal Ana Medina.
En las conclusiones de ese dictamen, elaborado el 25 de noviembre pasado, los policías del Gabinete de Homicidios, sugieren profundizar la investigación sobre el mencionado empresario.
El homicidio que conmocionó a Saladillo ocurrió el 14 de abril pasado. Marisol salió de su casa minutos después de las 15.30 para realizar una caminata aeróbica. Debido a que no pasó a buscar a su hijo más pequeño por el jardín de infantes, su esposo, Sergio Rachit y su familia comenzaron a buscarla. Al no tener noticias, sus familiares radicaron la denuncia por averiguación de paradero en la comisaría local. A raíz de la búsqueda se movilizaron policías, bomberos, personal de Defensa Civil y vecinos de Saladillo.
Minutos después de las 5, del día siguiente, la búsqueda se suspendió. A las 8, poco después que se reanudaron los rastrillajes, el cuerpo de Marisol fue hallado al costado de una tapera, en la calle Irigoyen. Un año después se confirmó que ese lugar fue el primer eslabón de una cadena de encubrimiento policial.
Una escena del crimen montada
En otro de los párrafos del dictamen del 25 de noviembre pasado, los investigadores del Gabinete de Homicidios recomendaron a la fiscal que le tome declaración testimonial a los policías que realizaron el rastrillaje para buscar el cuerpo entre la tarde del 14 de abril y la madrugada del 15 de abril, cuando Marisol era buscada.
Esos policías fueron individualizados y declararon entre febrero y marzo pasados. Tres de ellos coincidieron en que revisaron la zona de taperas y no había rastros del cuerpo. En la foto se advierte una importante superficie de pastizales aplastados, que confirmarían que el área fue rastrillada antes del hallazgo del cadáver. El cuerpo de Marisol fue encontrado al final de las marcas de pisadas, a un costado de la tapera. Dos mujeres policías afirmaron que rastrillaron el baldío y no vieron el cadáver de la víctima. Hasta el momento nadie pudo explicar cómo fue posible que un cuerpo fuera hallado en un lugar que fue revisado horas antes con resultado negativo.
Uno de los policías afirmó que un jefe lo llamó durante la madrugada, en plena búsqueda, y le ordenó que hiciera guardia en la zona de taperas y no dejara pasar a nadie. Una compañera de este policía recordó que ese mismo jefe policial les avisó que tuvieran cuidado cuando revisaban la tapera porque había un pozo ciego que estaba descubierto y conocía el baldío porque iba a juntar higos.
Según fuentes de la investigación, ese lugar había sido elegido para abandonar el cuerpo de Marisol, porque había sido vista con vida por última vez cerca de allí, mientras hacía la caminata y debido a que era una zona frecuentada por Johnatan Bianchi, el hombre con antecedes penales al que habían elegido para cargarle la responsabilidad del asesinato de Marisol.
El plan de culpar a Bianchi fracasó porque el imputado pudo demostrar que no estaba en Saladillo el día que mataron a Marisol y porque los testigos ofrecidos por la policía no reconocieron a Bianchi en la rueda de detenidos.
Casi un año después del hallazgo del cuerpo declaró en el expediente la forense que participó en el levantamiento del cadáver de Marisol. Al revisar las fotos de la escena del hecho y sus apuntes, la médica recordó que los técnicos de la Policía Científica marcaron una serie de gotas de sangre sobre el pasto.
Ese goteo gravitacional, según la forense, era en zigzag, de derecha a izquierda y con dirección desde la calle Irigoyen al interior de la tapera. La médica afirmó que el goteo no tenía relación con la posición del cuerpo en el momento del hallazgo. Al concluir la declaración, la única explicación que tenía era que esas gotas de sangre cayeron de la nariz de la víctima cuando era trasladada en el hombro de una persona que abandonó el cadáver en el lugar. "El cuerpo estaba muy acomodado y no había señales de lucha en el lugar", concluyó la médica.
Esta afirmación sobre la posibilidad de que Marisol fue asesinada en otro lugar y fue llevada a la zona de taperas a un costado de la calle Irigoyen, quedó fundada con el hallazgo de los lentes de sol que la víctima usaba el día que desapareció. Dichos anteojos fueron hallados intactos sobre el camino de tierra al lado de la tapera. Nadie los pisó a pesar de que durante la búsqueda esa calle fue transitada por los voluntarios y policías que buscaban a Marisol. Los investigadores creen que los lentes fueron arrojados cuando llevaron el cuerpo para abandonarlo.
La autopsia determinó que Marisol fue asesinada entre las 21 del 14 de abril y las 3 del día siguiente. Marisol salió de su casa el 14 de abril, a las 15.30. Dos personas se cruzaron con ella en la calle Irigoyen cerca de las 16.30. Esas testigos fueron las últimas que vieron a Marisol con vida. Esto significa que la maestra jardinera habría sido interceptada, por el agresor supuestamente alguien que ella conocía, quien la llevó al lugar en el que la habría matado durante una discusión.
A partir del hallazgo de la las gotas de sangre que confirmarían que la zona de taperas fue la escena secundaria del homicidio, los investigadores se abocaron a tratar de encontrar cuál fue la escena primaria del asesinato y el lugar en el que habría estado cautiva hasta que la mataron. Tampoco se sabe en qué lugar tuvo el asesino el cuerpo hasta que se suspendió la búsqueda.
Precisamente la suspensión del rastrillaje posibilitó al asesino que pudiera trasladar el cadáver y abandonarlo en un lugar que ya había sido rastrillado sin que los policías lo vieran en el trayecto.
La hipótesis de que Marisol habría sido asesinada por un empresario agropecuario con el que tuvo una relación en el pasado, se fundó en la declaración de una testigo que aportó una conversación mantenida con uno de los policías de la comisaría de Saladillo. En esa charla concretada a través de la red social Facebook, este uniformado confesó que varios oficiales habían cobrado más de un millón de dólares para desvincular del homicidio al mencionado estanciero.
Entre las maniobras pergeñadas por los policías para encubrir al empresario, figura la convocatoria que le hicieron para que se presentara en la seccional de Bolívar la noche que buscaban a Marisol. El objetivo de esa declaración testimonial era que blanqueara su vínculo como ex amante de la víctima para que no lo involucraran como posible sospechoso en el futuro. Pero los cruces telefónicos y la declaración de uno de policías que estuvo de guardia esa noche, pusieron al descubierto la maniobra de encubrimiento.
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