A pesar de la muerte de Silvina Luna, no cambiaría la calificación del delito por el que Lotocki ya fue condenado
LA NACION, contactó a Jorge Monastersky, abogado penalista con posgrado en procesal penal, criminalística y medina legal que explicó lo que podría pasar con la causa
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La muerte de Silvina Luna, tras casi 80 días internada en el Hospital Italiano por un cuadro crónico de hipercalcemia e insuficiencia renal, volvió a poner en el centro de la escena al médico, Aníbal Lotocki, quien fue encontrado culpable por el delito de “lesiones graves” y condenado a cuatro años de prisión en primera instancia.
Ante la noticia de la muerte de la modelo de 43 años, surgió la duda si el profesional de salud, inhabilitado hace 48 días para ejercer la medicina, podría ser juzgado y condenado bajo la figura de homicidio.
Con esta premisa, LA NACION, contactó a Jorge Monastersky, abogado penalista con posgrado en procesal penal, criminalística y medina legal, quien explicó: “Lotocki fue indagado, en instrucción, por el delito de lesiones. Fue juzgado por un tribunal oral y condenado por lesiones graves y se encuentra en Casación revisando la condena, pero por el delito del tipo penal de lesiones”.
“En un caso normal, si durante la instrucción y la investigación, al acusado se la está investigando por el delito de lesiones y la víctima fallece, se podría ampliar la indagatoria para juzgarlo nuevamente por el delito de homicidios o mismo si fuera en ese proceso intermedio”, ejemplificó el también doctor en ciencias jurídicas y sociales con tesis en el área sobre derecho a la salud.
El letrado agregó: “Ahora bien, como ya existe una sentencia, pero todavía no está firme, entiendo que sería complejo cambiar la calificación. Lamentablemente, tiene esas barreras el derecho procesal, porque no está probado, ni siquiera, de que la muerte se produce por la consecuencia del acto médico y sería muy difícil de probar hoy la relación de causalidad entre lo hecho por Lotocki y la muerte. Pero no se puede descartar que, como está en Casación y que no tiene carácter de cosa juzgada, se produzca algún planteo del fiscal por el nuevo hecho. Allí podría solicitar una nueva calificación que sería muy controvertido y cualquier defensor plantearía, en el peor de los casos, hasta si tuviera acogida ese resultado que se realice un nuevo juicio. Y hacer un nuevo juicio podría alterar también principios procesales como el de ne bis in idem, es decir, que nadie puede ser juzgado dos veces por un mismo hecho”.
Sin embargo, Monastersky también destacó algunas decisiones que tomó la Justicia en torno a este caso: “Lo que se encuentra firme, según Casación, es una medida cautelar para que no ejerza la profesión de médico, esto no es normal en el derecho penal. Es decir, para que no opere, circunstancia que tampoco tiene antecedentes en la Argentina. En general, esto no se aplica hasta que no haya una condena que quede firme y que tenga carácter de cosa juzgada. Esto quiere decir, hasta que sea rechazado el último recurso por la Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
“La Justicia puede hacer cualquier cosa, intentar cualquier cambio de calificación legal. Pero ratifico mi postura, se va a encontrar con estos impedimentos desde la defensa. Es decir, impedir cualquier planteo relacionado a que sea nuevamente juzgado por un homicidio”, reiteró Monastersky.
Ante la pregunta de si, a pesar de que no se puede cambiar la carátula, sí se podría modificar la pena impuesta, respondió: “Hay un concurso de delitos, hay otras víctimas, no es solamente Silvina. En paralelo, él está procesado en otra causa por homicidio, que ahí si tenés un delito de 8 a 25 años, a menos que digan que es culposo, que no creo, porque le van a decir que es con dolo eventual, el doctor va a estar muy complicado, porque todo esto se tiene en cuenta”.
“En el caso del empresario muerto [Rodolfo Cristian Zárate], probablemente esto termine con un homicidio con dolo eventual, no con un homicidio culposo. No una mala praxis, sino que van a aplicar la figura del dolo eventual. Controvertida, discutida, pero creo que es lo que van a terminar aplicando”.
El caso Zárate podría llevar a Lotocki varios años tras las rejas
Rodolfo Cristian Zárate tenía 50 años cuando murió en 2021. Se desempeñaba como empresario en el rubro de la construcción y tenía dos hijos de su primer matrimonio, en ese momento, de 16 y 18 años. Se había criado en el barrio bonaerense de San Justo y vivía entre Ramos Mejía y Luján.
El empresario estaba interesado en que el Lotocki le sacara un leve exceso de grasa a través de una dermolipectomía. Como también tenía una hernia abdominal, Lotocki acordó extraerla en la cirugía estética.
La operación de Zárate se realizó en la clínica Cemeco de Caballito. Allí Lotocki alquilaba un quirófano en el marco de la segunda ola de coronavirus. Por esa época, el Gobierno de la Ciudad había decretado que solo debían realizarse operaciones de riesgo de vida.
El 15 de abril de 2021 Zárate fue a la clínica acompañado por un amigo de nombre Pablo, quien iba a llevarlo ese mismo día de vuelta a su hogar. No obstante, tras dos intervenciones, quedó en observación porque había perdido mucha sangre. A la medianoche se descompensó y fue asistido por el personal de la clínica, que procedió a sedarlo e intubarlo.
Lotocki llegó una hora después y cuando le realizaba un examen clínico, Zárate sufrió un paro cardíaco. Desde la clínica se llamó al Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), ya que el lugar no contaba con una unidad de terapia intensiva. Tras la muerte del empresario, Lotocki fue aprehendido en la clínica y luego liberado.
La causa estaba calificada con el delito de “homicidio culposo”, que prevé penas de prisión de uno a cinco años, pero al ser modificada como “dolo eventual” el 7 de junio pasado, de ser culpable, podría por corresponderle una condena “homicidio simple”, que prevé penas de prisión de ocho a veinticinco años.
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