Un estudio sueco revela qué actividad mejora de la calidad de vida de los pacientes diagnosticados e incluso, podría ser preventivo
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El Centro Argentino de Urología (CAU) manifiesta que el cáncer de próstata es el más común de los cánceres en la población masculina, representando casi un 23%, de los nuevos tumores diagnosticados en hombres. El riesgo de padecer la afección se vincula con la edad y muy pocos casos son diagnosticados en varones por debajo de los 50 años y un gran porcentaje de los diagnósticos ocurren en hombres mayores de 70 años, declara el establecimiento.
Asimismo, otro factor no menos importante sobre el que se debe hacer énfasis es el familiar: “Los hombres con antecedentes de historia familiar con cáncer de próstata, deberían comenzar sus controles a los 45 años dado que cuentan con más probabilidad de contraer la afección”, indica el CAU.
En la Argentina el cáncer de próstata afecta a más de 11.000 casos nuevos anuales y cerca de 3600 fallecimientos. Aunque la edad y la predisposición genética que son los principales factores de riesgo no pueden ser modificados, existen variables que podrían disminuir las posibilidades de padecerlo, como la práctica regular de ejercicio físico.
Los efectos del ejercicio físico y su relación con el cáncer de próstata
La investigación titulada “Asociación entre el cambio en la aptitud cardiorrespiratoria y la incidencia y mortalidad del cáncer de próstata en 57.652 hombres suecos” y publicada en el British Journal of Sports Medicine concluye que los sistemas de salud deben fomentar mejoras en la aptitud cardiorrespiratoria en hombres adultos porque tienen la capacidad de reducir el riesgo de cáncer de próstata.
Los profesionales de la Escuela Sueca de Ciencias del Deporte y la Salud en Estocolmo que llevaron a cabo el análisis, señalan que, a diferencia de otros tipos de cáncer como los de mama, colon y pulmón, en el de próstata hay pocos factores de riesgo modificables con evidencia sólida para reducir las posibilidades de desarrollar un tumor.
Asimismo, son varios los escritos científicos en los que se pone de manifiesto que la actividad física beneficia la reducción del riesgo de varios tipos de cáncer aunque, en el caso del de próstata, los estudios previos sobre su asociación con el ejercicio han sido menos claros y, en algunos casos, contradictorios.
Para poder dar una respuesta definitiva a la cuestión, el grupo de especialistas se dispuso a investigar si la mejora en la aptitud cardiorrespiratoria podría disminuir el riesgo de contraer la afección. Así, analizaron datos de más de 180 mil hombres, incluidos detalles sobre cuánta actividad física realizaban, el estilo de vida que llevaban y el índice de masa corporal para abordar la cuestión en profundidad.
Por ejemplo, alrededor de un cuarto de los participantes realizó pruebas de ejercicio en bicicleta estática para medir la capacidad cardiorrespiratoria, expresada como V02 máximo absoluto y relativo (la cantidad de oxígeno que el cuerpo utiliza durante el ejercicio máximo). Estos se dividieron en tres grupos según: si su capacidad cardiorrespiratoria había aumentado un 3% anualmente, disminuido un 3%, o permanecido estable.
Tras observarlos y realizar un seguimiento durante aproximadamente 7 años, los investigadores encontraron que aquellos cuya capacidad había mejorado un 3% o más al año tenían un 35% menos de probabilidades de desarrollar cáncer de próstata en comparación con los que habían visto disminuida su aptitud física.
A pesar de que el estudio fuese observacional y no puede probar una relación definitiva entre el ejercicio y la prevención del cáncer, los autores resaltan la importancia de la aptitud cardiorrespiratoria en el riesgo de cáncer de próstata.
Coincide con las conclusiones del estudio el Dr. Norberto Bernardo (M.N. 77886), director del Centro Argentino de Urología y profesor titular de la Cátedra de Urología en la Facultad de Medicina de la UBA, quien añade que, indudablemente, el ejercicio físico ha demostrado ser un elemento protector al disminuir el riesgo de desarrollo de cáncer de próstata en varios hombres.
“Sobre todo si se realiza actividad física intensa y se inicia precozmente en la vida, es decir, a partir de los 20 años”, asegura. Sucesivamente, agrega que en el caso de los pacientes que se encuentran diagnosticados, el ejercicio también los beneficia dado que desarrollan una mejor calidad de vida y respuesta al tratamiento. “Mantenerse físicamente activo mejora el estado cardiovascular, disminuye el componente graso del cuerpo, oxigena los tejidos y libera endorfinas que, en conjunto, confluyen en el beneficio de la evolución de los pacientes”, ratifica el Dr. Bernardo.
Los síntomas del cáncer de próstata
La Institución Nacional del Cáncer de los Estados Unidos explica que esta enfermedad en la que se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos de la próstata puede tener diferentes estadíos y presentar síntomas diversos, entre ellos destacan:
- Dificultad para orinar.
- Complejidad para vaciar la vejiga por completo.
- Orinar con frecuencia.
- Disminución o interrupción del flujo de orina.
- Dolor de espalda, cadera o pelvis que no desaparece.
- Falta de aire, cansancio excesivo, latidos rápidos del corazón, mareo o piel pálida a causa de anemia.
En última instancia, el CAU asegura que recientemente hubo un aumento en la detección del cáncer de próstata a través del uso del análisis de sangre del antígeno prostático específico (PSA) y también mediante la cirugía del agrandamiento benigno de la próstata en la que se envía material a analizar a anatomía patológica y, consecuentemente, surge el diagnóstico.
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