Dura tres horas y desde árboles hasta lianas, plantas del aire, mariposas, libélulas, reptiles y diferentes tipos de animales e insectos
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En medio de un paisaje silvestre, la casa de Ricardo Barbetti está rodeada de un ambiente natural que inspira misterio y belleza. Un entorno donde aflora la naturaleza en estado salvaje, repleta de plantas silvestres, que se cuidan solas y forman variedad de hábitats sorprendentes. Más de 200 especies de plantas nativas, entre árboles, lianas, plantas del aire, arbustos, céspedes, cactus, orquídeas, helechos, bulbosas, begonias y muchas más que dan cobijo a otras formas de vida silvestre, como aves, mariposas, libélulas, reptiles, diferentes tipos de animales e insectos.
Oriundo del barrio de Floresta, Ricardo es hijo de Helena Guillemart, artista plástica de 102 años que reside en Estados Unidos junto a sus dos hermanas, y del italiano Bruno Barbetti, “metalúrgico entusiasta, gran empresario, gourmet”, según él mismo lo define. Sus abuelos eran campesinos franceses que se dedicaban mayormente a cultivar uvas para hacer champagne. Incluso hay una marca de espumante francés que lleva como nombre el apellido de su madre, Guillemart.
Barbetti trabajó en la sección acuarios de la famosa veterinaria “Paul” de Buenos Aires, y después en el acuario del Museo Argentino de Ciencias Naturales por más de treinta años, donde desde 1995 se desempeñó como jefe de la Sección Protección Ambiental, dando conferencias, cursos, presentando libros; trabajando como asesor y como guía de visitas guiadas dentro y fuera del museo, diseñando diferentes paisajes nativos y reservas naturales, entre otras cosas. Colaboró con la Fundación Vida Silvestre, el Museo Guillermo Hudson, y con la asociación Aves Argentinas. También es artista plástico.
Desde 1976, vive en un chalet normando construido en 1925 por un ingeniero alemán de apellido Tumer, empresario de la construcción. La casa tiene dos pisos, es de estilo tradicional, la compró su padre, y quedó para él. Está emplazada en un terreno de unos 300 metros cuadrados, de los cuales más de la mitad es jardín. En 2005 fue declarada Patrimonio Cultural y Natural del partido de Vicente López.
Pasión por la naturaleza
Después de años de dar cursos con recorridos en el campo y por el jardín botánico, se le ocurrió a Ricardo hacer visitas guiadas en su propio jardín, actividad que lleva adelante desde hace más de 20 años. Su pasión por la naturaleza se junta con la necesidad de pagar impuestos y gastos de mantenimiento de la casa. El paseo dura tres horas, empieza con una charla introductoria y sigue con la recorrida explicada. A veces empieza o termina con un picnic, merienda o almuerzo, que los visitantes llevan para compartir.
En la visita Ricardo cuenta que la mayor parte de la vegetación del jardín que nos rodea es originaria de la zona, donde existen suficientes especies para hacer un jardín. Y al no intervenir, o hacerlo muy poco, las especies de su jardín conviven en un sistema ambiental sin pesticidas.
Ricardo está solo la mayor parte del tiempo. “Eso tiene ventajas y desventajas: libertad y tristeza”, reflexiona. Esa libertad le permite levantarse entre las cinco y las once de la mañana, recorrer el jardín y ver si conviene o es necesario podar, regar, trasplantar, fertilizar, siempre lo menos posible, para que su jardín funcione lo más naturalmente posible. Permite que la naturaleza se desarrolle sin limitarla. El entorno crece en forma salvaje y reproduce, a su escala, el medio ambiente natural para ser refugio de lo silvestre, plantas y animales. Su principal característica es una fuerte presencia de las plantas autóctonas. También es un refugio que permite a las plantas nativas establecerse por sí mismas y producir ambientes naturales que ayudan a proteger la biodiversidad.
“De a poco fui trayendo plantas, mayormente de la provincia de Buenos Aires. La mayoría salvadas del borde de caminos de campo. Algunas nacieron por sí mismas, las dejé crecer. Ayudé a la naturaleza a desarrollarse. En el jardín no hay líneas ni ángulos rectos, son todas curvas, como las líneas de la naturaleza, de lo viviente, flexible, elástico. Hoy hay más de doscientas especies”, cuenta orgulloso Ricardo.
El recorrido entra a un pequeño bosque de árboles como ceibo, sauce criollo, tala, molle, chalchal, coronillo, laurel nativo (ayuí), caá obetí, anacahuita, gomero nativo, sen del campo, curupí, arrayán del norte, solanum árbol y una palmera pindó. También hay lianas, cubresuelos, helechos, plantas del aire, cactus, orquídeas y hasta un ombú.
Más de 40 tipos de aves
Una de las atracciones del jardín es un laguito con plantas acuáticas nativas y peces, ranas, y libélulas de muchos colores. Un jardín acuático con plantas y plancton que se suma a la variedad de hábitats creados con el mínimo mantenimiento e intervención de su autor.
Ricardo asegura haber visto en su jardín más de cuarenta especies de aves en libertad, como colibríes, lechuzas, carpinteros, cotorras, torcazas, zorzales, horneros y gavilanes. También hay mariposas, arañas, ranitas, abejas, avispas, escarabajos y hasta marsupiales nativos, más conocidos como comadrejas, que según aclara, son muy mansos.
Datos útiles
Casa de la Cultura Naturaleza y Arte
- En La Lucila, partido de Vicente López. Visitas guiadas, sábados y domingos, a las 15 horas.
- A los que llamen para reservar lugar se les dirá la dirección y cómo llegar.
- Informes y reservas: 4799-3455, o por email: godofredo543@gmail.com. Entrada 3 mil pesos.
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