"A Dimitri le dolía que los chicos mataran", dijo un amigo del armenio asesinado
A Dimitri Amiryan, el quiropráctico armenio asesinado por un menor inimputable en el barrio porteño de Retiro, lo enterraron esta mañana en el cementerio de la Chacarita. A las 10:30 se reunieron sus familiares y amigos y a las 11:30 fueron en caravana a darle el último adiós.
Amiryan era fisioterapeuta, especialista en tratamiento de vértebras, tenía 37 años y había vivido en Alemania y España. Residía en la Argentina desde hace diez años, pero el martes fue asesinado de un tiro por un adolescente de 15 años que intentó robarle la bicicleta.
El dolor por su muerte sobrepasó a todos los que tuvieron un vínculo con él. LA NACION se comunicó con algunos de sus familiares más cercanos, pero por la tristeza aún no tienen fuerza para hablar. Pese a esto, crearon un grupo de WhatsApp que se llama "Todos X Dimitri", hay 184 participantes entre los que se incluyen su hermana, su esposa, pacientes y viejos amigos. Imperan la angustia, la pena y el dolor. El abrazo entre ellos es virtual, el chat funciona como una ceremonia masiva en la que cada persona que compartió un momento con Dimitri deja un mensaje de despedida. Todos coinciden en una intención: recordar a Dimitri con "alegría, agradecimiento, amor y la buena onda que él desparramaba", como escribió Florencia, una de sus amigas. Todos coinciden, también, en pedir justicia.
De Amiryan recuerdan su altruismo y su generosidad. También, cómo el profundo dolor que le había causado haber vivido en carne propia la guerra en Armenia había formado en Dimitri un enorme concepto de la paz. Sufría por los adolescentes en esos contextos de extrema violencia y le dolía que un chico matara.
Dimitri tenía amigos en todo el mundo. En el chat escribieron desde España y desde Colombia. Bibiana Andrea López Higuita, una joven colombiana de 27 años, lo conoció años atrás. "Lo conocí por una amiga mía, que es su paciente. Ella tiene la cadera dislocada. Apenas nos conocimos tuvimos buena energía, ya que ambos éramos extranjeros, compartimos vivencias, solíamos salir a merendar o pasear... Compartimos mucho. Fue alguien respetuoso, espiritual, solidario, buen amigo, hijo y padre", dijo a LA NACION.
A Dimitri le gustaba viajar, y por Bibiana planeaba conocer Colombia. No pudo. La tristeza de ella es inmensa: "Era un ser con mucha amabilidad y nobleza, alguien que luchó en la guerra y sobrevivió [...] Me parte el corazón no poder despedirme y creo que todos sentimos impotencia por la forma en que le arrebataron la vida", escribió en el grupo.
Daniel, uno de sus amigos, destacó su amor por la vida y la paz. "Pensó siempre en su Armenia querida; me contaba historias de antes de la disolución de la Unión Soviética [...]
Agustina, la esposa de Dimitri, confirmó esto y agregó: "Siempre le dolió la guerra. La vivió en carne propia. Cambió el apellido de su hijo mayor para salvarlo de la obligación de ir a la guerra en Armenia. Siempre sufrió el dolor que causó la guerra en su país, que jóvenes tuvieran que pasar por ese sufrimiento. Hoy, en su memoria, pido la paz en su nombre. Y por nuestro bebé, León, una sociedad más consciente".
Para los pacientes de Amiryan también fue un shock. Él se ponía en los zapatos de ellos y los ayudaba con cosas que trascendían lo clínico. "Me atendió dos años y jamás me cobró porque sabía que yo no tenía para pagar sus sesiones. También atendió gratis a toda mi familia y siempre lo hizo con mucho amor. Si tenías algo te decía 'no te hagas problema, se va a solucionar'. Nos fuimos haciendo amigos. Era como de otro mundo, nunca conocí a una persona así. Era una persona de luz", recordó Daiana.
La familia de Dimitri quiere justicia y seguridad, por lo que convocan a una "pedaleada masiva" el martes 15 de diciembre, a las 18.30. Terminará con la colocación de una bicicleta blanca en Avenida Madero y San Martín, el lugar en el que Amiryan fue asesinado. "Comprar robado mata", dice una insignia del flyer de la convocatoria.
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