Amanda Marra comenzó a mediados de 2023 con una serie de síntomas que la inquietaron; cómo fue el largo recorrido que hizo hasta que los médicos le dijeron qué tenía realmente
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En julio de 2023, la dermatóloga Amanda Marra comenzó a sentir una intensa fatiga y a tener fiebre de forma continua. Estas fueron las primeras manifestaciones de leptospirosis en su organismo.
La enfermedad está rodeada de estigma porque se transmite más comúnmente a través de la orina de ratas infectadas con bacterias, y esto suele asociarse con lugares con falta de saneamiento básico y condiciones higiénicas precarias.
Como no pensó que hubiera entrado en contacto con algo aparentemente tan alejado de su realidad, Amanda creyó que tenía Covid-19 o una gripe fuerte, y acudió a urgencias de un hospital de alto nivel de su ciudad, São Paulo, en Brasil. “El médico me dio el alta sin levantar sospechas. Regresé a casa con los mismos síntomas y me hicieron pruebas que indicaron anemia y niveles bajos de potasio”.
Debido a su formación como médica, Amanda sabía que los niveles bajos de potasio eran algo poco común. “Una conversación con una amiga nefróloga fue lo que me salvó”, recuerda. “Ella me dijo que un nivel bajo de potasio acompañado de fiebre indicaba la necesidad de solicitar una prueba de leptospirosis, que me sugirió junto con varias otras. En ese momento pensé que era una exageración, pero lo hice”.
El resultado positivo sorprendió a Amanda, sobre todo porque la leptospirosis se transmite a través de la orina de animales infectados con la bacteria leptospira a través de agua, barro o tierra contaminada. El microorganismo puede ingresar a través de la piel cuando hay contacto prolongado con el agua o a través de heridas (como cortes), así como a través de las mucosas, que son zonas húmedas del cuerpo, como los ojos, la nariz y la boca.
“No pasé por ninguno de los escenarios de transmisión más comunes en los meses anteriores. No estuve presente en inundaciones, no toqué desechos... Fue un shock total. Sé que la leptospirosis puede ser muy grave. Tenía miedo de morir”.
Su sospecha, que no fue confirmada, es que la infección se produjo a través de alimentos contaminados, una forma de transmisión considerada rara. Ella y su novio pedían comida con frecuencia en un restaurante y él también dio positivo, a pesar de que solo sentía dolor en la pantorrilla, como manifestación de la enfermedad.
Tratamiento
Amanda pasó dos días internada en el hospital recibiendo antibióticos por vía intravenosa, luego fue sometida a algunas semanas más de tratamiento y hoy se ha recuperado por completo.Tras su experiencia, comenzó a grabar videos con el objetivo de concienciar a sus seguidores sobre la leptospirosis.
“Mi diagnóstico habría sido más rápido si la enfermedad no estuviera estigmatizada, y entendida como algo que ocurre solo entre la población socialmente vulnerable”, dice. “Traté de utilizar esta experiencia para ayudar a otras personas a reconocer la enfermedad y saber que, aunque algunos tienen mayor riesgo, le puede pasar a cualquiera”.
Cómo se transmite y se manifiesta la leptospirosis
La leptospirosis es una enfermedad infecciosa que afecta principalmente a personas que viven en zonas urbanas con malas condiciones sanitarias.
“Involucra un aspecto social, ya que esto sucede en lugares donde hay contacto con este tipo de suciedad, es decir, orina de rata, lo que demuestra que estos animales están presentes”, explica Jaques Stajnbok, supervisor de la UCI del Hospital Emílio Ribas. “Estas condiciones están relacionadas con problemas socioeconómicos, especialmente en grupos sociales con menos recursos. En general, estas son las personas que terminan enfermándose”, añade.
El período de incubación, es decir, el tiempo entre el contagio de la enfermedad y el tiempo que tarda la persona en manifestar los síntomas, puede variar de 1 a 30 días, pero normalmente ocurre entre 7 y 14 días después de la exposición a situaciones de riesgo.
La fase inicial de la leptospirosis comienza con la aparición repentina de fiebre, que suele estar acompañada de dolor de cabeza y muscular, y en ocasiones es difícil de distinguir de otras causas de fiebre aguda, como la gripe o las infecciones virales.
En aproximadamente el 15% de los pacientes, la enfermedad progresa a la fase tardía, que presenta manifestaciones más graves y potencialmente mortales. La forma clásica de leptospirosis grave es el síndrome de Weil, caracterizado por la tríada de ictericia (una afección que deja la piel y los ojos de color amarillo debido a la acumulación de bilirrubina en el cuerpo), insuficiencia renal y hemorragias.
La hemorragia pulmonar, caracterizada por lesiones y sangrado intenso en los pulmones, ha sido cada vez más reconocida en Brasil como una manifestación peligrosa y significativa de la leptospirosis en la fase tardía.
En dicho país, por ejemplo, la enfermedad provocó 2711 contagios y 236 muertes, según el Ministerio de Sanidad. “Nos dimos cuenta de que la enfermedad tiene momentos específicos en los que aumentan los casos, debido al contacto con materiales que contienen la bacteria que la causa. Por ejemplo, durante las inundaciones, las personas que enfrentan estas situaciones tienen más probabilidades de enfermarse”, afirma Jacques Stajnbok.
Además de estos momentos, son habituales los casos en los que las personas corren un mayor riesgo de contacto con la bacteria. Algunos ejemplos son las personas que trabajan en la limpieza de alcantarillas, barrenderos, recolectores de basura, agricultores y veterinarios.
Cómo se diagnostica la leptospirosis
La leptospirosis es una enfermedad que frecuentemente se subestima y de la que no se informa mucho en todo el mundo. “El diagnóstico de leptospirosis no es fácil y las pruebas disponibles, como la prueba serológica llamada microaglutinación, sólo se solicitan cuando la sospecha es alta”, explica Stajnbok.
“Esta prueba requiere que se extraiga sangre al ingresar el paciente y se repita entre 7 y 10 días después para evaluar la respuesta inmunológica”.
El experto agrega que algunos pacientes con afecciones más graves mueren antes de que se confirme la enfermedad. “Estos pacientes son registrados como casos probables de leptospirosis, no contribuyendo a las estadísticas de casos reales, especialmente los más graves”.
Según Stajnbok, la prueba inicial negativa no descarta la infección por leptospira, que solo puede ser validada después de realizar la segunda prueba en el momento adecuado para permitir el desarrollo de anticuerpos. “Desafortunadamente, este enfoque no se adopta ampliamente debido a la complejidad y la falta de recursos”.
A juicio del experto, el hecho de que la leptospirosis muchas veces sea olvidada por su estacionalidad y prevalencia en los grupos más pobres dificulta los avances en el diagnóstico y tratamiento.
*Por Giulia Granchi
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