Crece la preocupación por lo estético en todos los niveles socioeconómicos y a raíz de ello la Cosmetología cobra mayor protagonismo: figura entre las carreras más elegidas según el ranking de la UBA
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En el último ranking de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre las carreras más elegidas, una de las que resultó con mayor crecimiento fue Cosmetología. Con una duración de tres años, la Tecnicatura Universitaria en Cosmetología Facial y Corporal está entre las que más crecieron entre 2019 y 2022, con un 40% más de alumnos registrados. ¿La razón? Según Graciela Ferraro y Mercedes Lafrenz, directora y vicedirectora de dicha tecnicatura, respectivamente, por un lado, tiene que ver con la tendencia mundial muy marcada hacia el cuidado estético en todos los niveles socioeconómicos, culturales y étnicos. Y a raíz de ese creciente interés por cuidar el órgano más extenso de nuestro cuerpo, surge la necesidad de contar con personas profesionalizadas con criterio ya sean médicos o auxiliares para atender esta demanda creciente. “En este caso, las cosmetólogas tienen un papel preponderante y es por eso que la Facultad de Medicina de la UBA al ser pública y gratuita brinda un espacio para la formación de manera inclusiva, además de una salida laboral promisoria por la excelencia y diversidad de las materias abordadas en su formación. Estas son las principales razones por las que esta tecnicatura tiene una matrícula numerosa”, explican.
Mientras que, para María Inés Hernández, médica especialista en Dermatología (M.N. 99153) y asesora de Laboratorios Andrómaco, la tendencia responde a un notable incremento en el interés en la sociedad por el cuidado de la piel. “Esto trae una mayor demanda de profesionales para consultar acerca de rutinas y tratamientos para mantener y mejorar la salud de la piel, a lo que se le suma aumento de la demanda de tratamientos de estética”, aclara. Entre los temas que más traen consultas a nivel piel están el control de lunares, el cuidado diario facial, la hidratación de la piel del cuerpo, el envejecimiento cutáneo y también se evidencia un llamativo aumento de la consulta para aprender e incorporar la fotoprotección.
En los últimos años, en especial durante la pandemia y el período de aislamiento, la gente evidenció un interés por mantener su piel saludable; así subieron las visitas a tutoriales, tratamientos en casa, consultas a través de videollamada. “Como dermatóloga me alegra que cada vez hay más conciencia y se le dé más importancia al cuidado de la piel, que se incorpora desde edades tempranas como un nuevo hábito saludable en nuestra vida cotidiana”, sostiene Hernández.
Por su parte, Cristina Pascutto, médica dermatóloga y ex presidente de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), coincide en que a partir de la pandemia hubo una movida sobre los cuidados de la piel. “Quizás tenga que ver con este órgano visible, expuesto, que nos protege, que nos contiene, y que, nos comunica y nos hace ver bien o mal ante el otro. Esto sucedió a través de las redes sociales donde los influencers con algunos buenos consejos y otros no tanto, incentivaron el cuidado de la piel. Todos los días tenemos consultas sobre patologías, pero también sobre cómo cuidarse la piel, qué productos usar. Hubo un aumento significativo, no tenemos estadísticas, pero lo vemos en la consulta habitual”, explica Pascutto.
Cuidar nuestra barrera protectora
Los cuidados básicos de la piel incluyen una adecuada higiene, hidratación y fotoprotección diaria. “Cada profesional debe adaptar las indicaciones de diferentes productos de acuerdo al tipo de piel del paciente y a sus necesidades, sin perder de vista las preferencias personales. En este sentido hay algunos pacientes que tienen más tiempo y disfrutan de rutinas de cuidado con más pasos y otros que se inclinan por rutinas express, cortas y muy precisas”, sostiene la especialista en dermatología.
El cuidado de la piel es, además, la mejor herramienta para la detección y previsión de patologías. En el caso de las cosmetólogas, desde su lugar pueden orientar y sugerir consultas tempranas a los diferentes especialistas. “Esta es la diferencia fundamental que se da a la cosmetología en la Facultad de Medicina, integrar a sus profesionales como agentes de salud y que no solo se vea como una banalidad sino como el mantenimiento de la piel en salud, sin excesos, con la importancia que hoy tiene la barrera cutánea en la salud a todas las edades”, advierte Ferraro. Esto permite el binomio médico-cosmetológico, es decir, un trabajo conjunto en el que se complementa el trabajo de la cosmetóloga con el de los médicos que derivan en distintos tratamientos como el acné, fotoenvejecimiento, tricología, tratamientos corporales, oncología, etc.
La tecnicatura de la UBA tiene entre sus inscriptos un grupo etario entre 20 y 40 años, en su gran mayoría mujeres, “pero hemos tenido alumnas de alrededor de los 60 y 70 años que iniciaron la carrera desde el CBC y la terminaron, si bien no son la mayoría tampoco fueron pocas y vale la pena destacarlas, ya que muestran que se puede estudiar a cualquier edad y que la cosmetología tiene una salida laboral sin importar la edad. También notamos que muchas alumnas piden su traslado de otras carreras de grado a esta por la posibilidad de una salida laboral pronta ya que pueden ser auxiliares de muchas especialidades además de su ejercicio profesional independiente”, aclaran Ferraro y Lafrenz.
Se aprende sobre el manejo de la piel de todo el cuerpo y cara y se orienta a formar al profesional para el reconocimiento de lesiones para derivar al paciente a un tratamiento médico, en estos casos actúan como agentes de prevención de la salud. Además, se ven materias como maquillaje social, terapéutico y teatral, tecnología cosmética (uso de aparatos), dermopigmentación, química cosmética, historia de la cosmetología, manicuría, inglés, marketing digital, bioética, anatomía, fisiología y psicología. En total son unas 24 materias de curriculares y 4 electivas, de las cuales dos son obligatorias.
“Elegí esta carrera porque me gusta acompañar y asesorar a la gente en su decisión de verse bien, de cuidarse sanamente de manera consciente y sin prometer resultados milagrosos que son los que abundan. Busco un enfoque más médico y justificado de los tratamientos estéticos”, dice Anabela Peirano, estudiante de la tecnicatura que tiene 43 años y vive en Vicente López. Por su parte, Luisanna Giorgetti, también alumna de esta carrera de la UBA, de 25 años que reside en la localidad de Muñiz, sostiene que optó por esta carrera porque le gusta el mundo de la estética y ayudar a las personas. “En Venezuela estudiaba medicina y cuando me vine a Argentina, por temas de trabajo y tiempo no pude seguir, pero esta carrera también ayuda a las personas, que fue lo que siempre me motivó en lo que quería para mi futuro. A nivel profesional y laboral, mi proyecto es tener mi propio gabinete y sumar gente o incluso manejarme en el ámbito hospitalario”, cuenta.
Sobre la formación de quienes tratan la piel de las personas, Pascutto asegura que en el caso de la cosmetóloga es una auxiliar de la dermatología. “Muchas veces son personas bien formadas y otras no tanto. Hay tecnicaturas que tienen ciertos requisitos para inscribirse como el secundario completo, y ofrecen una buena formación. Pero también hay otras que ofrecen capacitación sobre procedimientos a cualquier persona, las capacitaciones deben hacerse dentro del ámbito adecuado”, advierte.
Sin embargo, en este “boom” o furor por la piel, para Ferraro y Lafrenz está presente un cambio sociocultural importante que se dio en las últimas décadas por el que el individuo dejó de ser para parecer. “En este cambio evolutivo de la sociedad mundial, la estética empezó a jugar un papel importante en esa transformación del parecer más joven, más delgado, más a la moda y estos cambios tuvieron consecuencias positivas y también negativas”, sostienen.
Y agregan “verse bien en el mundo actual es fundamental para mujeres y hombres, es parte del éxito esperado para insertarse en el mercado laboral y tener aceptación social. Estos últimos años cada vez son más pacientes-clientes de nuestros gabinetes, consultorios y/o clínicas que viene por un cambio o cuidado. Sin embargo, en este punto, los profesionales de la estética deben tener en cuenta el límite de los que se solicita y la integridad psíquica de la persona tanto como por su salud integral”, finalizan.
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