En su país de origen es considerado como una forma de terapia medicinal y son cada vez más las personas que se animan a probarlo
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“Me impactó la primera vez que fui porque yo tenía un dolor en la ingle de una vez que me caí de un caballo y quedé con dolencia crónica. Después de tener la primera sesión se me fue el dolor y nunca más volvió”, dice Jacinta Lanusse, quien en la actualidad sigue haciendo sesiones de masaje tailandés semanalmente para tratar una enfermedad respiratoria crónica que tiene.
Historias como estas abundan. De hecho, crece cada vez más la popularidad de este tipo de masaje para muchas personas aún desconocido que tiene una técnica totalmente diferente al masaje tradicional. Es que además de ser relajante y descontracturante, también es terapéutico. Se trata de un masaje de estiramientos en profundidad. Durante la sesión, el terapeuta o masajista estirá las extremidades, cuello, espalda y torso, según vea la necesidad.
“La enfermedad es una invitación al cambio, es ver de un modo nuevo lo que nos ocurre, es un programa creativo de salud”, relata Guillermo Ibalo , terapeuta y maestro de Shiatsunuad, escuela de shiatsu masaje tailandés y abdomen detox
Los estiramientos se dan con un método de presión sobre determinados puntos del cuerpo. Como consecuencia, se liberan tensiones en el tejido muscular a un nivel más profundo que el que se podría llegar a lograr con un masaje occidental.
Su historia
El masaje tailandés es un tipo de masaje oriental, proveniente de Tailandia que es considerado parte de la medicina tradicional tailandesa. Según escritos históricos, esta terapia se originó en la India de la mano de Jivaka Kumar Bhacha, o Dr. Shivago, quien vivió hace aproximadamente 2500 años y fue contemporáneo y amigo de Buda. Con el paso del tiempo y por corrientes migratorias, está técnica habría llegado a Tailandia y empezó a ser brindada por monjes, luego se expandió hacia otros continentes.
Antes de ingresar al Palacio Real en Bangkok, hay una escultura del padre de la medicina tailandesa, Shivaka Komarapaj. Originario de India hace más de 2500 años, siguió a su maestro, formándose en medicina ayurveda y medicina china. Hay muchos relatos de Shivaka en los primeros textos budistas de diferentes regiones, su vida y su desarrollo como médico personal del Buda. Enseñó su medicina a monjes del budismo theravada que en su peregrinación por los templos del reino de Siam difundieron y practicaron con los monjes y el pueblo thai mejorando su estado de salud. Así se inició la medicina tailandesa con tres de sus ramas fundamentales: masaje tailandés, budismo y tratamiento con hierbas medicinales.
Desde su origen, el Masaje Tailandés fundamenta el movimiento y el toque del terapeuta en los principios budistas de la compasión y la superación del sufrimiento.
Cuenta Gabriela Ballesteros, terapeuta en masaje tailandés, que este tipo de masaje está basado en dos teorías: la de los cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego), y la de las líneas zen, que estalece que hay diez canales principales por los que circula la energía, y en donde se pueden generar bloqueos que gracias a esta técnica se liberan y permiten que la energía llegue a otras partes del cuerpo .
Cómo actúa el masaje tailandés
De esta manera en la sesión el terapeuta ejerce las presiones y estiramientos en el cuerpo del paciente para restablecer el flujo de energía en estos canales que podrían estar bloqueados.“En el cuerpo humano circula a través de líneas energéticas que se comunican entre sí, dando unidad al ser. Estas líneas pueden bloquearse generando sobrecarga en ciertas zonas y debilidad en otras, dando origen a disfunciones físicas psíquicas y emocionales que pueden traducirse en diversas molestías y enfermedades”, explica Ibalo.
A través de una amplia variedad de estiramientos, caminata de palmas, pulgares, pies, el terapeuta recorre las líneas y puntos energéticos vinculados a la dolencia. Esto tiene un efecto terapéutico, facilita el reordenamiento físico energético del cuerpo, generando un retroceso de la disfunción.
Cómo es una sesión
El paciente se cambia con ropa de algodón tipo thai, limpia y holgada. Luego comenta el motivo de la consulta, que puede ser una necesidad de alivio de estrés, dolor de cabeza, problemas físicos como dolor de ciático, de rodilla, de hombro, esguince a diversos malestares emocionales.
En el desarrollo de la sesión el receptor percibe como el cuerpo se va soltando, donde cada estiramiento o presión está realizado de acuerdo a la posibilidad de cada cuerpo. Una breve conversación final determinará la posible continuidad de su tratamiento en caso de necesitarlo.
“El masaje tailandes genera un estado de meditación. En cada sesión el paciente va tomando conciencia de sus tensiones, de la relación de ciertos puntos con sus molestias, y como éstas van desapareciendo, llegando a recuperar su bienestar”, explica Ibalo. Agrega que “todas las formas del masaje tailandés equilibran la energía en el cuerpo” . Si bien en Occidente el masaje tailandés más difundido es el estilo del norte, existen otras formas de masajes tailandés para molestias específicas.
En cuanto a la técnica, se realiza con el paciente tendido en el suelo, sobre un tatami o colchoneta dura. Allí el terapista puede usar manos, codos e incluso las rodillas y valerse del peso de su cuerpo para ir ejerciendo la presión sobre el físico de otro. En algunos casos, la presión puede ser fuerte y generar sensación de dolor, pero esto sucede en casos de cuerpos que cargan mucha tensión o están demasiado contracturados.
“Empiezo la sesión desde los pies y mis manos van a tocar, estirar, presionar todo el cuerpo del paciente hasta la cabeza. Suelo poner más foco en un trapecio duro o una cintura dolorida”, sostiene Christiana Trova, terapeuta francesa especializada en masaje tailandés desde hace 13 años. También agrega que desde su lugar de terapeuta comienza la sesión con energía sana y tomándose un tiempo para charlar con el otro y recibir el feedback de la terapia.
Las diferencias con el masaje occidental
El concepto de masaje es totalmente distinto al que se conoce en Occidente. Primero porque el masaje tailandés suele darle mucha importancia a las energías, otra cosa a tener en cuenta es que muchos lo implementan como un tipo de terapia para sentirse mejor física y psicológicamente. No se puede obviar el hecho de que en su lugar de origen es tomado como medicinal.
Por otro lado, este se realiza sobre una colchoneta en el piso y no en una camilla, tampoco se utilizan cremas ni aceites, y además la persona receptora debe estar vestida con ropa cómoda. Uno de los elementos a tener en cuenta es que el masaje tai trabaja de forma integral con todo el cuerpo, más allá de si el paciente tiene un dolor puntual o localizado. El objetivo es recomponer y equilibrar el flujo de la energía ya que se basa en que el bienestar y la salud de una persona dependen del equilibrio de la energía vital.
Respecto al momento de recibir el masaje, el paciente y el masajista trabajan con tres posturas anatómicas: decúbito supino, prono y sentado. Incluso, muchos relacionan este tipo de masajes con el yoga y lo denominan “yoga pasivo”.
¿Por qué hacerlo?
Hace bien al cuerpo y a la mente, pero como si eso fuese poco cuenta con múltiples beneficios para quienes deciden hacerlo por mucho tiempo. La clave del masaje tailandés es la constancia, cómo casi todo, notar sus beneficios es cuestión de tiempo.
Prueba de esto es Jacinta Lanusse quien dice que después de cada sesión siente una renovación de la energía y que le cambia el ánimo de adentro para afuera.
Otros de los beneficios de tomar masaje tailandés son:
- Mejora la postura
- Activa el sistema linfático.
- Aumenta la flexibilidad de la musculatura, fortalece los ligamentos y los tendones
- Mejora la circulación de la sangre
- Regula los estados de ánimo, armonizando la conexión entre cuerpo, mente y alma
- Ayuda con la digestión y el funcionamiento de los órganos internos
- Al generar un alto grado de relajación disminuye el estrés
- Mejora la capacidad respiratoria
“He trabajado con personas con problemas físicos que ya habían pasado por varios profesionales de la salud y no le encontraban alivio. Desde hernias, rectificación cervical, pérdida de movilidad de algún miembro y en muchos casos se ha logrado mejorar mucho la dolencia”, explica Juana Camarini, terapeuta en masaje tailandés.
Las sesiones suelen durar una hora y se recomienda que sean una vez por semana. Y se aconsejan para personas con problemas de postura, de estrés o si simplemente buscás probar una nueva técnica de masajes que te ayude a sentirte pleno. En todo caso, este es el fin fundamental de esta terapia, alinear tus energías y que lograr una mejor calidad de vida.
En definitiva, “el masaje tailandés, una forma de tocar desde la libertad del espíritu, desde la quietud, desde la curiosidad por el movimiento energético que se produce en la sesión tanto en el paciente como en el terapeuta”, finaliza Ibalo.
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