La terapia láser, difundida ampliamente en dermatología, también resulta una buena aliada para tratar la incontinencia urinaria y mejorar la calidad de vida
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Un esfuerzo en la rutina del gimnasio, una pelota que corremos en el partido de tenis, cuando levantamos algo pesado en casa o incluso mientras caminamos; diversas situaciones que ocurren de forma inesperada pueden hacernos sentir incómodos, molestos e incluso pueden llegar a limitar nuestra vida social.
La incontinencia urinaria, que aparece con frecuencia en las mujeres a partir de los 50 a 60 años, es una de ellas.
En algunas ocasiones, algo que empieza de manera esporádica y en situaciones puntuales, se agudiza con el tiempo al punto de representar un verdadero problema. El hecho de sufrir este problema provoca que muchas mujeres declinen salidas o incluso se nieguen a realizar deporte, cancelen la asistencia a espectáculos como cine, teatro o recitales, porque saben la incomodidad que les genera.
A pesar de que resulta un problema común, con mayor incidencia en las mujeres luego de la menopausia -aunque también sucede en las más jóvenes-, el doctor Andrés Medrano, médico urólogo (M.N. 95.106) y miembro del Centro Argentino de Urología, asegura que se reciben pocas consultas sobre este tema. “Un 40 a 50% de la población femenina tiene algún tipo de incontinencia pero no todas consultan por falta de información, por pudor o por distintos motivos”, señala.
Para el especialista, la consulta temprana es clave porque suele ser un problema que empeora con el paso del tiempo, “las pacientes suelen consultar recién cuando ya les genera una alteración en la calidad de vida importante. Hay que tener en cuenta que si uno diagnostica temprano luego los tratamientos son menos invasivos y se consiguen mejores resultados”, advierte.
¿Cuántos tipos de incontinencia urinaria hay?
Medrano distingue dos tipos de incontinencia, la llamada de esfuerzo y la de urgencia.
El urólogo explica que la primera ocurre por una alteración en los tejidos del suelo de la pelvis o su debilitamiento (llamado prolapso), o por una mala posición de los órganos, situaciones que favorecen este trastorno.
La incontinencia por esfuerzo suele darse en mujeres con sobrepeso o en aquellas que han atravesado muchos partos, también puede darse por antecedentes genéticos o por el consumo de tabaco -ya que la nicotina puede generar contracciones excesivas en los músculos de la vejiga, lo que aumenta las ganas de orinar.
En el caso de la incontinencia de urgencia aparece como efecto secundario a lo que se denomina hiperactividad de la vejiga. “Son contracciones involuntarias que aparecen en la vejiga en el momento en que se llena y eso dispara una urgencia para ir al baño y un consiguiente escape de orina. Esto sucede más frecuentemente en mujeres postmenopáusicas por los cambios hormonales que se producen en el climaterio”, sostiene Medrano.
En ambos casos, la solución inicial puede ser derivar a la paciente a un tratamiento inicialmente kinesiológico, para la rehabilitación del suelo pelviano, pero, “en el caso de la de esfuerzo puede ser necesaria una cirugía cuando no hay respuesta a los tratamientos no invasivos”, aclara el especialista.
“En el caso de la de urgencia pueden efectivos fármacos vía oral, la aplicación de toxina botulínica o neuromodulación sacra (estimulación eléctrica), como último escalón”, advierte y asegura que cualquiera sea el tipo de incontinencia, el impacto en la calidad de vida es alto porque la persona tiende a aislarse.
Por su parte, María Belén Maza, uróloga (146.060), especialista en Urodinamia y Disfunciones Miccionales también perteneciente al Centro Argentino de Urología, asegura que la incontinencia urinaria no se presenta solamente en las mujeres sino que pueden padecerla personas de cualquier sexo y edad.
“Lo más importante es que todas las personas que padecen incontinencia urinaria sean evaluadas por un especialista que pueda diagnosticar la causa que la genera y la severidad de la pérdida, luego es importante saber la expectativa de cada persona sobre su curación y entonces así poder decidir en conjunto que tratamientos realizar”, explica Maza.
Estos incluyen desde cambios de hábitos, tratamientos no invasivos como la tecnología electromagnética focalizada, otros como terapia kinésica, la medicación tópica en cremas o comprimidos vía oral, u otros más invasivos como los procedimientos quirúrgicos.
¿En qué consiste la terapia lumínica?
Utilizado ampliamente en dermatología, el uso del láser también comienza a ser tenido en cuenta para tratar problemas de incontinencia en nuestro país.
Según la especialista en Urodinamia, las tecnologías láser disponibles varían en su mecanismo de acción y podrían utilizarse en pacientes correctamente seleccionados. “Es un procedimiento que genera desde ninguno a pocos efectos adversos y de baja severidad, con mayor ventaja en las mujeres durante la post menopausia, actuando también sobre otras alteraciones presentes en ese período como la atrofia vaginal”, explica Maza.
Precursor en el tema, el doctor Adrián Gaspar, médico ginecólogo, especialista en Bienestar y Calidad de vida (MN 129.542) y director de Sens Medical desarrolló el láser de uso vaginal en nuestro país en la ciudad de Mendoza en el 2007.
Hay que tener en cuenta que este tipo de terapias se utiliza desde hace algún tiempo a nivel mundial para tratamientos uroginecológicos.
Se trata del láser de erbio Fotona, que define como un tratamiento sencillo, ambulatorio e indoloro que se hace en consultorio. “Este láser genera un proceso térmico (calor) muy bien tolerado que actúa sobre las células de la mucosa vaginal para estimularla y que todo el tejido se regenere y se recupere”, explica.
Gaspar asegura que durante la etapa de la vida fértil de la mujer, normalmente ese estímulo lo hacen los estrógenos, pero, después de la menopausia cuando el cuerpo femenino deja de producir estrógenos en gran cantidad, cinco de cada diez mujeres presentan sequedad vaginal y una de cada tres tienen síntomas urinarios como urgencia miccional e incluso incontinencia. El láser erbio solo necesita unas tres sesiones que se repiten una o dos veces al año en función de la sintomatología y con esto, Gaspar asegura que se evitan problemas futuros que afectan la calidad de vida.
Sin embargo, el especialista aclara que es importante la detección temprana de la problemática. “Por ejemplo, aquella mujer que se le escapa muy poquito de orina cuando juega tenis el fin de semana, si no empieza a hacer algo puede llegar a requerir una cirugía en diez años, por eso el láser representa una opción no solo para mejorar la sintomatología sino para evitar que el problema progrese en el tiempo”, advierte.
En cuanto a las contraindicaciones, asegura que las terapias lumínicas están contraindicadas durante el embarazo, y tampoco se recomiendan si la paciente tiene hemorragias o sangrado, si existe alguna infección o lesión en el canal vaginal que no haya sido diagnosticado o que esté en estudio.
¿Se puede prevenir?
Para Medrano, no en todos los casos es posible una prevención, sin embargo, si se trata de incontinencia de esfuerzo cuando la persona tiene que alimentación sana, no sufre de sobrepeso, no consume tabaco y tiene un ritmo de evacuación intestinal normal, todo esto juega a favor.
Respecto a los cambios hormonales que se producen en la mujer en el climaterio que provocan la incontinencia de urgencia, en estos casos, la prevención resulta más difícil. Como medidas generales para quienes padecen esta problemática, Medrano recomienda un consumo limitado de infusiones como café, té o mate, alimentos picantes, bebidas cola o alcohólicas que favorecen la frecuencia de la micción. “Las pacientes que se levantan mucho a la noche deben reducir la cantidad de líquido desde las 18 o 19 para no sobrehidratarse y poder dormir mejor”, concluye.
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