Los dispositivos portátiles actualmente tienen la capacidad de monitorear desde la variabilidad de la frecuencia cardíaca hasta la longitud de cada paso; sin embargo, el acceso a tantos datos no garantiza necesariamente una mejora en la salud
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En los últimos años, mejorar el nivel de ejercitación ha comenzado a parecer igual de complejo que obtener un título en ciencia de datos.
Hay monitores de glucosa y parches de sudor, rastreadores de sueño y de pasos, monitores de frecuencia cardíaca y sensores de cadencia. También existen relojes, anillos, pulseras, correas para el pecho y monitores con clip que prometen estimar la cantidad máxima de oxígeno (VO2), la respiración y más.
Incluso si uno no usa un dispositivo portátil y lleva un teléfono inteligente, es probable que pueda acceder a gran parte de los mismos datos a través de una aplicación de salud. Si bien el seguimiento de los entrenamientos no es nuevo, ahora existe una cantidad abrumadora de datos, del tipo que antes estaba reservado para los atletas profesionales, disponible para los consumidores cotidianos.
Pero, ¿más datos hacen que un ser humano sea mejor, más rápido, más fuerte y más saludable? ¿Pueden estas herramientas realmente motivar, conducir a un mejor examen físico anual o maximizar los beneficios del entrenamiento?
No todos los datos son buenos o útiles, dicen los médicos, fisiólogos del ejercicio y entrenadores, y tener más datos no significa tener un entrenamiento más efectivo. Las verdaderas preguntas no giran en torno a lo que se puede llevar puesto, sino a quién lo lleva puesto.
¿Qué son los wearables?
Un dispositivo portátil es cualquier dispositivo de seguimiento que se lleva en el cuerpo y que mide una o más funciones corporales, ya sea la frecuencia cardíaca, el tiempo de sueño, el recuento de pasos o la respiración. La mayoría, como los fabricados por Fitbit, Garmin, Coros, Whoop y Oura, no se consideran dispositivos médicos y no están regulados ni evaluados por las Administraciones de Alimentos y Medicamentos (FDA). De hecho, recientemente, la FDA advirtió a los consumidores que los dispositivos portátiles que afirman medir o estimar el azúcar en la sangre sin perforar la piel no deberían usarse para el control de la diabetes.
De todos modos, muchos dispositivos incluyen métricas que generalmente se recopilan en un laboratorio.
Por ejemplo, una medida que puede ser útil para los atletas es su VO2 máximo, la cantidad máxima de oxígeno que su cuerpo puede usar durante el ejercicio intenso. El número generalmente se determina en un laboratorio haciendo ejercicio a diversas intensidades mientras se usa una máscara que registra el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono. Los dispositivos portátiles, sin embargo, afirman inferir este número utilizando una ecuación basada en la frecuencia cardíaca, lo que debe tomarse con cautela, dijeron los expertos.
Otros datos, como el número de pasos y la distancia recorrida, suelen ser más precisos.
¿Pueden motivarte a hacer más ejercicio?
“Los rastreadores de actividad son facilitadores, no instigadores, del cambio de comportamiento”, señala David R. Bassett, profesor emérito de kinesiología, recreación y estudios deportivos de la Universidad de Tennessee en Knoxville.
En otras palabras, el dispositivo por sí solo no facilitará los entrenamientos ni mejorará los ciclos de sueño. Pero pueden ayudar a identificar tendencias en el régimen de ejercicio y realizar un seguimiento del progreso si uno está intentando mejorar.
Los investigadores que han estudiado el impacto de los dispositivos portátiles en el comportamiento han encontrado una correlación entre su uso y un mayor movimiento. Pero el Dr. Bassett añade que hay un sentido de responsabilidad en los participantes cuando hay investigadores presentes.
“Los dispositivos portátiles son muy buenos para cambiar el comportamiento si se realizan en el contexto de un estudio de intervención de actividad física”, dice el Dr. Bassett, quien ha estudiado los dispositivos portátiles durante mucho tiempo.
Según los investigadores, ese deseo de impresionar a la gente también podría ser beneficioso. La aplicación Strava, que rastrea los entrenamientos y permite a los usuarios compartir sus actividades, se ha vuelto omnipresente precisamente por eso. Los corredores y ciclistas competitivos suelen bromear: “Si no se muestra en Strava, ¿sucedió?”.
¿Pueden hacerte un mejor atleta?
El desafío para los atletas que buscan mejorar su juego con datos es encontrar el tipo de información que sea más útil y determinar con qué frecuencia deben consultarla. Para los profesionales y aquellos que son nuevos en el mundo del ejercicio, menos es más.
“Un atleta principiante y un atleta profesional a menudo usan los dispositivos de manera increíblemente similar”, dice Darian Allberry, jefe de participación de usuarios en Coros, una compañía de relojes GPS. “Quieren saber qué tan lejos han llegado y a qué velocidad han llegado. Más allá de eso, los datos adicionales pueden distraer”, añade.
A principios de este mes, Sara Hall, una corredora de maratón profesional que compite en las pruebas de maratón olímpicas de EE.UU., tiró su reloj GPS a mitad de carrera para evitar distracciones. De manera similar, para los corredores principiantes, es más importante aprender a escuchar las señales de su cuerpo (fatiga, dolores, explosiones de energía) que seguir su ritmo o frecuencia cardíaca.
“Son los atletas intermedios (corredores y ciclistas que buscan alcanzar una marca personal o alcanzar un nuevo hito) quienes pueden obtener los mayores beneficios de los dispositivos portátiles”, sostiene Allberry.
Si se espera correr una maratón más rápido y se quiere intentar moderar el ritmo en función de las “zonas” de frecuencia cardíaca, por ejemplo, un dispositivo portátil puede ayudar a lograrlo. Los ciclistas que planifican su entrenamiento en función de zonas de potencia también podrían utilizar un rastreador. Sin embargo, si se compra uno, hay que asegurarse de que se ajuste a las necesidades propias.
“Pero si simplemente uno está tratando de salir más, el volcado de datos de un dispositivo probablemente no sea del todo necesario”, destaca el Dr. Ethan Weiss, médico de la Universidad de California en San Francisco.
“Tenemos este apego a los datos, a todos nos encantan”, dice Weiss. “Nos encanta medir las cosas por medirlas”.
A veces les dice a sus pacientes que un elemento diferente colocado en su muñeca podría impulsarlos a realizar más actividad.
“¿Consideraste tener un perro?”, relata.
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