Se asocian con la sensación de sueño, cansancio o pereza pero tienen otras implicancias
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¿Ya te ha pasado de bostezar y que alguien cerca tuyo automáticamente también lo haga? Según el investigador de ciencias del comportamiento de la Universidad Estatal de Nueva York, Andrew Gallup, el contagio de bostezos entre humanos puede estar relacionado con la empatía. Además, cuanto mayor el grado de intimidad o parentesco con el que bosteza, más “contagioso” se hace.
Generalmente, los bostezos se asocian con la sensación de cansancio, hambre y hasta pereza. No obstante, desde hace años científicos como Gallup se han dedicado a estudiar las implicaciones fisiológicas de estos, desarrollando a su paso varias teorías.
MedlinePlus, dice: bostezar es “abrir involuntariamente la boca y realizar una inhalación profunda y prolongada de aire”. Sus causas se relacionan con somnolencia o cansancio, trastornos con somnolencia excesiva durante el día o una reacción vasovagal.
Andrew Newburg, doctor de la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos, asevera que el bostezo es uno de los secretos mejor guardados de la neurociencia debido a que esta acción activa una zona del cerebro que desempeña una labor significativa en la recuperación de la memoria, así como la conciencia.
De esta forma, la zona en mención (precúneo) se asocia también al sistema de neuronas espejo, aquellas responsables, por ejemplo, de que ver a una persona bostezar despierte ese reflejo también.
A su vez, Gallup desarrolló un estudio que fue publicado en la revista Animal Behavior, el cual deja ver que el bostezo es “una adaptación neurofisiológica omnipresente en los vertebrados, y la detección de este patrón de acción en otros parece ser biológicamente importante entre las especies sociales”, sin dejar de lado que serviría, según el investigador, como una señal que mejora la vigilancia individual.
Por otra parte, Mark Andrews, profesor asociado de fisiología en la Universidad de Lake Erie, estima que los bostezos serían también una señal del cuerpo, un reflejo que se produce cuando el núcleo paraventricular (PVN) del hipotálamo detecta insuficientes niveles de oxígeno en la sangre.
Según información de la revista de divulgación científica Scientific American, el núcleo en mención tiene varias sustancias químicas que podrían inducir a los seres humanos a bostezar, tales como la dopamina, glicina, oxitocina y la hormona adrenocorticotrópica.
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