A 48 horas del veredicto: golpes, mordeduras y quemaduras, el calvario que vivió Lucio Dupuy durante los 15 meses que vivió con las acusadas
El Tribunal de Audiencias de Santa Rosa dará a conocer si el fallo es absolutorio o condenatorio del juicio donde fueron juzgadas Magdalena Espósito Valenti, la madre de la víctima, y Abigail Páez
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Pasado mañana, el Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, en La Pampa, dará a conocer el veredicto del juicio por el homicidio de Lucio Dupuy, el niño asesinado a golpes en noviembre de 2021. Las acusadas del crimen son la madre de la víctima, Magdalena Espósito Valenti, y la pareja de la progenitora, Abigail Páez. Los jueces Alejandra Ongaro, Aníbal Olié y Daniel Sáez Zamora informarán si el fallo es condenatorio o absolutorio. En sus alegatos, el Ministerio Público Fiscal dio por probado que las dos imputadas “agredieron físicamente, en forma conjunta” a Lucio ocasionándole múltiples lesiones. Para la funcionaria judicial, los daños le provocaron la muerte luego de un período de agonía.
“En la audiencia del 2 de febrero próximo no se fijará una pena. Para ello habrá una nueva audiencia en un plazo no mayor a los 15 días a partir de conocerse el fallo”, informó tras la última audiencia del juicio, en un comunicado de prensa, la Oficina de Comunicación Institucional del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa.
Durante los 15 meses que Lucio estuvo con su madre y la novia fue sometido a constantes castigos. Uno de los golpes que le aplicaron la tarde que lo mataron fue una patada que causó una hemorragia importante en el hígado. Tan violenta fue la patada que dejó una marca en la zona lumbar. También sufrió mordeduras y quemaduras.
Al detallar las lesiones que encontraron en el cuerpo del niño, los forenses indicaron que esa patada en el hígado fue uno de los golpes que causó la muerte de Lucio. Además, se indicó en el informe que el pequeño tenía heridas de antigua data. Algunas de esas lesiones eran compatibles con abusos sexuales a los que el niño fue sometido el mismo día que lo mataron. En tanto que otras heridas habían cicatrizado.
“En mis casi 30 años de profesión nunca vi algo así”, dijo el médico forense Juan Carlos Toulouse, profesional que hizo la operación de autopsia sobre el cuerpo de la víctima.
Cuando el forense declaró en el juicio, las dos acusadas, por medio de sus defensas, anunciaron que no iban a estar en la sala. No querían estar presentes durante la testimonial del facultativo.
Espósito Valenti y Páez escucharon la palabra del testigo desde dos salas contiguas que tienen parlantes y que transmitían lo que sucedía en la audiencia, según informó en un comunicado de prensa la Oficina de Comunicación Institucional del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa.
“El médico forense ratificó la conclusión de la autopsia. Su testimonio fue impresionante. Lo que sufrió Lucio fue aberrante”, dijo a LA NACION una fuente que estuvo presente en la audiencia.
Tras la muerte de Lucio se determinó que el niño había sido asistido al menos cinco veces en tres meses por politraumatismos en distintos centros asistenciales de La Pampa, aunque no había denuncias de profesional alguno al respecto, como así tampoco de las autoridades del jardín de infantes al que asistía.
En su alegato de cierre, la fiscal Verónica Ferrero –que estuvo acompañada por el fiscal general Máximo Paulucci y por su par Mónica Rivero– dio por probado que el 26 de noviembre del año pasado, las acusadas “agredieron físicamente, en forma conjunta”, a Lucio entre las 17.30 y las 19.40 ocasionándole múltiples lesiones; y agregó que esas lesiones le provocaron la muerte luego de un período de agonía.
Ferrero, basándose en la autopsia, habló de un maltrato físico continuo –aludió a lesiones de vieja data– y consideró que también quedaron acreditados los abusos sexuales en reiteradas ocasiones.
La representante del Ministerio Público Fiscal acusó a Espósito Valenti de “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización con acceso carnal vía anal con un objeto agravado por haber sido cometido por la ascendiente (progenitora), con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años y todo como delito continuado en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”.
A Páez, pareja de la madre de Lucio, le imputó “abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización y con acceso carnal vía anal con un objeto agravado por haber sido cometido por la guardadora, con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años, todo como delito continuado, en concurso real con homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”.
Si el tribunal diera por cierta la versión de los hechos del Ministerio Público P.F., a las acusadas les correspondería una pena de prisión perpetua. Por esa razón, Ferrero solicitó que se deje sin efecto la audiencia de imposición de pena (juicio de cesura) y directamente se dicte la sentencia.
El abogado José Aguerrido –que representa al padre de Lucio, Christian Dupuy–, adhirió a esas calificaciones legales y agregó la agravante de odio de género para el homicidio. Sostuvo que esa fue la motivación para matar a Lucio y que ello quedó probado a partir del nivel de “violencia continua” que existió hacia el niño, se informó en el citado comunicado de prensa.
Aguerrido sostuvo “ambas lo atacaron a Lucio o la atacó una y la otra no hizo nada para evitarlo”. Por eso afirmó que las dos fueron responsables por acción u omisión. Y extendió esas acciones u omisiones a las obligaciones legales que tenían para proteger al pequeño.
En cambio, María Silvina Blanco Gómez, defensora oficial de Páez, afirmó que no existió un homicidio agravado sino un homicidio preterintencional, es decir que no existió dolo (intencionalidad) y que la imputada –que admitió haberle pegado a Lucio– no buscó el resultado muerte.
El defensor oficial Pablo De Biasi pidió la absolución de Espósito Valenti por ambos delitos. Aseguró que “en el lugar de los hechos hubo una persona y no dos” y descartó la coautoría del homicidio. “La única testigo fue Abigail”, acotó. También descartó cualquier responsabilidad de la madre por omisión. En forma subsidiaria planteó que, si fuera hallada culpable, solo podría imputársele una conducta preterintencional.
El último alegato fue el de la asesora de Niñas, Niños y Adolescentes, Graciela Massara. Respondió objeciones de las defensas sobre los alcances de la intervención del organismo en este tipo de procesos y reafirmó que existió maltrato infantil por acción y omisión; y reiteró que las acusadas fueron violentas con Lucio.
Antes de dar por finalizada la audiencia, las imputadas hicieron uso de las últimas palabras antes del veredicto. “Todo lo que puedan decir de mí es horrible, por eso le pido perdón a las personas se hayan sentido tocadas por el tema y por toda esta situación, y que lo lloran y lo extrañan como me pasa a mí y a su mamá –acotó–. Y también quiero pedirles disculpas a mi familia y a mi mamá porque le fallé, porque ella no me enseñó estas cosas. No sé realmente lo que pasó, tengo muchas lagunas en la cabeza, y si no conté detalles es porque estoy muy traumada. Sé que él [por Lucio] me perdonó. Ojalá yo me pueda perdonar”, dijo Páez.
La madre de la víctima afirmó: “Se me critica a mí, pero no al progenitor, porque padre le queda grande. A él [Christian Dupuy] se lo justifica cuando la responsabilidad era de los dos. Sin embargo, en todo momento se desentendió de la criatura. Y tampoco es verdad que Lucio no tenía contactos familiares. Tenía contactos con el progenitor, sus abuelos, mi familia y la de Abigail. Si ellos no quedaron conformes con esos contactos será porque no se esmeraron en tenerlos más”.
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