A menudo las relaciones en el lugar de trabajo se pasan por alto; en la quinta jornada del desafío para ser más feliz, la propuesta es acercarse a un colega
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Conocí a una de mis mejores amigas en una revista donde trabajé hace años. En ese momento, era una desconocida que se sentó frente a mí en la reunión más aburrida del mundo. Sentí que me miraba y luego puso los ojos en blanco, lo que me hizo sonreír. Así nació una amistad de 30 años.
A menudo, las relaciones en el lugar de trabajo se pasan por alto, dijo Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y autor del nuevo libro The Good Life, pero son vitales.
Un informe de Gallup en 2022 mostró que las personas que tienen un mejor amigo en el trabajo están más comprometidas que las que no lo tienen. También demostró que eran más propensas a innovar y compartir ideas, hacer más trabajo en menos tiempo y se divertían más.
Las amistades con los colegas también son “aspectos de nuestra vida laboral sobre los que tenemos cierto control”, dijo Waldinger. “Tienen el potencial de mejorar nuestra experiencia diaria de inmediato, sin importar qué es lo que hacemos para ganarnos la vida”.
Quinto día del Reto de la felicidad: acercarse a un colega
Este es tu ejercicio de hoy: comunícate con alguien en el trabajo a quien te gustaría conocer mejor (o si eres estudiante, hazlo en la escuela). Si estás jubilado o eres un padre que no trabaja fuera del hogar, también puedes participar: considera como tu “lugar de trabajo” cualquier sitio al que puedas ir regularmente, ya sea una clase, una organización en la que seas voluntario o incluso una cafetería de tu ciudad.
Aquí hay cuatro formas de forjar nuevas conexiones en el lugar de trabajo:
Cuando es alguien que no conoces: Una de las mejores maneras de fomentar una amistad en el sitio de trabajo es hacerle seguimiento a algo que esa persona mencionó en una reunión o en un entorno grupal, dijo Shasta Nelson, experta en amistad y autora de The Business of Friendship. “Toma nota de lo que mencionaron”, dijo, “para que una semana después, puedas decir: ‘¿Cómo te fue en la carrera de 5 km que dijiste que ibas a hacer?’, o ‘Espero que tu hija ya no se sienta mal’”. Cuando haces un seguimiento, según Nelson, la gente “se muestra sorprendida y complacida”.
Cuando se trata de un colega al que te gustaría conocer mejor: Invítalo a hacer algo informal que solo tome unos minutos, como: “Necesito despejarme, ¿quieres dar un paseo rápido por la cuadra conmigo?”.
O puedes decirle un cumplido específico y considerado, sugirió Gena Cox, psicóloga organizacional y entrenadora ejecutiva radicada en Clearwater, Florida. “Recientemente, alguien me envió una nota y me dijo por qué me admiraba”, comentó. “Me quedé impactada. Y siempre me sentiré más cerca de ese colega porque tuvo ese pequeño gesto conmigo”.
Si alguien te ofrece algún tipo de ayuda en el trabajo, ya sea para solucionar un problema con la computadora o mostrarte dónde están las mejores máquinas de tentempiés, resiste la tentación de “rechazar automáticamente porque no quieres incomodar a esa persona”, dijo Nelson. “En cambio, responde que sí. Y luego sé generoso y pregunta si hay algo que puedas hacer para que su trabajo sea más fácil o más divertido”.
Si trabajas de forma remota: Entra temprano en una llamada y conversa antes de que todos se pongan manos a la obra. Felicita a algún compañero de trabajo por su trabajo, dijo Waldinger, o pregúntale sobre algún objeto interesante que tenga en su fondo, o sobre la mascota que dormita detrás de él.
También puede enviarles un mensaje y pedirles tener una conversación rápida y amigable, dijo Nelson. “Puedes decir: ‘Me encantaría escuchar tu historia sobre cómo llegaste a trabajar aquí, ¿podríamos hablar unos 10 minutos?’”.
Si eres un gerente: Antes de que comience una reunión, intenta hacer algunas actividades para romper el hielo, como preguntar: “¿Cuál fue tu primer trabajo?” o “¿Cuál fue el peor consejo que has recibido?”. Este tipo de ejercicios “crea condiciones en las que las amistades florecen de manera natural”, dijo Ron Friedman, psicólogo social y autor de The Best Place To Work.
“Muchos empleadores dejan las conexiones cercanas al azar. Eso es un error. Cuando observamos los datos sobre por qué las personas se quedan en un trabajo año tras año, a menudo el mejor predictor no es el tamaño de su cheque de pago o qué tan bien se llevan con su gerente, sino cuán conectados se sienten con las personas en su equipo”.
De los archivos de la amistad: Gilly y Sally
Cada día del desafío, se compartirán historias de amistades significativas recopiladas de lectores de todo Estados Unidos.
Gilly, de 79 años, conoció a su mejor amiga, Sally, hace 25 años. Sucedió después de la muerte de la madre adoptiva de Sally, quien contactó a Gilly, que está en el negocio de los artículos de colección, para ver si quería comprar algunas cosas que tenía. “Tiene un sentido del humor fabuloso”, dijo Gilly, recordando cómo Sally la seguía llamando para que volviera y mirara más cosas, y así ambas desarrollaron rápidamente una buena relación.
Sally siempre parecía ser mucho más detallista, dijo Gilly, y agregó que tenía la sensación de que su amiga la estaba cuidando. “Ella me decía: ‘Gilly, olvidaste tu abrigo. Gilly, tu cartera está allí’”, dijo. Ahora, su dinámica ha cambiado. Sally, de 90 años, ha estado en un hogar de ancianos durante ocho años, sobrevivió a dos accidentes cerebrovasculares y sobrevivió a toda su familia.
Gilly se propuso visitar a su mejor amiga al menos una vez a la semana, incluso durante el apogeo de la pandemia de COVID-19, cuando el coronavirus arrasó su hogar de ancianos.
“Tenía que visitarla afuera del edificio y hablábamos a través de la ventana”, recordó Gilly. “Le llevé carteles que decían: ‘Hola Sally. Te quiero’, ‘Adiós Sally. Te veré mañana’”. Se mandaban besos en el aire a través de las ventanas, porque no podían abrazarse o tomarse de las manos.
Sally tiene afasia, un trastorno del lenguaje que dificulta la comunicación. Cuando se emociona, como sucede cuando Gilly la visita, las palabras se le escapan. A Gilly le cuesta un poco entender lo que dice Sally, pero encuentra la manera. “La entiendo”, dijo.
En estos días, los dos pasan mucho tiempo sentadas juntas y escuchando ópera. Sally fue profesora de música y es una gran aficionada que siente predilección por ciertos tenores. “A veces, cantamos”, dijo Gilly. Y el sentido del humor de Sally permanece intacto. “Por ejemplo, si entro y digo: ‘¿Cómo te sientes?’, toma su dedo, se lo pasa por el cuello y deja caer la cabeza”, dijo Gilly, entre risas.
Sally, agregó, le ha enseñado cómo ser una buena amiga y cómo ser una mejor persona. “Estamos unidas de por vida”.
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