Un joven futbolista peruano de 27 años murió de un paro cardíaco tras tomar agua helada luego de jugar un partido. Su familia sostiene que la ingesta de este líquido fue la causa de la muerte . ¿Es posible?
La víctima se llamaba Ludwin Flores Nole y participaba de la liga amateur cuando se descompensó luego de un encuentro, según explicó el medio Perú 21 que entrevistó a la viuda. "El médico nos dijo que sufrió un paro cardíaco fulminante", explicó la mujer y agregó que el profesional le aclaró que al haber tomado haga muy fría con el cuerpo muy caliente le provocó un "corte de digestión", que se trata de un reflejo cardiovascular que llevó a una alteración del ritmo cardíaco.
La mujer explicó que la trágica muerte ocurrió el 1° de mayo pasado. "Para aplacar la sed fue hasta la heladera y tomó un vaso de agua muy fría. Poco después se puso mal, le dolía el pecho y lo llevamos a una clínica, pero falleció en el trayecto. El médico nos dijo que había sufrido un paro cardiorrespiratorio fulminante".
En diálogo con LA NACION, Roberto Peidro, director del Instituto de Ciencias del deporte de la Universidad Favaloro, explicó que una situación como la del joven peruano es algo extraordinario, pero hay antecedentes de casos similares. "Primero deberíamos saber si tenía alguna enfermedad previa que desencadenó el infarto. Más allá de eso, pueden ocurrir casos de muerte por consumir agua helada por dos situaciones diferentes", dijo.
"Si no tuviese ninguna enfermedad de base, sí puede desencadenar el frío una reacción en el corazón, pero es rarísimo. Esto puede ser por dos mecanismos: una es el sistema nervioso autónomo que baja la frecuencia cardíaca, baja la presión arterial y puede generar un síncope con pérdida del conocimiento, en general, benigno. La otra posibilidad es que sufra un espasmo coronario por un mecanismo reflejo también, que provoca una isquemia, que es la falta de sangre en el corazón y esto lleva a una arritmia grave que provoca la muerte. Si pasó alguna de las dos en este caso, no lo sabemos", resumió Peidro.
Para evitar generar alerta en la población, el profesional remarcó: "Es muy raro, pero puede ocurrir. Pero no hay que dejar de tomar agua después de hacer actividad física. Puede ser fría, no helada. Tomar de a 100 centímetros cúbicos", dijo.
Luego recordó un estudio que realizó hace 15 años con un caso similar: "Se trataba de un chico nadador que, cuando salió de la pileta, tomó una bebida gaseosa helada y le dio un síncope. Entrenaba ocho horas diarias. Por suerte, lo pudieron colocar rápidamente en una ambulancia y atenderlo. Está vivo y sin ninguna secuela".
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