Massimo Pigliucci, doctor en Genética, Biología Evolutiva y Filosofía, explica los pilares esenciales de la filosofía de vida “del momento”
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“Uno de los motivos del regreso de la filosofía estoica es que te ayuda a centrarte en lo que puedes controlar, lo cual contribuye a reducir el estrés y a sentir que tu vida tiene algún sentido”, reflexiona el doctor en Genética, Biología Evolutiva y Filosofía, Massimo Pigliucci en una charla exclusiva para el ciclo Aprendemos Juntos de BBVA junto a la doctora en biología y periodista, Zuberoa Marcos.
La historia de Pigliucci y el estoicismo no se remonta a sus primeros años de vida, sino que es una filosofía y creencia que adoptó poco tiempo atrás; específicamente, en un momento crítico de su vida en el que atravesaba un divorcio y la muerte de su padre. En plena dificultad, el doctor buscó respuestas en los antiguos filósofos y descubrió la “ética de la virtud”, mejor conocida como el enfoque de vida que propone la mejora del ser humano a través de los valores.
La esencia del estoicismo se basa en desechar las emociones destructivas y cultivar las positivas. Los estoicos originales aseguraban que una buena vida humana es aquella en la que las personas hacen uso de la razón para mejorar la sociedad. “Si mejoramos como personas estaremos mejorando la sociedad y si trabajamos para mejorar la sociedad nos estaremos mejorando, automáticamente, a nosotros mismos”, explica Pigliucci.
Según relata, las emociones disruptivas o negativas son aquellas como la rabia, el miedo, el odio, etcétera. Mientras que las constructivas, en cambio, son las que se basan en la premisa de la alegría, el amor, el sentido de la justicia y similares. “En vez de suprimir las emociones en general, lo que intentan los estoicos es cambiar el espectro emocional que experimenta un ser humano normal, alejándolo de lo negativo y acercándolo a lo positivo. No queremos estar enojados todo el tiempo, ni teniendo miedo constantemente, ese tipo de cosas no nos permiten llevar una buena vida”, afirma.
ABC de una filosofía de antaño
Lo que diferencia al estoicismo de otras filosofías de vida o religiones es que empieza con una premisa importante que es la que considera que los seres humanos deben vivir conforme a la naturaleza. Aquello no quiere decir que se debe vivir aislado de la ciudad moderna, ni comportarse como un cavernícola, sino que implica cuestionarse a uno mismo qué tipo de seres son los humanos y qué los diferencia de otros organismos. “De acuerdo con los estoicos, la naturaleza de los seres humanos es, fundamentalmente, que somos seres sociales y que tenemos la capacidad de razonar”, sintetiza el experto.
Para Pigliucci, lo que diferencia al estoicismo de otras filosofías de vida es que, para un estoico, una vida humana que vale la pena es aquella en la que se utiliza la razón para ayudar a los demás y a uno mismo. El especialista en la materia explica que, a diferencia de algunas creencias actuales, no se debe hacer una distinción fundamental entre uno mismo y el resto de la sociedad, sino que si uno trabajase para mejorar la sociedad se estará mejorando, automáticamente, a sí mismo.
Boom del estoicismo en el siglo XXI
Históricamente se considera que durante el siglo tercero el estoicismo decayó como filosofía formal y se convirtió en una influencia para el cristianismo; específicamente, Pigliucci hace mención de personajes relevantes como Pablo de Tarso o San Pablo y Santo Tomás de Aquino, quienes respetaban dicha filosofía y, de hecho, incorporaron varias ideas del estoicismo en el cristianismo. “Tomás de Aquino, el teólogo más importante de la historia del cristianismo, redactó una lista de siete virtudes que debería practicar cualquier cristiano, de las cuales las primeras cuatro son las mismas que predicaba el estoicismo: sabiduría, valor, justicia y templanza. A estas, añadió otras tres claramente cristianas: esperanza, fe y caridad”, pone de manifiesto el doctor.
Más adelante en la línea temporal y acercándose hacia la actualidad, el estoicismo volvió a ser relevante, practicado y tomado como fuente de inspiración. Pigliucci asegura que esto se debe a dos motivos: primero, al hecho de vivir en una época agitada que incentiva a la gente a adoptar filosofías que se centren en mejorarse a uno mismo y en elementos que estén bajo el propio control; segundo, que ciertas corrientes de psicoterapia modernas como es el caso de la terapia cognitivo-conductual se inspiraron en el estoicismo para orientar a las personas en el camino hacia el bienestar personal.
Estoicismo con signo de dólar…
Tiene que ver con la tendencia a llevar todo lo que propone la filosofía de los antiguos griegos al extremo. Según Pigliucci esto se evidencia en lugares como Silicon Valley, en el que personas que trabajan en el sector multimedia y tienen dinero, muestran orgullosos al mundo lo que sufren al ducharse con agua fría por las mañanas, al no comer durante largos periodos de tiempo o al aislarse de cualquier contacto humano durante días.
“Yo lo llamo ‘estoicismo, pero con el símbolo del dólar’, lo cual, no se parece en nada al original”, enfatiza. Los ejercicios de auto privación que promulga el estoicismo no deben de ser hechos de la manera que se muestra en dichos sitios sino que están pensados como prácticas para profundizar en problemas que una persona desee trabajar. Por ejemplo, el de llevar un diario, asegura, no se trata solamente de escribir lo que pasa cada día sino que tiene como fin el hacer un balance ético. El experto hace mención de personajes históricos griegos como Séneca o Epicteto que son muy claros acerca de cómo hacer esto e incluso, dan instrucciones.
“Mi manera favorita es la de Séneca, que nos dice que antes de ir a la cama, cuando la casa está en silencio, nos sentemos en un sitio tranquilo un momento y nos preguntemos tres cosas: ‘¿Qué he hecho mal hoy?’, ‘¿Qué he hecho bien?’ y ‘¿Qué podría haber hecho de otra manera?’”, informa.
A modo de conclusión, Pigliucci indica que es probable que con el paso del tiempo, esta filosofía de vida pueda volverse tan popular como, por ejemplo, el budismo. “De hecho, creo que el estoicismo es el equivalente occidental del budismo, las dos filosofías son muy similares desde un punto de vista ético. Sus metafísicas son diferentes, su visión de cómo funciona el mundo, pero sus éticas son muy similares”, finaliza.
*Podés disfrutar de la charla completa en “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo de 2022 se emiten en forma exclusiva por LA NACION.
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