Una encuesta realizada por la consultora Voices indica que 7 de cada 10 residentes en el país realiza o realizaría a futuro actividades no convencionales para incrementar su calidad de vida
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Natalia Seoane tiene 28 años. Hace tres, abrió con esfuerzo y tenacidad una peluquería en un pequeño shopping de Pacheco gracias a la financiación de su madre y de una clienta. Durante la pandemia casi quiebra, pero no se rindió. Tomó un préstamo y volvió a abrir las puertas en abril de 2021. Enseguida comenzó una guerra con la administración del centro comercial: “subieron las tasas, me multaron por tener clientes esperando afuera y generaron competencia al habilitar otra peluquería”, cuenta la emprendedora. Agotada de luchar decidió consultar a una terapeuta especializada en tarot y horóscopo: “Necesitaba saber cómo seguir. Si cerrar o pelearla. Estaba abatida”, reconoce. No fue magia. Pero asegura que la información que le brindó la ayudó a discernir. “Me indicó que debía cuidar mi salud, y que explorara la posibilidad de mudarme. No lo había considerado. Sus orientaciones me permitieron tomar coraje y hacer algunos cambios que me ayudaron a mejorar en todo sentido”, se alegra.
Natalia no es la única que en estos tiempos recurre a estas prácticas con el fin de obtener respuestas para su futuro. Una encuesta realizada por la consultora de mercado Voices indica que el 32 % de los argentinos (sobre todo los jóvenes) consultan el horóscopo y la lectura de manos. “Están angustiados. Viven con mucha incertidumbre sus próximos pasos laborales. Perciben que en diez años el país empeorará. Crecerá la pobreza y el desempleo. Y por este motivo quieren obtener algunas certezas: si tendrán la oportunidad de desarrollarse en la Argentina o no”, cuenta Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices.
Pero no solo el tarot o la interpretación del horóscopo son técnicas solicitadas actualmente. La encuesta sobre las percepciones y hábitos vinculados a la salud, realizada a fines de 2021 a casi 1000 adultos de todo el país, señala que el 70% de los argentinos se inclina o inclinaría en un futuro cercano a terapias alternativas para mejorar su bienestar general. Un porcentaje altísimo.
Seis de cada diez dicen sentirse poco o nada felices y exploran estos caminos para calmar la ansiedad respecto a su porvenir, buscar explicaciones en el pasado a problemas actuales y aquietar la mente para vivir con más armonía. Las prácticas más mencionadas son: leer el horóscopo (32%), limpiar energéticamente los hogares (30%); recurrir a la medicina natural (espirulina, aceites esenciales y flores de Bach (9%); practicar mindfulness (8%), visitar un vidente (8%) e incursionar en constelaciones familiares (5%), entre varias otras.
Razones
Las explicaciones de esta tendencia son múltiples. El sondeo de Voices subraya el creciente malestar y la sensación de infelicidad que se viene registrando como motor central (40% de los argentinos dice sufrir estrés, 10% más que en 2020; 56% dice dormir relativamente bien, 20% menos que en 2020). Se suma a esto las secuelas nocivas del encierro que hace que los consultorios de salud mental estén colapsados. Pero entre otras explicaciones más positivas, Cilley menciona el hecho de que la cuarentena permitió que las personas tuvieran más tiempo para la introspección, y mucha más apertura y flexibilidad para innovar. Por supuesto, subraya la directora de Voices, en este abanico de ofertas hay de todo: propuestas realizadas por buenos profesionales y otras que dejan mucho que desear en cuanto a calidad y seriedad.
Una fuente consultada se animó a ir más lejos en su crítica. Para él, por ejemplo, recurrir a un vidente o médium es confundir la naturaleza del hombre. “Somos limitados, querer adivinar el futuro es ponernos en el lugar de Dios”, señaló.
Graciela Biaggi, terapeuta holística especializada en limpieza energética de hogares y empresas, comenta que la introspección a la que hizo referencia Cilley, vino acompañada de cuestionamientos o replanteos. “Fue tan inesperada la pandemia que muchos adolescentes se volcaron a la astrología para intentar comprender este fenómeno planetario y cósmico que algunos expertos predecían”, acota.
Una mirada 360
La encuesta arrojó otros datos significativos para entender este vuelco. Dos cambios de paradigmas nuevos: el primero es que la salud hoy no es vista como algo meramente físico, sino como un bienestar holístico que incluye lo físico, pero también la emocional, mental y espiritual. Se percibe entonces un nuevo registro: la clara conciencia de que nuestras creencias, actitudes, pensamientos y sentimientos influyen directamente generándonos salud o enfermedad. Y el segundo cambio: el hecho de que las instituciones tradicionales como la Iglesia Católica están actualmente en crisis y eso hace que se busquen caminos espirituales por fuera de lo religioso.
María es un ejemplo de ello. Criada en una familia católica, al momento de casarse eligió con su novio comprometerse públicamente por fuera de Iglesia con un ritual al aire libre cargado de belleza y espiritualidad. Lo hizo al percibir a la religión encerrada en reglas rígidas y obsoletas, por momentos imposibilitada de dar respuestas a generaciones que vienen con una forma de pensar más libre no sujeta a mandatos sino a la propia consciencia.
La tendencia es clara: menos religiosidad, pero gran conciencia espiritual. Con esta toma de conciencia trabaja Josefina Camogli, Counselor y Terapeuta floral. En sus sesiones Camogli conecta con la vibración y energía de su consultante para detectar lo que necesita trabajar e indica que las flores de Bach podrían ayudarlo en su armonización emocional. “Yo soy meramente una guía. Quien viene a mi consultorio entiende que la clave de su mejoría está en sí mismo, en la capacidad de percibir que precisa hacer para desplegar sus herramientas internas que lo ayudarán en su evolución”, comenta.
También el mindfulness tan en boga estos días (la más elegida a futuro); se la asocia con lo espiritual no religioso. Algunos lo consideran “la oración de los no creyentes”. Florencia Rolón, psicóloga y facilitadora de Mindfulness, dice tener cada vez más pacientes conscientes de que no sólo necesitan apaciguar su angustia o resolver un problema puntual sino, cambiar su estilo de vida. “Quieren vivir menos estresados. Experimentan a través de la meditación y otras prácticas informales una paz y un grado de satisfacción que viene de la mano de ejercitar la presencia plena, la conexión con uno mismo y con los otros. Focalizar la atención en el aquí y ahora les permite soltar la mente rumiante negativa que huye al pasado o al futuro. Y a medida que incorporan estos hábitos, su modo de vivir cambia”, afirma Rolón.
Meter el cuerpo
En casi todos los casos escuchados se nota un denominador común: que los consultantes necesitan involucrar el cuerpo en su proceso de sanación. Tal vez por eso, hoy haya menos interés por terapias convencionales como el psicoanálisis. Donde la palabra es la gran protagonista.
Mabel Meschiani, psicóloga especializada en constelaciones familiares, coincide con este interés por “meter el cuerpo”. “En mi consultorio veo personas trabadas con algún conflicto buscando respuestas más rápidas, e intentando entender su historia a través de lo físico. Tengo muchos más pacientes este último año debido a dos factores: el estrés post traumático, y la mayor divulgación que las constelaciones han tenido de la mano de series de Netflix como “Mi otro yo”.
Gloria Bosch, 48 años, madre de dos hijos que murieron al nacer intuyó que su sanación vendría más por su cuerpo que por su mente. “Mi cabeza ya tiene demasiados pensamientos. Entendí que mi organismo es sabio y sabe mejor que nadie qué es lo que tengo que curar y liberar de mi inconsciente. Intento centrar mi atención en pensamientos positivos, que energéticamente atraen lo mejor. Atravesé los duelos viviendo en Francia y la distancia me permitió ser más libre para explorar a través del reiki, la memoria celular, el EMDR (una terapia para reprocesar traumas). Al salir de las sesiones experimentaba paz y confianza. Una práctica me llevó a otra. Con el mindfulness intenté activar la glándula pineal que interviene en procesos biológicos que me permitieron dormir mejor y tener más energía y ánimo para enfrentar esos días difíciles de mi historia personal”.
Quienes sufren más
Bosch es un ejemplo de las tantas de mujeres que siguen estos pasos. El sondeo demostró que son sobre todo ellas (atravesando la segunda mitad de la vida), y los jóvenes quienes más se entusiasman con estos nuevos senderos.
“Ellas padecieron la enorme sobrecarga de la casa y el empleo en 2020 y 2021″, asegura Rolón. “Y en el caso de los jóvenes observo que se acercan a mi consultorio buscando tranquilidad. Hay un creciente nivel de ansiedad e infelicidad producto del excesivo uso de las redes sociales. Atiendo estudiantes universitarios que no pueden concentrarse en sus estudios por la distracción que les provoca el celular”. Y analiza también lo que hoy se conoce como FOMO (“fear of missing out”, o temor a perderse algo). “La mente comparativa y competitiva nos daña. Basta que un muchacho soltero y feliz, vea en Instagram una pareja abrazada festejando la fiesta de San Valentín para angustiarse inmediatamente”, explica.
Angustia, estrés, insatisfacción, ansiedad. Estos parecieran ser motores esenciales para explorar e innovar. Pero también la intuición de que, para llegar a lugares sanadores hay que abrir nuevos e inesperados caminos.
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