Un enfoque táctico, práctico y aplicable al dinero desde una perspectiva terrenal y espiritual
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“El dinero no es todo, pero como ayuda”, dicen los Auténticos Decadentes. “El dinero no puede comprar la felicidad, pero la pobreza no puede comprar nada”, diría el gurú inglés Jay Shetty, quien vivió años en un monasterio en la India y hoy es mentor de celebridades como Gwyneth Paltrow, Novak Djokovic y Oprah.
Seamos o no conscientes, todos tenemos hábitos respecto de nuestro dinero, es decir una forma de manejarlo que muchas veces va en piloto automático. De la misma forma, todos tenemos un vínculo con el dinero, marcado por las creencias que incorporamos inconscientemente y que le dan forma a la relación que tenemos con él. Pensamientos como ‘no llego a fin mes’, ‘soy malo administrándome’ o ‘nunca voy a poder tener el nivel de vida que quisiera’ determinan nuestra relación con el dinero. En un punto, los problemas de dinero no se solucionan con dinero, sino con un cambio de mentalidad.
La primera pregunta que podemos hacernos es: ¿me manejo bien o pienso que hay espacio para mejorar? La intención de estas líneas es compartir información y la perspectiva de expertos que puedan ayudarnos a identificar cuáles son nuestras principales oportunidades para mejorar; e incluso transformar en fortalezas los desafíos que la vida presenta.
Hablar de dinero sin caer en lugares comunes es un desafío. Sobre todo cuando fuimos educados para mantenerlo en la sombra, por ser todavía uno de los tabúes de nuestra sociedad. Jorge Inda, Coach y creador del método “Los ocho recursos”, nos invita a repensar la relación con el dinero desde nuestras creencias subconscientes. “La mente subconsciente se forma de los cero a los siete años. Escuchamos al crecer afirmaciones como ‘el dinero no crece en los árboles’, ‘pobre, pero bueno’, ‘no tengo la maquinita’, ‘este país es difícil’. Nuestra mente se nutre de estos pensamientos, los hace propios y crea realidad desde estos principios”, afirma el coach.
Muy distinto es cuando nuestra relación con el dinero está marcada por afirmaciones como ‘el dinero es energía’ o ‘el dinero fluye en mi vida’. Por esta razón es sumamente importante cuidar el lenguaje, entendiendo que la mente nos lleva a ver aquello que creemos. En este caso, afirmaciones como ‘yo soy rico, aunque a veces no tengo dinero’, pueden ser de gran ayuda. El consejo entonces es vibrar la energía del dinero, cultivar una mentalidad de abundancia y libertad financiera. “Lo que me digo es lo que creo” sostiene Inda.
Un gran hábito del dinero a desarrollar es “situarnos al final de la intención”. Cuando nos vamos a dormir, podemos acostarnos con los brazos a los lados del cuerpo y visualizarnos teniendo aquello que deseamos, sintiéndolo, hasta quedarnos dormidos vibrando esa realidad. El principio que se aplica es ‘donde va la atención, va la energía’. Dónde ponemos el foco, se expande.
Otro punto es asegurarnos ahorrar antes de gastar; aunque muchas veces, lo hagamos al revés. El magnate Warren Buffet sostiene que conviene “gastar lo que queda después de ahorrar”. Suena básico y obvio, pero es el consejo de uno de los hombres más ricos del planeta. Incluso si se trata de una cantidad chica o insignificante, todo suma y con el correr de los años hace a la diferencia. Buffet sugiere decidir de antemano el porcentaje de los ingresos que va a destinarse al ahorro. Idealmente un 20%, aunque en países con tanta inflación como el nuestro el desafío es mayor, ya que prácticamente es el porcentaje del sueldo que se come la inflación. Más allá de nuestro contexto, no importa cuánto ahorremos, la clave es empezar a hacerlo.
Las estadísticas muestran que la mayor parte de los gastos evitables son sumas pequeñas e insignificantes, como el café de todos los días. Según el reporte de Acorns Money Matters, los millennials gastan más dinero en el café de todos los días que en sus planes de jubilación. ¿Alguna vez frenamos a hacer el cálculo de cuánta plata por año gastamos en el quiosco? No proponemos cortar con darnos gustos, pero sí aprovechar para revisarlos.
Una pregunta para hacernos a la hora de comprar algo, puede ser ¿qué estoy buscando al comprar esto? Identificar la verdadera motivación detrás de aquello que buscamos adquirir. ¿Qué tan genial sería tener 100.000 pesos extra cada año, resultado de ahorrar unos 300 pesos por día? Se trata de forjar un nuevo hábito y agradecer por lo que podemos llegar a ahorrar, aunque no sea mucho. Espiritualmente, el principio que rige es que cuando somos agradecidos por lo que tenemos, llegan mayores motivos para ser agradecidos.
El siguiente hábito es importante: no perder dinero en el juego, en el alcohol o en las drogas. La gran mayoría de quienes luchan financieramente por llegar a fin de mes, pierde su dinero en apuestas y juegos de azar. La lotería, la quiniela, los casinos y los bingos son adictivos. La necesidad de una solución mágica que acabe con nuestros problemas financieros, arrastra a este vicio a aquellos que esperan ser salvados de su realidad. Paradójicamente, lo único que produce es la pérdida de más dinero. Escapar de nuestros problemas emborrachándonos o drogándonos tampoco es una decisión inteligente y solo provoca que nuestras finanzas sigan en rojo a fin de mes.
Quizás no tenemos dinero para invertir todavía, pero tenemos nuestro talento, nuestra energía y nuestro tiempo para poder hacerlo. Pasar nuestro tiempo con gente que vibra alto y que tenga buenos hábitos es una gran inversión. Si queremos invertir bien nuestro dinero, lo mejor es rodearnos de gente que tome buenas decisiones financieras. Como dice el refrán “dime con quién andas y te diré quien eres”.
Quienes tienen hábitos de dinero saludables, invierten un 10 a 25% en su desarrollo personal. Es decir, adquieren libros, talleres, cursos, programas de mentoreo, entrenamientos en habilidades interpersonales o cursos de meditación, por mencionar algunos. Hicieron esto para llegar a ser financieramente saludables y es un hábito que mantienen incluso después de haberlo logrado. En contraste, aquellos que luchan financieramente, suelen ser malos comunicadores, tienen una baja IE (inteligencia emocional) y son malos negociadores. Por esta razón, invertir parte de nuestros ingresos o de nuestro tiempo libre en educación, puede ayudarnos a crecer y expandirnos.
Por otro lado, Jay Shetty dice: “si no gastás dinero en tu bienestar, vas a terminar gastando dinero cuando te enfermes”. Si bien la alimentación saludable representa un costo alto, sobre todo cuando elegimos ingerir alimentos orgánicos y no procesados, podemos tomarlo como una inversión en salud. Además, cocinar en casa, en lugar de comer afuera o pedir delivery, ayuda a reducir el presupuesto mensual en alimentos al tiempo que nos permite llevar una alimentación más saludable.
Como decíamos al principio, “el dinero no puede comprar la felicidad, pero la pobreza no puede comprar nada”. Es importante tener nuestras cuentas en orden y entender también que nuestras finanzas no van a poder comprarnos un sentido de vida ni tampoco un próposito, pero podrán darnos una buena base para movernos mejor en la vida. Hay cantidad de libros inspiradores: desde biografías de gente que hizo grandes fortunas partiendo de nada, hasta libros de desarrollo personal como “El poder del ahora” de Eckhart Tolle o “Los cuatro acuerdos” de Don Miguel Ruiz, modelos a seguir que invitan a nuestro espíritu a crecer y a nuestra mente a expandirse.
Llegamos a este mundo sin nada y con las manos vacías lo abandonamos. La historia cuenta que Alejandro Magno fue muy concreto en los pedidos para su funeral. Expresamente, diseñó que sus tesoros fueran esparcidos en el camino hacia la tumba y que sus manos quedaran al descubierto, fuera del féretro. El conquistador más grande de todos los tiempos, deseó que sus manos desnudas se balancearan mientras era trasladado, para que todos los súbditos pudieran verlas y así demostrarle al pueblo que no se llevaba nada de este plano.
Por último, y si bien no se trata de una inversión financiera, invertir nuestro tiempo y energía en un voluntariado, algunas horas por mes, influye positivamente en nuestras vidas. Poner nuestras habilidades al servicio de aquellos que lo necesitan aporta mucho más de lo que nos podemos imaginar: nos da perspectiva, activa la gratitud, brinda claridad sobre lo que nos apasiona, aporta mayor confianza en nosotros mismos, ayuda a descubrir nuestra vocación si aún no la tenemos clara e incluso puede aportar claridad sobre nuestro propósito en la vida. Potencialmente será la mejor inversión que hagamos. Gandhi decía: “nos encontramos a nosotros mismos cuando nos perdemos en ayudar al otro”.
Afirmaciones positivas para reprogramar nuestra relación con el dinero a través de nuestro subconsciente.
1. Confío en mí mismo para manejar el dinero con honestidad y sensatez.
2. El dinero es una herramienta maravillosa para crear posibilidades para mí y para otros.
3. El dinero es una expresión de mi espiritualidad y de mi amor a la fuente, a mí mismo y a los demás.
4. Estoy tranquilo y confiado tanto cuando tengo dinero, como cuando mi cuenta bancaria está vacía.
5. El universo es un lugar acogedor y me provee de todo lo que necesito sin esfuerzo.
6. Merezco tener todo el dinero que necesito.
7. Estoy orgulloso de mis resultados y merezco mis recompensas.
8. Mi valor como persona y mi valor económico son dos medidas diferentes.
9. Es correcto desear tener dinero. Quiero dinero.
10. Recibo y acepto el dinero con amor y gratitud
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