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El intestino es un órgano desconocido que tiene mucho que decir sobre las personas
Todas las superficies y cavidades de nuestro cuerpo están tapizadas de microbios, es decir que tenemos microbiota en diferentes partes como la piel, la vagina, entre otras. Si ponemos las bacterias de nuestro cuerpo una al lado de otra, podemos dar la vuelta al mundo 2,5 veces.
Dentro de estos ecosistemas, el ubicado en el intestino es uno de los más densamente poblados de la tierra: tenemos más de 1000 especies bacterianas únicas diferentes. Esta red ecológica es muy dinámica y plástica ya que en función de nuestra genética y hábitos se adapta y transforma.
Se pude decir que es como una huella dactilar que nos identifica, 1/3 de su composición es común a todos pero 2/3 es específica de cada uno. Nuestros microorganismos tienen características distintivas que podrían utilizarse para identificarnos. ¿Habrá detectives de nuestro mundo interior?
La microbiota intestinal es la interfaz que conecta el mundo exterior con el interior, es la puerta de entrada a nuestro cuerpo. Este superorganismo se compone de trillones de microorganismos que habitan dentro de nuestro intestino y mantenerlos en cierto equilibrio es necesario para el buen funcionamiento de nuestro sistema digestivo, metabólico, inmune y nuestro bienestar emocional, además del papel imprescindible que tienen en la prevención de distintas enfermedades.
Para tomar conciencia de su magnitud, el genoma humano se compone de 23.000 genes y nuestro microbioma intestinal (genes de los microorganismos) codifica más de 3 millones de genes que producen millones de metabolitos. Es decir que somos menos humanos de lo que creíamos.
Este nicho ecológico es único y personal ya que el conjunto de bacterias que lo integran es característico de cada persona y está determinado principalmente por nuestros hábitos, nuestro entorno y hasta nuestra manera de llegar al mundo. Todo lo estudiado a la fecha modifica de alguna manera el ambiente intestinal, entre los factores más influyentes: la forma de nacimiento (parto vaginal o cesárea), haber o no recibido lactancia materna, el uso de antibióticos, estar en contacto con la naturaleza, tener mascota, vivir en la ciudad, dormir poco, estar estresado. También sabemos que más allá de esto, el principal factor que la modifica es la dieta, lo que comemos y lo que no de manera habitual.
Loa bichitos que alojamos en nuestro intestino se alimentan de lo que nosotros comemos (carbohidratos, proteínas por ejemplo), y nos proveen de innumerables beneficios para nuestra salud, además de contribuir a nuestro bienestar físico y emocional.
Pareciera que conociendo la composición genética de estos bichitos podríamos identificar a una persona. El estudio del microbioma humano es una disciplina relativamente nueva, es más lo que desconocemos que lo que sabemos pero ¿llegará el día en que esta “huella digital de genes microbianos” pueda ser una herramienta habitual para identificar personas?
Tenemos muchos desafíos por delante para que, apoyados en la ciencia y en el conocimiento, logremos investigar e identificar todo el potencial que nos brinda conocer y cuidar a nuestro mundo microbiano para contribuir a una buena salud y por qué no ¡a nuestra identidad!
Guadalupe Benavídez es nutricionista y Coach de salud especializada en Microbioma intestinal y cambio de hábitos e integrante del Grupo de Trabajo de Microbiota Intestinal y Enfermedades Crónicas de la Sociedad Argentina de Nutrición.
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