“A los asaltantes no les importa la vida y no dudan en disparar”
En una recorrida de LA NACION por las zonas oeste y sur del Gran Buenos Aires, los vecinos afirman que hay cada vez más violencia, más robos y falta prevención policial
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El temor a ser asaltado o baleado se hizo carne en los habitantes del Gran Buenos Aires. Y el miedo se acrecienta porque no encuentra respuestas de las autoridades bonaerenses. Todos los vecinos consultados por LA NACION en una recorrida realizada en el sur y en el oeste del conurbano, de Ramos Mejía a San Francisco Solano y de Lomas del Mirador a Isidro Casanova remarcaron que no hay prevención policial.
“Cinco años atrás teníamos la libertad de sentarnos acá en la esquina hasta las 21. Ahora es todo el día estar mirando a cada rato para todos lados, para que no te roben. El año pasado, mi mujer estaba atendiendo el local, se bajaron dos tipos de una moto, uno con una tremenda ametralladora, y entraron, ataron también a la empleada y la agredieron. Nos robaron todo. La delincuencia está cada vez peor y sigue creciendo; yo me crie acá, y hoy a la nueva generación de asaltantes no les importa la vida y no dudan en disparar”, afirmó Diego, de 36 años, comerciante de Isidro Casanova.
Hace una semana, cerca del local de Diego, en Jofré al 3100, cuatro delincuentes armados bajaron de un auto y abordaron a un cartero que había estacionado. En treinta segundos le robaron la camioneta y le gatillaron, sin que saliera el disparo.
“Soy empleada doméstica y mi patrona me paga el remise; no podés bajarte del Metrobus de noche y caminar hasta tu casa porque te roban. Hay que andar con mucho cuidado; todos lo hacen, pero igual los robos no paran. Ahora se agrandó el problema: este era un barrio seguro, pero desde la pandemia explotó todo”, explicó Juana, que vive a pocos metros del lugar donde asaltaron al cartero.
Hastío ciudadano
Isidro Casanova está en la denominada “zona de los kilómetros” de la Ruta 3, pasando el Camino de Cintura, en La Matanza. Más cerca de la avenida General Paz, el flagelo de la inseguridad castiga a los vecinos de la misma forma.
“La gente está cansada de los robos. Hace dos meses, en pleno centro de Ramos Mejía, dos delincuentes que se movían en una moto roja y blanca no paraban de robar. Pero los vecinos se hartaron, los fueron identificando por los grupos de redes y WhatsApp, hasta que los delincuentes le quisieron robar a un hombre que caminaba rumbo a la verdulería con un chico. La gente impidió el asalto y detuvieron a uno de los motochorros”, explicó Daniel Bracamonte, de Vecinos en Alerta.
Según Bracamonte, la detención ciudadana se concretó a pocos metros del lugar, donde mataron a María Rosa Daglio, la socióloga asesinada por un ladrón que le robó el celular.
“Mi hija estaba ahí, en esa mesa de afuera. Pleno día. Pasó el ladrón, giró, le sacó el teléfono y huyó. Ella lo persiguió, lo manoteó, pero el asaltante tironeó y la hizo caer a ella. Tiró. No se hizo nada, por suerte. En esta cuadra, en la verdulería de enfrente, un domingo a la tarde, se subieron por los techos, le rompieron la reja y le entraron por la ventana”, expresó Gabriel Lombardo, de Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador, mientras recordaba cómo le arrebataron el celular a su hija en el local de Cerrito y Mosconi.
“Si te resistís, te matan”
“Si te resistís te matan por nada. Se vive constantemente alerta, si estás afuera de tu casa tenés que mirar para todos lados. Esto siempre fue así, en un momento se calmó un poco, pero ahora hay pibes que por un celular te matan. Yo soy de acá de toda la vida, y los asaltantes que andan en moto están mejor armados que la policía”, expresó Emanuel, dueño de una ferretería en San Francisco Solano.
A pocos metros de allí, en mayo pasado fue asesinado durante un asalto Daniel Ureña, de 20 años, quien trabajaba en un lavadero de autos situado en Falucho y El Picaflor.
“Puse cámaras, pero no pasa nada. No hacemos denuncias porque no sirve de nada. Pasa un patrullero a la mañana y uno a la tarde, y nada más. Una de las soluciones sería poner una garita en la plaza. Por lo menos tendríamos un poco más de tranquilidad. Ahí está la parada del colectivo, y es habitual que los asaltantes en moto circulen con total impunidad y les roben a los vecinos que van a trabajar”, agregó Emanuel.
Debido a que la zona está en el límite de Florencio Varela, Quilmes y Almirante Brown, la vigilancia en el lugar parece no resultar una prioridad para las comisarías con jurisdicción en esos tres partidos.
Los policías recorrieron la zona cuando estuvieron los equipos de los canales de televisión para realizar la cobertura informativa del homicidio de Ureña. Después se replegaron y ahora pasan dos veces por día, afirman los vecinos.
“Es una lástima que se naturalice el miedo a que te puedan asaltar. En otros lugares tienen vida, acá no la tenemos. Hicimos reclamos a las autoridades y pusieron luces LED. Ahora te ven mejor para robarte” concluyó el comerciante.
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