A 14 años del robo del siglo: el dolor de las víctimas que perdieron más que dinero y joyas
A 14 años del denominado robo del siglo las víctimas del saqueo de sus cajas de seguridad remueven recuerdos de lo que fue el sufrimiento que comenzaron a vivir el 13 de enero de 2006 cuando se enteraron del millonario golpe en la sucursal del exBanco Río de Acassuso, en San Isidro.
Pasaron 14 años y todavía prefieren el anonimato. Les molesta que los ladrones sean tratados como héroes.
"No se puede aceptar que se halague a quien ideó el robo y nos lastimó tanto. Después de esto casi nos morimos de angustia. Mi marido dejó su trabajo y casi choca en la ruta", afirmó a LA NACION una de las víctimas.
Los delincuentes que irrumpieron el 13 de enero de 2006 en el por entonces Banco Río de Acassuso simularon una toma de rehenes para tener tiempo de saquear 145 cajas de seguridad y llevarse un botín de U$S 19.000.000. Cinco horas después de entrar en el banco, los asaltantes huyeron por un túnel que comenzaba con un boquete en el sótano de la sucursal y terminaba en le desagüe pluvial que pasaba debajo de la calle Perú.
"Creo que es un terrible error que se simpatice con el robo porque hubo muchas víctimas y muchos de ellos fueron mis clientes. Los vi sufrir muchísimo, por suerte con mi actuación logré que recuperen el dinero y haya un resarcimiento de daño moral pero hasta que eso terminó la gente vivió muy angustiada", contó Nydia Zingman de Dominguez, abogada de varios damnificados y profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El llamado robo del siglo llegó al cine, en una película protagonizada por Guillermo Francella y Diego Peretti, entre otros actores, y que se estrena esta semana.
Todas las víctimas recuperaron el total o el 90% de su dinero pero el proceso del juicio contra el banco duró en algunos casos hasta dos años. Zingman de Domínguez aseguró que no se sabe la realidad humana de lo que pasó detrás de este robo.
Por ejemplo, una de las personas damnificadas había vendido su casa y el dinero para comprar otra propiedad estaba guardado en su caja de seguridad y luego del robo se quedó sin nada. También hubo damnificados que necesitaban viajar para hacerse una operación y no pudieron hacerlo.
"Nos enteramos que nos habían robado la caja de seguridad por la televisión. Mi padre estaba internado con una enfermedad grave y se enteró en el sanatorio. Tuvo un shock del que costó sacarlo. Tardamos dos años y 50 días en recuperar lo robado pero mi padre no pudo saberlo porque murió un mes antes", sostuvo una de las víctimas del robo.
Todas las víctimas que hablaron con LA NACION lo hicieron por medio Zingman de Dominguez. La abogada recibió un cuestionario que le envió a sus clientes.
Otra de las víctimas recordó: "Teníamos todos los certificados de obras de arte para hacer una ansiada exposición en Brasil planeada durante muchos años, reliquias de nuestros abuelos y todos los ahorros. Todo se frustró. Se llevaron todo".
Zingman de Domínguez dijo que algunos de sus defendidos le pidieron que no le diga nada al resto de los familiares de mayor edad ya que si sabían que les habían robado les podía agarrar un infarto.
"La persona no camina ni piensa de la misma manera cuando le sacaron todos sus ahorros. Las víctimas se sintieron muy mal, tuvieron cuadros médicos y taquicardias, entre otras cosas y es importante que todo esto se sepa", explicó la abogada.
La palabra de los investigadores
En 2006, Jorge Ariel Apolo, hoy juez del fuero de menores con despacho en los tribunales de Comodoro Py, era uno de los fiscales de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Martínez, con jurisdicción en Acassuso. Catorce años después del histórico robo, no dudó y dijo: "No cambiaría nada de lo que hice en ese momento porque se trabajó de manera muy profesional. Fue todo muy minucioso, teníamos pistas falsas todos los días y se chequeaba todo. Yo no quería tres perejiles con tres pulseritas, si íbamos a laburar íbamos a hacerlo bien".
Sobre aquel día, el funcionario judicial recordó: "Llegamos bastante rápido al lugar con el personal policial, se aisló la zona y se comenzó la comunicación con los delincuentes por medio de la custodia que estaba dentro del banco. Luego, Vitette [por uis Mario Vitete Sellanés, uno de los ladrones] comenzó a mantener un diálogo con el oficial que estaba a cargo de la comisaría en un primer contacto, y después tomó intervención el Grupo Halcón [de la policía bonaerense]".
Sobre el momento en que se decidió ingresar en el banco, Apolo dijo: "Hubo un cierto momento de desconcierto entre el personal policial porque cuando entraron en la sucursal, los delincuentes ya no estaban. En ese momento se empezó a barajar la posibilidad de que estuviesen mezclados entre los rehenes. Se los aisló a todos y se los llevó a una propiedad contigua. Luego, un policía advirtió que habían escapado por el túnel y había una especie de objetos que aparentaban ser explosivos"
Los delincuentes engañaron a más de 300 policías y en la bóveda dejaron un cartel que decía: "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es solo plata y no amores".
Catorce años después y luego de dos juicios se sabe que la policía recuperó U$S 1.172.000 de los 19.000.000 que se robaron, más ocho kilogramos de joyas y cuatro automóviles y un departamento, situado en Beauchef 1777, que los asaltantes compraron con parte del dinero que saquearon de algunas de las cajas de seguridad.
Cuando pasaron 14 años del millonario asalto nada se sabe qué pasó con los U$S 17.828.000 que nunca aparecieron del dinero robado. Además, ninguno de los cuatro condenados sigue preso. Todos recuperaron la libertad. En tanto que Vitete Sellanés, alias está en Uruguay, con prohibición de regresar a nuestro país, luego de ser expulsado al cumplir la mitad de la pena única de 21 años de prisión que le impuso un tribunal por el asalto contra el exbanco Río y por otros robos.
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