Aunque es muy habitual buscar información en la web sobre alguna dolencia que nos aqueja, esto puede causar angustia, ansiedad y preocupación infundada
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En los tiempos que corren, apenas sentimos una molestia o un dolor es habitual recurrir a internet para sacarnos la duda sobre lo que nos pasa. Pero, muchas veces esto puede llevarnos a un estado de ansiedad, preocupación y angustia por lo que “creemos” tener de acuerdo al diagnóstico que nosotros mismos hicimos tras esa búsqueda apresurada.
“Muchas veces al sentir dolor o algún tipo de malestar físico algunas personas suelen buscar en Google el posible diagnostico o solución, a veces por ansiedad, o por no tolerar la espera a la consulta médica o profesional”, explica Mara Fernández, psicóloga especialista en trastornos alimentarios (M.N. 36031). Pero considera que esto también puede tener explicación en un cuadro de hipocondría, es decir una preocupación excesiva respecto a padecer alguna enfermedad grave. “También se lo llama cibercondría, y responde a que la persona necesita buscar una respuesta ante el primer síntoma, para sentir esa falsa sensación de seguridad de que lo que les sucede no es alarmante”, aclara.
Fuentes confiables
Por otra parte, si bien no está mal querer averiguar sobre eso que sentimos, es importante saber que en internet circula muchísima información y no toda proviene de fuentes fidedignas. “En esta época buscar información sobre las cosas que nos pasan es casi obligado y no está mal”, explica el doctor Hugo Norberto Catalano, jefe de Clínica Médica del Hospital Alemán (M.N. 51736). Según advierte, el tema salud es uno de los más buscados en internet y, de hecho, hay mucha información referida a salud, pero considera que la persona tiene que saber dónde buscar.
“En la red todos opinan y pueden aparecer datos que no son útiles para resolver el malestar, dolor o molestia que tenga la persona y que motiva la consulta”, señala. Por eso subraya que hay que estar atentos sobre el lugar de donde uno obtiene la información. Una buena fuente suele ser, por ejemplo, las redes o página de un hospital que obtiene información calificada de los médicos. “En general, en el resto, la información que hay no es de alta calidad”, detalla Catalano.
Como consejo asegura que no está mal investigar o averiguar, pero la persona debería tener alguien que filtre esa información, es decir que le diga a la persona si es aplicable a lo que uno tiene, por ejemplo, un médico de confianza.
“El gran tema es que buscar por buscar puede provocar que lleguemos a un resultado que no tiene nada que ver con lo que nos pasa. La dolencia o molestia tiene que ser evaluada no solamente por lo que sentimos sino por un examen clínico y por estudios complementarios”, advierte.
Para Agustina Murcho, nutricionista especializada en trastornos alimentarios (M.P. 3196, M.N. 7888), cada vez que uno busca información en Google es porque necesita una respuesta automática y rápida. “El ser humano es muy ansioso y, por eso recurre a internet para ver qué tiene pero, claramente, no es la mejor herramienta”, señala. Considera que es incluso hasta peligroso: “Google es un buscador y no un médico”. Particularmente, en su especialidad, la nutrición, sostiene que hay muchísima desinformación. “Hay que tener mucho cuidado. Cuando la persona se da cuenta de que algo no está bien o cuando siente culpa con las comidas o percibe conductas alimentarias alteradas tiene que consultar con un médico especialista. Y, en general, si uno ve que hay algo que le llama la atención de lo que le pasa tiene que consultar pero nunca dejarse estar y esperar a que termine en algo crónico o más grave”, sostiene Murcho.
Por su parte, Fernández también considera que “googlear” ante un síntoma representa una acción negativa o perjudicial para la salud integral de la persona. Particularmente, cree que puede haber desconocimiento sobre algunos términos médicos o sanitarios y mal interpretarlos, lo cual puede o generarle mayor preocupación de la debida o agravar un cuadro patológico por no haber consultado a tiempo.
“En internet suelen encontrarse generalidades y cada enfermedad y persona debe ser evaluada, diagnosticada y tratada de forma particular. Lo que se lee en la red debe ser interpretado con cautela y conciencia, ya que el buscador carece de información detallada y adecuada de la historia clínica de la persona”, añade. También coincide en la importancia de tomar conciencia sobre la información y los sitios de internet que se consumen “no todos son fidedignos ni de contenido científico comprobable”, aclara.
Despejar miedos
“No niego que se busque información, todo paciente tiene el derecho, el tema es que no se asuste, no se alarme, no se sienta mal por eso. A veces, la información que encuentra provoca trastornos lo que genera nuevos síntomas y nuevas molestias”, asegura el jefe de Clínica Médica del Hospital Alemán. Por lo tanto, si uno busca información, primero deber hacerlo en páginas que obtengan la información de fuentes confiables, médicas, luego poner lo que encontró a consideración del médico de confianza.
Por último, Fernández destaca que nada puede suplantar la mirada y la evaluación de un profesional especializado, “sobre todo porque más allá del cuadro clínico, el paciente es un sujeto que sufre, padece, que siente, y necesita del acompañamiento y el apoyo empático, que la virtualidad no puede brindar”, concluye.
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