La voz es una herramienta básica en entornos laborales y personales, saber usarla de forma adecuada puede ayudarnos a lograr nuestros objetivos
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Cuando pensamos en formarnos para desempeñar un trabajo determinado, nos preocupamos de estar al día en las herramientas necesarias, ya sean aplicaciones o conocimientos digitales o habilidades humanas. Sin embargo, a menudo pasamos por alto una herramienta fundamental en nuestra labor profesional, especialmente en ámbitos que, como la docencia, exigen un alto grado de capacidad comunicativa: la voz.
Controlar de manera adecuada y hacer un uso profesional de la voz, tanto en el aula como en la sala de reuniones o los contextos donde nos expresamos en público, es esencial. Tiene un impacto significativo en la efectividad de la comunicación, y desde luego es fundamental en una enseñanza de calidad. A través de ella transmitimos no solo información, sino también emociones, y establecemos conexiones con nuestros oyentes.
La voz como herramienta
Una voz bien controlada y utilizada eficazmente puede hacer que lo que comunicamos sea más atractivo y efectivo. Sin embargo, un mal uso profesional de la voz puede llevar a la fatiga, lesiones vocales y dificultades para mantener la atención de quienes nos escuchan.
Un tono de voz adecuado y una pronunciación clara son esenciales para la comprensión y la retención del contenido. Se debe hablar a un ritmo que permita a los oyentes procesar la información y evitar el habla apresurada o monótona; lo mismo ocurre con quienes usan vídeo o audio para comunicarse. La claridad en la pronunciación es especialmente relevante para la comprensión de conceptos técnicos o términos específicos de una materia o tema que estemos tratando.
Enganchar con la voz
La voz es una herramienta poderosa para transmitir emoción y entusiasmo. Los docentes, guías culturales o monitores que muestran entusiasmo por su materia y su enseñanza tienden a involucrar a los estudiantes o participantes de manera más efectiva; lo mismo ocurre en el caso de cualquier uso profesional de la voz: los docentes no escolares, guías de museos o divulgadores audiovisuales, y quienes en su labor realizan entrevistas, visitas, o presentaciones. Variar el tono de voz y la expresión facial puede ayudar a mantener la atención y el interés de clientes, pacientes, oyentes o compañeros.
En los casos en que necesitamos hablar ante un grupo numeroso de personas, como un aula con estudiantes, es fundamental tener suficiente volumen para que todos puedan escuchar. La proyección de la voz es esencial en salas grandes o ruidosas. Sin embargo, el volumen excesivo puede tensar la voz y causar lesiones. El equilibrio es clave.
Los riesgos de no controlar la voz
No controlar adecuadamente la voz puede tener consecuencias negativas tanto en nuestra capacidad de transmitir como en nuestra salud.
Hablar en exceso o de manera inapropiada puede causar fatiga vocal que se manifiesta con síntomas como la ronquera, la sequía de garganta y el dolor al hablar. Puede interferir en la comunicación efectiva.
La fatiga vocal crónica puede llevar a lesiones vocales más graves, como pólipos, nódulos o úlceras en las cuerdas vocales. Estas lesiones pueden requerir intervenciones médicas y, en casos extremos, cirugía.
La falta de control vocal también puede llevar a la pérdida temporal o incluso permanente de la voz. Esto afectaría a nuestro uso profesional de la voz y, por lo tanto, a nuestra capacidad para ejercer la profesión.
Claves para hacer un buen uso profesional de la voz
Ahora que hemos comprendido la importancia de controlar y usar adecuadamente la voz, veamos algunos trucos y consideraciones que pueden ayudarnos a mantener la voz en forma y a maximizar su impacto:
- Descanso vocal: al igual que cualquier otro músculo, las cuerdas vocales necesitan descanso. Si se hace un uso profesional continuo de la voz, como en el caso de docentes o monitores, debemos programar pausas durante la jornada para darle a su voz un respiro. También es importante descansar la voz por completo los días libres y durante las vacaciones.
- Hidratación: mantenerse hidratado es esencial para la salud vocal. Beber suficiente agua ayuda a mantener las cuerdas vocales lubricadas y prevenir la sequedad y la irritación.
- Cuidado de la garganta: el uso de pastillas para la garganta o aerosoles puede aliviar la irritación y el dolor ocasional. Sin embargo, no deben usarse como solución a largo plazo. Si experimenta dolor o ronquera constantes, consulte a un especialista en voz.
- Técnica vocal: aprender técnicas vocales adecuadas es fundamental. Un especialista en voz o un logopeda puede enseñar ejercicios para fortalecer y flexibilizar las cuerdas vocales, lo que mejora la resistencia vocal.
- Control del volumen: aprender a proyectar la voz sin gritar es crucial. Practicar la proyección vocal en diferentes situaciones puede ayudarnos a mantener un volumen adecuado sin forzar la voz.
- Respiración profunda: la respiración profunda desde el diafragma permite un flujo de aire constante que apoya la producción vocal.
- Reducción de tensión: el estrés y la tensión pueden afectar negativamente la voz. Practicar técnicas de reducción del estrés, como yoga o meditación, puede ser beneficioso para la voz y la salud en general.
- Microfonía: si estamos en una sala grande o en un entorno ruidoso, consideremos el uso de un micrófono para reducir la tensión vocal. La amplificación de la voz puede ayudar a mantener la claridad y el volumen.
- Autoevaluación: debemos escucharnos a nosotros mismos de vez en cuando para evaluar tono y pronunciación. También podemos grabar nuestras clases o presentaciones para identificar áreas de mejora.
Por María Jesús Sánchez Soriano, The Conversation