Una tendencia que crece en el mundo; sus beneficios varían desde mejoras en la salud mental a una mayor conexión con las emociones
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Son integrantes indispensables en el hogar y en la familia. De hecho, en muchos casos, son los más mimados. Mordedores y traviesos, los cachorros contagian su alegría y en los Estados Unidos y en Europa están presentes también en las clases de yoga. El “puppy yoga” o yoga con cachorros es una tendencia que crece y gana cada vez más adeptos en otras latitudes.
Esta novedosa iniciativa nació en los Estados Unidos de la mano de Lainey Morse, dueña de una granja con cabras que empezó organizando “happy hours” donde los invitados interactuaban con los pequeños animales. Con el tiempo, los encuentros, que al principio se hacían solo con cabras, pasaron a ser con gatos, conejos y cachorros y, fue así como el yoga con perros se convirtió en una disciplina muy atractiva para los amantes de los animales.
Tal es así que cada vez son más los centros de yoga alrededor del mundo que ofrecen este tipo de clases donde las personas interactúan con cachorros. Si bien es una tendencia que está creciendo en el hemisferio norte, en la Argentina ya existen algunos lugares donde se empieza a incorporar el concepto de este tipo de clases. Tal es el caso de Playa Canina YES en Mar del Plata que hace tres veranos que incorporó en su parador propuestas para que las familias se diviertan practicando el yoga canino. “Sorprende cada vez más porque las personas vienen con poca expectativa y con el tiempo se dan cuenta de la fuerte conexión que se logra con los animales. Además, a medida que los canes se incorporan a la clase, más se relajan e interactúan con los participantes”, explica Gabriel Sapienza, responsable del balneario.
¿Qué es el “puppy yoga”?
El yoga tradicional es una disciplina milenaria que tiene origen en la India. La misma tiene como propósito la conexión espiritual, física y mental del ser humano consigo mismo mediante posturas, técnicas de respiración y meditación. Su práctica continua permite que la persona pueda desarrollar un mejor control de sí misma y un estado de bienestar integral. Si a esto se le suma el conectarse emocionalmente con un animal, la sensación de felicidad se potencia.
Estas clases de yoga con cachorros se caracterizan por tener a los pequeños perros rondando alrededor de los alumnos “yoguis”. En algunos casos se sientan encima de las personas y en otros merodean cerca de la colchoneta mientras intentan hacer distintas posturas. Algunos instructores incluyen a los canes durante el momento de hacer las poses, involucrándolos directamente en la disciplina, De esta forma se adiciona una dosis de diversión y juego al ejercicio.
Además, conlleva una buena acción ya que muchos de los perros que están en las clases pertenecen a organizaciones protectoras de animales y/o refugios; consecuentemente suelen encontrar nuevos dueños en los “yoguis” y aprovechan para recibir mimos durante las clases.
La psicóloga Laura Radovich asegura que la relación que se establece entre los animales y las personas es muy peculiar y se generan sentimientos de empatía, respeto, autonomía y responsabilidad.
“Está comprobado que el contacto con animales ayuda a bajar el nivel de ansiedad, de estrés y a superar la sensación de miedo o tristeza. Pueden convertirse en imprescindibles para superar las diferentes etapas de la vida”, afirma la psicóloga. Destaca también que en algunas oportunidades sirven como apoyo a personas con discapacidad ya que les permiten fortalecer su adaptación social.
Por otro lado, los cachorros también salen beneficiados de estos encuentros ya que la interacción continua con humanos los ayuda a ser más sociables y repercute en su carácter. Incluso, como los perros se encuentran en adopción por ser de refugios, en muchos casos, terminan encontrando un hogar permanente.
Si bien los beneficios son mutuos, durante las clases no todo es tan tierno como suena: se aconseja dejar lejos de las colchonetas todos los objetos importantes o de valor como la billetera, el celular, la ropa y la comida porque los cachorros suelen morder y hacer sus necesidades sobre las cosas que encuentran en el piso. Un detalle no menor a la hora de saludar al sol.
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